Carme Riera fue elegida para la silla «n» de la Real Academia Española
Carme Riera fue elegida para la silla «n» de la Real Academia Española - EFE

Carme Riera: «Los políticos no atajan la piratería por puro populismo»

Es de las pocas autoras en catalán que ha declarado su rechazo abierto del independentismo. Su esfuerzo se centra hoy en la defensa gremial de los escritores

Madrid Actualizado: Guardar
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La escritora Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948) vive últimamente viajando sin parar entre Barcelona y Madrid. Allí desarrolló la mayor parte de su carrera literaria y su actividad docente como catedrática universitaria. Aquí, su elección para la silla «n» de la Real Academia Española, el reciente premio Nacional de las Letras Españolas y también la presidencia del Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro) –la entidad de gestión de derechos de autor de los escritores– la han convertido en una figura de gran relevancia pública. Es de las pocas escritoras en catalán que ha declarado su rechazo abierto del independentismo y ello la ha significado en un ambiente cultural como el de Cataluña, que vive, según comenta, distorsionado por la política.

Pero más allá del «monotema», ahora su esfuerzo se centra en la defensa gremial de los escritores desde la presidencia de Cedro, a la que llegó al principio del verano. Problemas como la prevalencia de la piratería o el último conflicto de los autores con Hacienda, ocupan buena parte de su esfuerzo

—¿Cómo es su visión de la cultura del derecho de autor en España?

—La veo un poco enfermita, con problemas. Los derechos de autor no se respetan demasiado en nuestro país. Tenemos una tradición contraria a eso, si comparamos nuestros datos con Francia, que me parece un país extraordinario en ese sentido porque es capaz de amar su cultura y a sus autores.

—Aquí supongo que también queremos a los autores...

—¡Qué va! Esa tradición no la tenemos. Supongo que va ligada a la escuela.

—Vamos a concretarlo para que se entienda bien. ¿Bajarme un libro (gratis) de una web (pirata) no expresa amor por el autor, por mucho que nos guste leerle?

—No es amor por ese autor, es un falso amor por ese autor, porque le estás perjudicando gravemente en sus derechos. Me ha pasado incluso con algún libro mío, que lo vieron en una página en la que no debía estar.

—¿Y qué les dice?

—Que así no me interesa que llegue a más gente, me interesa más educar a la gente para que respete los derechos de todos, del mismo modo que pedimos que la sanidad llegue a todos, que la cultura llegue a todos. ¿Verdad que la sanidad no es gratis, que la pagamos entre todos? Pues la cultura también.

—¿Qué le va a pedir Cedro a las Administraciones bajo su presidencia?

—La lista de peticiones es bastante amplia, pero se me ocurre que lo de la educación es básico. Si educamos en la norma de que no hay que bajarse ni películas, ni música, ni libros, ni fotocopiarlos sin pagar por ello, por copia o por una licencia, algo lograremos. Si no conseguimos educar a la gente en la norma iremos mal todos.

—Pero ha habido Universidades y otros ámbitos públicos que distribuían sin licencia. ¿Piratas?

—La Administración debe ser la primera, sobre todo el ámbito educativo, que obtenga las licencias necesarias. Tienen que dar ejemplo.

—¿No basta con las medidas legales que tenemos?

—Hay que pedir es más vigilancia contra la piratería. Leyes que la combatan, porque sin esas leyes no vamos a ninguna parte. Leyes eficaces. Miremos a los países de Europa, pensemos lo que pasa en Alemania cuando alguien piratea.

—Allí sancionan al infractor. ¿Por qué un político europeo mira el problema más de frente y toma medidas aunque sean impopulares y un político español, hasta donde sabemos, no ha sido capaz?

—Habría que preguntárselo a ellos. Yo creo que es por puro populismo. Como la gente joven está acostumbrada al pirateo, porque nadie les ha dicho que esto está tan mal como nosotros decimos, temen perder votos. Piensan que no les van a perdonar, que les verán como un ogro, cuando en realidad creo que educar a la ciudadanía es positivo y acabará dando votos detrás de los que hay un porqué.

—¿La falta de medidas más tajantes es por una perspectiva populista del problema?

—A Podemos mucha gente lo llama Pudimos, porque está ya en esa línea.

—¿En cuál?

—En la de haber hecho populismo que no conduce a ninguna parte.

—¿Y el Gobierno y los otros partidos?

—Evidentemente. El día que el Gobierno rebajó por ley la copia privada era en cierto modo para que las multinacionales tecnológicas se beneficiaran y no hubiera un conflicto con ellas, cuando en realidad se hacía un flaco servicio al país.

—¿Se sienten los autores impotentes o abandonados?

—No todo el mundo conoce Cedro. En Francia la tradición de la asociación de escritores tiene más recorrido. Por eso estoy muy interesada durante mi mandato en que la gente lo conozca y se asocie. No es lo mismo representar a mil que a treinta mil.

