LIBROS

Ricardo Piglia y la suma de los días imaginarios

El autor de «Plata quemada» culmina con este tercer tomo los diarios de su «alter ego» Emilio Renzi

El escritor argentino Ricardo Piglia (1941-2017)
Arturo García Ramos

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Hay que llegar a las últimas páginas del tercer volumen de los diarios de Emilio Renzi y transitar desde 1957 hasta 2007 para dar con la razón de ser de esta obra amplia e irreductible . Centenares de páginas de lucidez insensata que se proponen la «totalización imposible», la creación de un texto inestable y sin fin, con la radicalidad constructiva que pretendían las grandes creaciones alterar las formas de la novela. Ricardo Piglia aborda el diario como una máquina que registra el «flujo indeciso de los hechos». En el diario encuentra el medio predilecto para expresar la materia mutable de la vida y el dolor intenso de la escritura. Vida y creación: un universo colmado de hechos y sueños, de delirios reales y de días imaginarios. De un lado la vida y al otro la escritura.

En estos años, a la orilla de la vida pertenecen las angustias de la dictadura desde marzo de 1976 y el horror de que mengüen los amigos para sumar el número de los desaparecidos, la posibilidad del exilio, la precariedad. Nunca antes tuvieron tanta justificación estos cuadernos: la incertidumbre obliga a un «presente continuo». La escritura será su única salvación , una forma de sortear el odio y la barbarie. Y no sólo los diarios, porque en esos años Piglia escribe su obra narrativa más importante: « Plata quemada », «Respiración artificial».

El asedio de la culpa

«Los diarios», la obra mayor de Renzi/Piglia, le liberan de las obligaciones formales de la novela dando entrada a las múltiples obsesiones que circulan contradictorias en esa esfera virtual inconfundible del creador argentino: la memoria afanada en anotar el instante para fijarlo, un proceso selectivo que es una delicada elaboración artística , y el olvido, la amenaza de la escritura, de la identidad, del ser. Traza el hilo del laberinto argentino que le lleva a Sarmiento, a Arlt , a Borges... y lucha contra la idea irresistible del exilio. Se enamora con frecuencia pero el amor no es antídoto suficiente para desvanecer la idea del suicido.

Lo mejor está en sus búsquedas de procedimientos para contar de un modo distinto

La obra de Renzi nos ofrece el retrato más acabado de un artista de incontables facetas. A Emilio Renzi le interesa menos el relato de los hechos que la reflexión. El pensamiento de esta sombra de Piglia extiende su inquietud sobre todo: un libro, una melodía, una película. Lo mejor está en esa lúcida percepción de lector insaciable («Si me quitan lo que he leído, ¿qué me queda?»), o sus búsquedas de procedimientos para contar de un modo distinto.

Un reto que se propone en esa novela corta intercalada , «Un día en la vida», un relato de remate sobre el tiempo estancado donde se superponen pasados, presentes y futuros, un ejercicio magistral de anulación del tiempo como culminación de esa suma de días que es un diario. Una vida que ha llegado a ese final en que se siente la amenaza del pasado porque la culpa lo asedia, porque la prolija realidad lo saca de su solipsismo para contradecir aquella provocación de Joyce : «Ya que no podemos cambiar la realidad, cambiemos de conversación».

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