Elísabet Benavent ha vendido más de 800.000 ejemplares de sus 15 novelas
Elísabet Benavent ha vendido más de 800.000 ejemplares de sus 15 novelas - Maya Balanya

Elísabet Benavent, la tecla azul que mueve a miles de lectoras

En cuatro años la escritora ha publicado 15 novelas y ha vendido 800.000 ejemplares

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No cuesta encontrar a Elísabet Benavent (Valencia, 1984) en medio de la Feria del libro. La rodea una suerte de aura alegre, que se materializa cada cinco minutos en forma de admiradoras que la felicitan y le piden fotos. También ayuda su pelo azul, que destaca en el mar de cabezas curiosas que navegan por el Paseo de Coches del Retiro (hoy el lago está vacío). «Empecé en diciembre por las puntas, pero al poco me lo teñí entero», recuerda Benavent. Con la literatura le pasó lo mismo: de escribir en los tiempos muertos a dedicarle una media de ocho horas al día.

Desde 2013, momento en que nació su primera novela, «Los zapatos de Valeria», Benavent ha publicado 15 obras y ha vendido más de 800.000 ejemplares. Estamos ante una escritora incansable que arrastra miles y miles de seguidoras. Para muestra, una escena. El año pasado, durante la Feria, no bastó una tarde completa para atender a todas sus seguidoras, pero ella se negó a dejarlas sin su momento. «Casi nos cierran el Retiro con nosotros dentro. Acabamos firmando en un banco, de noche, iluminándonos con la linterna de un móvil, muertos de la risa», recuerda. Para prevenir atascos, este año firmará en la carpa principal sus últimas obras: «La magia de ser nosotros» y «La magia de ser Sofía».

Mientras caminamos entre las casetas, varias niñas la paran y la saludan. Uno tarda en descubrir que son admiradoras lo que tardan ellas en sacar la cámara: el trato de Benavent es cercano y cariñoso, como si todos esos encuentros fueran pequeñas amistades efímeras. De hecho, algunas de sus primeras seguidoras, las que la conocieron cuando se autopublicaba en Amazon, se han convertido en amigas con las que sale a cenar cuando tiene ocasión. «Tengo una relación muy cercana, pero es que con ellas no podría ser de otra manera» explica, sonriente, la autora. Hablamos en femenino porque su público está compuesto casi exclusivamente por mujeres. «La edad es muy dispar: desde jóvenes de 15 años hasta señoras de 65. Me hace mucha ilusión cuando vienen una madre y una hija que comparten lectura», apunta. No exagera: antes de despedirnos dos amigas de unos cincuenta años le piden una fotografía.

Quizá el motivo inconsciente por el que lleva el pelo azul es que un día tuvo miedo de volverse gris, de consumirse en una vida que nunca había imaginado. Fue al terminar de estudiar, cuando consiguió un empleo en el departamento de comunicación de una multinacional. «Empecé a resignarme y todo mi mundo se concentraba en el trabajo. Pero yo quería seguir teniendo cosas fuera de aquel lugar, cosas que me motivaran», recuerda. «No era tan malo, pero… sí. La verdad es que ya se me he olvidado un poco», bromea.

Benavent aprovechaba los resquicios de libertad para escribir. «Empecé haciendo historietas para mis amigas y las leíamos los fines de semana. Pero eran cosas más para mí. Esto de escribir era como un sueño imposible», cuenta. A fuerza de teclear, terminó dando forma a una novela: «Los zapatos de Valeria». Sus amigos, a base de insistir, consiguieron leerla. «Fueron ellos los que me buscaron toda la información para autopublicar en Amazon», dice Benavent antes de suspirar. «Pasó todo tan rápido». Tiene razón: fue en septiembre de hace cuatro años, poco antes de empezar a trabajar con la editorial Suma de Letras.

Tuvieron que pasar siete novelas hasta que decidió abandonar la monotonía de la oficina por la literatura. Fue en el momento en que su editora le confirmó que era viable. «Me senté con mi marido, hicimos números y me tiré a la piscina», explica. Curiosamente, ahora también trabaja en una oficina. «Empecé escribiendo en casa, pero no había horario de entrada ni de salida y las jornadas laborales se convertían en todo el día» afirma mientras ríe. En otras palabras: salir de casa para trabajar menos.

Detrás de su sonrisa imborrable y del tono alegre de sus palabras (habladas, escritas) se esconde una autora seria con una gran disciplina de trabajo. Cada día, al margen de la literatura, intenta dedicar cuatro horas a sus redes sociales, ese lugar donde es famosa bajo el pseudónimo de BetaCoqueta. «En la editorial somos una quinta de autores a la que nos llaman “los nacidos en redes”. Empezamos autopublicando y con nuestros blogs. Eso no se te puede olvidar nunca: tienes que saber de dónde vienes».

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