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Una de las escenas del vídeo de Verónica Ruth Frías - V. R. F.
ARTE

El reggaeton que le hace sombra a «Despacito» este verano viene del ámbito del arte contemporáneo

El nuevo vídeo de Verónica Ruth Frías, titulado «A mi mami le gusta el arte contemporáneo», es un viral en redes con el que la artista andaluza intenta acercar con humor el arte contemporáneo al gran público

MADRID Actualizado: Guardar
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Una locura, un sindiós. Paredes blancas, fotos rotas, cosas por los suelos y hasta vídeo-creación. Esto es lo que le viene de repente a la cabeza a cualquiera que entre en un museo o una galería de arte y no esté familiarizado con la creación actual. La artista Verónica Ruth Frías recoge estos pensamientos, les pone música y los convierte en la letra de un reggaeton. Concretamente, la de «A mi mami le gusta el arte contemporáneo», un proyecto en forma de vídeo que está haciendo las delicias de los internautas en la web.

«Yo soy gamberra de nacimiento, y el vídeo responde a este lado canalla que tengo», explica. Sin embargo, este nace de una idea muy seria: acercar el arte contemporáneo al público que no está familiarizado con él.«Yo no he tenido la suerte de haber contado como madre con Juana de Aizpuru –la famosa galerista–, por lo que en muchas ocasiones me cuesta explicarle a la gente cercana por qué te dedicas a lo que te dedicas y qué siginifica lo que producen otros artistas.

Sin duda alguna –continúa Frías– mi Ítaca sería poder compartir todo lo que para mí es importante, también mi profesión, con los míos».

La música como arma

¿Y qué mejor manera que hacerlo a través de algo que nos resulte cercano a todos?: «En ese sentido, la música es un buen arma –explica la autora del vídeo–. No tiene límites. Tenemos muchos prejuicios para entrar en una galería, en un museo, pero ninguno para rastrear por Spotify e investigar». El plan trazado por Verónica Ruth Frías suponía apropiarse de los ritmos pegadizos y las letras machaconas de las fórmulas latinas para inocular el gusto por lo contemporáneo en todos nosotros, y hacerlo situando como protagonista a su propia madre (con la que ya había trabajado anteriormente en proyectos como «Yo quiero mucho a mi mamá»).

«No he tenido la suerte de haber contado como madre con Juana de Aizpuru, por lo que en ocasiones me cuesta explicarle a la gente cercana por qué me dedico al arte»

«El vídeo no debe ser entendido como una crítica al mundo del arte, sino un homenaje a mis artistas», expone su autora. De hecho, el que la conozca reconocerá en el mismo a sus autores fetiches ( Cristina Lucas, Eugenio Merino, Ana Mendieta...), así como otros guiños personales (como la alusión a los «ladrillos dorados mal colocados», de su pareja, el también artista Cyro García, que ha hecho las veces de cámara en la producción). Por otro lado, a Frías le sirve para afilarse las uñas e incluir cierto tono feminista en la cinta, tan en la línea con el discurso que le es propio: «El reggaeton es una música de letras tremendamente misóginas. Ese “mami” que tanto utilizan y que cosifica a la mujer, aquí es la razón de ser de toda la historia que se cuenta. Por otro lado, he conseguido que haya paridad en cuanto a los artistas hombres y mujeres a los que se alude». Frías reconoce, sin embargo, que ha elegido expresamente más imágenes de obras de ellas que de ellos para ilustrar su discurso.

Amigos y colegas

Sin lugar a dudas, el vídeo «A mi mami» se sale de la línea habitual del trabajo de la artista. Dos años ha estado trabajando en él, uno, componiendo la letra. «Pero tenía que sacarlo ahora, en verano. Es cuando tenía más sentido». En él han colaborado muchos otros agentes de la cultura (como el comisario Adonay Bermúdez o el sonidista Javier Ramos Ruiz) y de la ciudad de Málaga, donde se ha rodado (junto a los centros mencionados aparecen las salas de la galería JM). No en vano, la pieza termina en una inauguración en Casa Sostoa, a la que acuden artistas como Gonzalo Fuentes, Joan Lara o Lola Guerrera (entre muchos otros amigos), creadores emergentes «a los que emborrachar» y muchos de los cuales «darán que hablar» (en alusión a la sección de ABC Cultural encargada de dar a conocer a los nuevos valores de la plástica y las letras: «Tenía que meteros –señala Frías– por lo mucho que hacéis por nosotros»).

El plan trazado por Verónica Ruth Frías suponía apropiarse de los ritmos pegadizos y las letras machaconas de las fórmulas latinas para inocular el gusto por lo contemporáneo en todos nosotros

El vídeo de Ruth Frías ha tenido muy buena acogida en las redes sociales. María del Carmen es ahora una pequeña estrella –«aunque costó mucho convencerla y el día que lanzamos esto, me decía que sentía tanta vergüenza que no quería salir de casa»–. La pieza se presenta libre de derechos, porque su autora no busca hacer negocio con él. «Es algo que me apetecía hacer –concluye–. Un pequeño homenaje, otro más, para hacer accesible el arte a la gente. Su tono es muy cercano y coloquial, con letras muy parecidas a las de Enrique y Ana. Lo bueno del reggaeton es que es una música a la que le va bien cualquier estribillo que le pongas». El resultado, sin duda, es muy (papi) chulo. ¡Que tiemble Luis Fonsi!

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