—¿España sería mejor con más sociedad civil, más organizada, asociada?

—Cuando la sociedad civil sea fuerte y la gente se asocie más, los partidos tendrán mucho más respeto a la gente cuando llegan al poder. No podrán darles la espalda a los problemas.

—Debemos pensar qué debe hacer cada uno para que mejore la situación.

—Es mi caso. Si estás en contra tienes que dar la batalla. Por eso estoy yo aquí, dando un paso al frente y aceptando responsabilidades en Cedro. Está el poema de Alberti que dice «Las palabras no bastan». Yo estoy de acuerdo hasta ahí. Con el resto del poema no.

—¿Cómo acaba?

—«Balas, balas, balas». Y no, balas de ninguna manera. Pero las palabras no bastan.

—¿Cuál es la agenda inmediata que presentará al ministro de Cultura que salga de las elecciones?

—Estamos tratando ahora mismo de lograr un acuerdo con la Conferencia de Rectores, la CRUE, y esperamos que se alcance. Yo soy profesora universitaria y me parecería inaceptable que no se llegase a ese acuerdo. La Universidad hace copias y reparte textos por lo tanto los derechos de autor tienen que tener allí una compensación económica.

—Lo mismo que ocurre en el resto del mundo.

—Exactamente. También nos hemos entrevistado con responsables de cultura de los distintos partidos y las buenas palabras las tenemos. Un país que no respeta los derechos de autor no es tercermundista porque eso sería ofender a los países del Tercer Mundo. Es un país que va a la deriva. Un país que no tiene I+D –y los autores participamos de eso– va a la deriva.

—También son Marca España, ¿un concepto solo económico?

—Pues debería hacer más hincapié en la cultura si no lo ha hecho. Un sector que respalda el 4% del PIB. Además, ¿qué podemos ofrecer en un mundo globalizado? ¿Los coches que fabricamos de la misma marca que los de otros países? En realidad, la cultura que fabricamos, literatura, cine, música, son propios de aquí. Si queremos potenciarlo, los derechos de autor son la condición sine qua non.

—¿Cree que esa es una idea que tiene clara la clase política?

—Quizá no, pero para eso está Cedro, para recordársela. Hemos estado con el ministro y con los responsables de los partidos, para trasladarles esta «buena nueva», yo la llamo así, de lo importante que son los derechos de autor. Y los de los editores, estafados por las descargas ilegales. Los autores no solo son los de creación, también están los de manuales escolares, de textos científicos. Hemos ido a las Academias (la Española, la de la Historia) y al Instituto de Estudios Catalanes en una campaña para explicar lo que es Cedro. Cuantos más seamos, mejor.

—Hay polémica ahora entre los escritores jubilados a los que Hacienda quiere obligar a elegir entre cobrar pensión o tener ingresos profesionales. ¿Cómo está este asunto?

—Todas las entidades estamos en esto. Los escritores que se jubilan solo pueden cobrar la jubilación y no un artículo, una conferencia o un derecho de autor de un libro publicado. Hacienda obliga a elegir por una ley de 2012 que se empieza a aplicar ahora porque se cruzan los datos de Seguridad Social con los de Hacienda. La gente está muy fastidiada porque el fisco les obliga a devolver ahora el dinero. Este colectivo tiene jubilaciones tan pequeñitas que solo se pueden compensar con ingresos profesionales que, por otra parte, pagan a Hacienda la retención correspondiente.

—¿Y desde el punto de vista cultural?

—Me preocupa más. ¿Vamos a silenciar a una persona solo porque tenga 65 años? ¿Ya no puede escribir, dar un concierto, hacer una película salvo que lo haga gratis? Yo creo que está muy mal pensado. Una mujer de un escritor se quiso tirar por la ventana cuando vio la cifra del dinero que le pedían, que jamás podría pagar.

—¿Y cómo compatibiliza todo esto con la Academia Española?

—Bien. Ahora estamos con muchas candidaturas. Mari Paz Bataner, una lingüista, es una candidata que se presenta en solitario, lo cual es una ventaja. Es una persona muy valiosa y encantadora.

—¿Se ha cerrado la polémica del Diccionario?

—Hubo un problema con la palabra gitano en su acepción de trapacero. Muchas veces se dice aún, pero por las protestas se optó por poner una mención a un uso indebido. ¿Queremos que lo políticamente correcto marque nuestras vidas? Por supuesto, estoy en contra del insulto, pero el uso normal del lenguaje te lleva a ser políticamente incorrecto en ocasiones si tratas de regenerar las palabras, si quieres que estén vivas. Si quieres ser un telediario…

—Acabaría el Diccionario como Cortázar lo llamaba: el cementerio de la Real Academia Española.

—Exactamente, o como dijo Rubén Darío cuando hablaba de que en la Academia Española –lo hacía Pereda concretamente– se referían a «los relieves del yantar por limpiar, fijar y dar esplendor a los restos de la comida».

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