LIBROS

«Todos marcharon a la guerra», el manuscrito enterrado de Vogel

La literatura centroeuropea de los años de fuego -la II Guerra Mundial y el nazismo- tiene en el judío David Vogel a uno de sus escritores más secretos. De hecho, esta novela permaneció perdida, enterrada

El escritor judío David Vogel
Mercedes Monmany

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Novela autobiográfica rescatada milagrosamente después de la Segunda Guerra Mundial, «Todos marcharon a la guerra», del escritor judío David Vogel, nacido en Satanov, hoy Ucrania, en 1891, sería, lo mismo que «Suite francesa» de Irène Némirovsky , un caso único en su género. Ocultándose tras el seudónimo del pintor Rudolf Weichert, Vogel narraría la crónica del día a día de la suerte corrida por miles de refugiados l legados a Francia huyendo del fascismo y de Hitler que, de repente, al estallar la guerra, se vieron concentrados en diversos campos de internamiento por la policía francesa.

El manuscrito de Vogel, escritor en hebreo, aunque había crecido en la región de Podolia, en un ambiente y familia donde se hablaba el «yiddish», sería enterrado en un jardín y rescatado después de la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente, de su obra compuesta por poesía y narrativa, este libro sería el único escrito en «yiddish» . Como en el caso de otro gran clásico que narraba el caos de aquellos días de refugiados y perseguidos en Francia, la espléndida novela «Sin visado» de Jean Malaquais (Sajalín), o de «Scum of Earth» (1941), de Arthur Koestler, la novela de Vogel describe de forma espléndida aquel angustioso frenesí de disposiciones a veces contradictorias y totalmente arbitrarias dictadas por las autoridades francesas de un día para otro en un mundo azaroso donde tan solo reinaba el caos y el desconcierto . Sobre todo para los judíos, moneda de cambio favorita.

El caso de Vogel fue siempre un caso especial. Se trataba de un autor que escogió escribir en hebreo en la Europa Central en una época en la que prevalecía sobre todo el alemán como lengua de proyección y difusión literaria. Sobre todo para alguien como él que en 1912 se trasladó a Viena para abrirse camino , ciudad donde ambientaría varias de sus libros. De él se publicó en nuestro país en 1994 su única novela aparecida antes de morir, «Una vida de casado» (Anaya & Mario Muchnik), y «Una novela vienesa» (Minúscula, 2014).

Días de zozobra

En 1925 Vogel se instaló en París, aunque emigró a los pocos años a Palestina con su segunda mujer. Regresado a la capital francesa, tras pasar un tiempo en Polonia y Berlín, su novela o crónica de aquellos días de zozobra, «Todos marcharon a la guerra», comienza el 3 de septiembre de 1939, el día en que Francia declara la guerra a Hitler y un año antes, a su vez, de que este país sea ocupado por los alemanes. Vogel y su hija de 10 años salen hacia el sudeste de Francia donde su mujer Nada se está recuperando en un sanatorio. Internado como ciudadano austriaco en diversos campos, será liberado cuando los alemanes invadan el país.

Durante años circularon todo tipo de historias sobre lo que fue de su vida en los años siguientes. Periódicos de Palestina lo daban por «desaparecido» . Hoy se sabe ya con certeza -como recuerdan los traductores Rhoda y Jacob Abecasis, a los que se debe la recuperación en nuestro país de un gran número de espléndidos autores en lengua «yiddish», como los hermanos Isaac Bashevis Singer y Yehoshua Singer y siguiendo por Der Níster y David Bergelson, entre otros-, que Vogel fue detenido por la Gestapo en Lyon, encarcelado, y trasladado al campo de tránsito de Drancy, junto a París, de donde salían los transportes hacia Auschwitz , lugar en el que sería asesinado en 1944.

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