LIBROS

«Rimas. Poesías que recuerdo del libro perdido», los gorriones de Bécquer

Pulcra edición, debida al «becquerómano» Agustín Porras, del poeta sevillano, uno de los autores más conocidos y reconocidos de la Historia de la Literatura en español

Bécquer en su lecho de muerte, retratado por Vicente Palmaroli (1870, Museo del Romanticismo de Madrid)
Luis Alberto de Cuenca

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No solamente hay golondrinas en Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870). También hay otra aves presidiendo su poesía. «El Libro de los gorriones» -conservado en la Biblioteca Nacional desde 1896, año en que la viuda de Ramón Rodríguez Correa lo vendió, por la módica cantidad de veinticinco pesetas, a nuestra primera institución bibliotecaria-, es el título que dio Gustavo Adolfo a un voluminoso libro de actas de 600 páginas que le regalaron en junio de 1868 y donde pretendía reunir una «colección de proyectos, argumentos, ideas y planes de cosas diferentes que se concluirán o no según sople el viento». Un proyecto que no llegó a realizarse en su integridad, pero que consta, al comienzo del libro, de una «Introducción sinfónica» y un fragmento en prosa titulado «La mujer de piedra» y, a partir de la página 529 y hasta la 600, de setenta y nueve rimas llamadas a ocupar un lugar de excelencia en la poesía española contemporánea, de la que son sus primeras y acaso más altas manifestaciones, pues Bécquer es la raíz del árbol poético que ha ido creciendo y desarrollándose en España a lo largo de los últimos ciento cincuenta años.

Todo eso lo cuenta, de forma tan amena como erudita, el «becquerómano» malagueño Agustín Porras en el magnífico prólogo que antecede a su edición de esas «Rimas» que el poeta sevillano recordó de memoria y dejó escritas en el «Libro de los gorriones», fuente evidente de las que aparecieron en la edición póstuma (1871) de las «Obras» de Bécquer prologadas por Correa, aunque existan variantes, a veces significativas , entre el texto manuscrito de Bécquer y el impreso por sus amigos unos meses después de su muerte. Hace poco edité las «Rimas» en Reino de Cordelia, ateniéndome de forma rigurosa a las contenidas en la edición de 1871 e incluyendo en apéndice las composiciones que no figuran allí, pero que sí aparecen en el libro de actas manuscrito por Gustavo.

Joyas líricas

Ahora, Agustín Porras nos ofrece las rimas del«Libro de los gorriones» en el orden en que aparecen en él , que no es en absoluto el que presenta la edición impresa. Son los dos criterios que pueden seguirse a la hora de editar la poesía becqueriana, y resultan complementarios, pues siempre que se sigue una u otra fuente se hace constar entre paréntesis el número con que aparece cada pieza en la fuente no utilizada, lo que permite comparar el proceso creativo de Bécquer en ambos casos.

Toda esa labor de memoria reconstructiva que llevó a cabo Gustavo Adolfo Bécquer en la casa toledana que compartió durante quince meses con su hermano Valeriano, separados ambos de sus esposas y con cuatro niños pequeños a su cargo, hizo posible que sus joyas líricas sobrevivieran al extravío del original que había dejado en el despacho de su protector, Luis González Bravo, con destino a la imprenta, poco antes de que la Gloriosa estallase en nuestro país e Isabelona tuviera que hacer las maletas.

Fiesta memorable

Porras, que es un enamorado de la obra de Bécquer y le ha dedicado no pocas entradas bibliográficas, de enorme interés todas ellas, nos regala en su edición una pulquérrima transcripción del «Libro de los gorriones» enriquecida con unas notas imprescindibles de lectura, varias simpáticas ilustraciones del propio editor, un álbum de doce páginas a todo color -reunido por Francisco Carvajal-, con imágenes que recuerdan algunos de los lugares y personajes relacionados con las «Rimas», y un poema escrito para la ocasión por el poeta aragonés Ángel Guinda , titulado «Las claves del mañana».

Todo ello hace de esta edición, auspiciada por el sello editorial toledano El Perro Malo , una especie de fiesta memorable en honor de Gustavo Adolfo Bécquer, padre y maestro mágico de la poesía española contemporánea.

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