Detalle de «Cantora», de Mariano Fortuny, que forma parte de la exposición
Detalle de «Cantora», de Mariano Fortuny, que forma parte de la exposición
MÚSICA

«Patrimonio Flamenco», el flamenco se va a la biblioteca

Una exposición en la Biblioteca Nacional de España ofrecerá un sintético pero exhaustivo recorrido por la historia del flamenco, con especial atención a sus orígenes

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Pocos saben que la primera mujer en aparecer frente a una cámara de cine fue una bailaora: Carmencita Dauset, cuñada de Rojo el Alpargatero, padre de los cantes de Levante. Después de cruzar los Pirineos para vender en París los bailes españoles, Dauset tuvo el arrojo de atravesar el Atlántico rumbo a Estados Unidos, donde sus actuaciones causaron sensación. En 1901, reunió a 12.000 personas en el Madison Square Garden. Chase y Sargent la convirtieron en musa de sus cuadros. Su pionera aparición en el cinematógrafo data de 1894: son veinte segundos sin sonido, que abren una ventana sobre los orígenes del baile flamenco. La película se encuentra en la Biblioteca Nacional de España y forma parte de la exposición «Patrimonio Flamenco. La historia de la cultura jonda en la BNE». No es el único tesoro flamenco que la Biblioteca Nacional guarda en sus archivos. También está la que puede considerarse como la partitura más antigua del origen del flamenco, un fandango de 1705, y la primera grabación de un cantaor realizada en cilindros de cera a finales del siglo XIX.

La exposición nace como una celebración del flamenco («la tradición cultural española más reconocida en el mundo», en palabras de sus comisarios Teo Sánchez y David Calzado) y uno de sus principales objetivos es contar su primera y menos conocida etapa, la de los orígenes. Por convención, la fecha de arranque de la historia del flamenco se sitúa en 1847, año en que se publican las «Escenas andaluzas» de Estébanez Calderón y aparece el artículo «Un cantante flamenco» en el diario «El espectador». Son los primeros testimonios escritos de un arte mestizo que se ha fraguado en épocas anteriores amasando en la oscuridad elementos de distinta procedencia (populares, africanos, árabes…).

Los anti y los pros

Otro de los aspectos más originales de la exposición es el espacio concedido a los «antiflamenquistas». Por lo general, la postura inicial de la prensa y de los intelectuales fue de oposición al flamenco, interpretado como un signo del retraso cultural de España. «El antiflamenquismo es un movimiento que viene de los inicios y es importante para que el flamenco haya crecido», afirma Calzado. La Generación del 98 se significa públicamente en contra del flamenco con la excepción de los hermanos Machado (que eran hijos del padre de la flamencología, Demófilo). Estas críticas harán que acuda en defensa del género una nueva generación de intelectuales como Falla y Lorca, cuyos esfuerzos culminarán en la organización del Concurso de Cante Jondo de Granada en 1922.

Los tres genios

La exposición recoge materiales distintos. Está la guitarra modelo «Tablao» que Ramírez crea para los guitarristas flamencos; están objetos cotidianos como las cajas de cerillas o los envoltorios de las tabletas de chocolate de la época, para mostrar la difusión capilar de la estética relacionada con lo flamenco; están obras de grandes artistas visuales del pasado (Fortuny, Picasso) y del presente (Tàpies, Guinovart, Gordillo, Barceló) que han puesto su lápiz o pincel al servicio del género. Además del vídeo de Carmencita Dauset, se proyectarán seis fragmentos de otras tantas películas relacionadas con el flamenco, entre las que no podían faltar «Los tarantos», de Francisco Rovira-Beleta (con una inconmensurable Carmen Amaya) y «Carmen», de Carlos Saura. Entre el material fotográfico (Avedon, Juan de Gyenes, Vicente Ibáñez), una curiosa instantánea retrata a los miembros del grupo Kiss, sin disfraz ni maquillaje, mientras bailan en un tablao junto a Blanca del Rey: un reconocimiento implícito de la importancia que estos locales han tenido en la difusión del flamenco.

La última sección está dedicada a los tres genios: Camarón de la Isla, Paco de Lucía y Enrique Morente. «Después de ellos, el flamenco es otro, es más ancho. Ya cabe todo», explica Calzado. Antes de salir, el público tendrá la oportunidad de escuchar las voces de Manolo Caracol, Pepe Marchena y otros, recogidas en las prehistóricas grabaciones sobre cilindro de cera y disco de pizarra; también podrá descargárselas en el móvil y llevárselas a casa. Prodigios de la digitalización.

La exposición de la Biblioteca Nacional ofrece un recorrido por el universo flamenco sintético y al mismo tiempo representativo de sus múltiples facetas, con el objetivo de satisfacer tanto al especialista como al neófito.

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