ARTE

Pessoa, maestro de artistas en Portugal

Fernando Pessoa tuvo un papel de gran relevancia en las formulaciones de las vanguardias artísticas lusas. El Museo Reina Sofía lo ilustra

«Autorretrato en un grupo», de Almada Negreiros

JOSÉ JIMÉNEZ

Siempre es una gran ocasión volver a Pessoa. Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-Lisboa, 1935) es uno de los más grandes escritores de las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX. De su obra en prosa destaca especialmente el Libro del desasosiego , un diario íntimo que escribió entre 1912 y el año de su muerte. Quedó inédito hasta su publicación póstuma, muchos años después, en 1982. Su obra poética, de una intensidad admirable, está caracterizada por la pluralidad de voces.

Este último aspecto se concretó en su utilización de otros nombres: heterónimos, cada uno de los cuales tenía rasgos de expresión diferentes. Pessoa llegó a forjar más de cien heterónimos , y, entre los que alcanzan mayor proyección, podemos recordar a Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro de Campos, y al que figura precisamente como autor del Libro del desasosiego : Bernardo Soares.

«Todo se evapora»

En una de las anotaciones del Libro , Bernardo Soares escribe: «Todo se me evapora. Mi vida entera, mis recuerdos, mi imaginación y lo que contiene, mi personalidad, todo se me evapora». Aquí está una de las claves más profundas de la escritura y el pensamiento de Pessoa: la idea de desdoblamiento. En línea de lo que había abierto Arthur Rimbaud con su afirmación «Yo es otro», el portugués concibe la expresión como una forma abierta de expresión en los otros. En síntesis: el yo no es algo dado, sino el resultado de una construcción.

La escritura de este poeta-pensador se abrió también hacia el diálogo y la interacción con las otras artes, y tuvo un papel de gran relevancia en las formulaciones y despliegues de las vanguardias artísticas en Portugal. Con gran acierto, esta sugestiva exposición (coproducida por el Museo Reina Sofía y la Fundación Calouste Gulbenkian de Portugal), sitúa en Fernando Pessoa el punto de referencia de ese proceso entre 1914 y 1936.

De ahí el título de la muestra: Pessoa. Todo arte es una forma de literatura , una cita del artículo del heterónimo Álvaro de Campos «Otra nota al azar» (publicado en 1936). En él leemos: «Todo arte es una forma de literatura, porque todo arte consiste en decir algo. [...] En todas las artes que no sean la literatura hay que buscar la frase silenciosa que contienen [...]. [...] Líneas, planos, volúmenes, colores, yuxtaposiciones y contraposiciones son fenómenos verbales dados sin palabras, o si no a través de jeroglíficos espirituales».

Como puede apreciarse, el planteamiento de Pessoa se sitúa en uno de los ejes centrales de los movimientos vanguardistas, que buscaban tanto la transgresión de los límites de los géneros artísticos tradicionales, como nuevas síntesis de los mismos en un marco de pluralidad expresiva.

Volver a Pessoa como una gran ocasión para entrar, o sumergirse de nuevo, en la viva y estimulante escena de las vanguardias artísticas en nuestra hermana Portugal, algo que nos faltaba en España. La exposición se abre con un cuadro excelente, un magnífico retrato de Pessoa, realizado por José de Almada Negreiros (1893-1970) en 1964. Fuera por tanto del arco temporal de la misma, pero totalmente adecuada su inclusión por lo que aporta como visión retrospectiva.

Primeros espadas

Se han reunido más de 160 obras (pinturas, dibujos y fotografías...), de unos 20 artistas. Entre ellos, se presentan de forma destacada las obras de Amadeo de Souza Cardoso (1887-1918), quien, a pesar de su muerte prematura, es una de las figuras más relevantes del periodo, y de quien pudo verse una muestra monográfica en 1998 en la Fundación Juan March . También las del matrimonio Robert y Sonia Delaunay , quienes vivieron entre España y Portugal durante los años de la Primera Guerra Mundial. E, igualmente, las del antes mencionado Almada Negreiros, de quien el año pasado se mostró una amplia retrospectiva en la Fundación Calouste Gulbenkian, en Lisboa.

Se presenta así mismo un importante conjunto de documentos: cartas, manuscritos, revistas, libros… En ellos se puede apreciar las diversas e importantes relaciones que fluían entre intelectuales y artistas de Portugal y España en aquel periodo. Cruces y relaciones de importancia especial en el caso de Almada Negreiros y Ramón Gómez de la Serna . Hay también documentos fílmicos, entre los que considero particularmente importante la primera película del destacado director Manoel de Oliveira (1908-2015): El Duero, trabajo fluvial (1931), en su versión ya con sonido de 1934.

El itinerario se estructura en cinco secciones, tres de ellas con nombres de «ismos» acuñados por Pessoa: «Paulismo» , «Interseccionismo» y «Sensacionismo» , que se completan con otras dos, una dedicada a las artes escénicas y otra al cierre del periodo con el rótulo «Modernidad» .

¿Qué vemos, qué sentimos, ante este amplio despliegue de las vanguardias artísticas en Portugal? Pienso que el aspecto más destacable es el cosmopolitismo de los artistas , que modulan diversos tipos de lenguajes plásticos en plena sintonía con los cambios de la época. Eso sí, con rasgos propios, autónomos, con una intensa capacidad para representar los desajustes, las distorsiones.

Especialmente relevante es la fuerza satírica que podemos apreciar en muchas de las obras. En una línea que nos lleva de nuevo a Pessoa, en un texto sobre las caricaturas de Almada Negreiros de 1913: «El arte llamado satírico es aquél cuyo propósito consiste en traducir un objeto, sin error en la traducción, a otro inferior a sí mismo.» Forma y sátira: las vanguardias artísticas en Portugal.

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