Doug Peacock, autor de «Mis años grizzly»
Doug Peacock, autor de «Mis años grizzly»
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«Los osos grizzlies me salvaron. Luego vi que estaban en peligro»

¿Cómo puede un exboina verde convertirse en ecologista y en defensor de los animales? En el caso de Doug Peacock, autor de «Mis años grizzly», la respuesta está en el poder y la belleza de la vida salvaje, ahora amenazadas por el cambio climático

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La historia del oso grizzly, también conocido como «Ursus arctus horribilis», por su aspecto fiero y terrible, es la de América del Norte. En el pasado, este oso pardo de pelo amarillento (de ahí el nombre de grizzly) provocaba tanto temor a los indígenas que estos lo consideraban como un enviado de los dioses para inspirar humildad al hombre. Pero hoy en día, el grizzly es una reliquia de tiempos mejores, y los excesos humanos, como la caza, el urbanismo y la destrucción sistemática de la Naturaleza, lo han convertido en una especie amenazada. Para Doug Peacock (Alma, Míchigan, 1942), el grizzly es también la historia de su vida. Este boina verde voluntario en Vietnam regresó a su país marcado por las heridas invisibles de la guerra.

Perdido y sin rumbo, se internó en las montañas del Oeste de Estados Unidos en busca de lo salvaje. Asegura que fueron las montañas y, en especial, los bellos y peligrosos grizzlies, los que le salvaron la vida. O al menos los que le dieron un nuevo sentido a su existencia. Después de décadas de excursiones y observación cuidadosa de los grizzlies, incluyendo muchos sustos, Peacock se ha convertido en un reconocido ecologista que trata de proteger los últimos rincones salvajes.

¿Por qué escribió «Mis años grizzly»?

Lo escribí después de volver de Vietnam. Estaba cabreado y loco, de alguna forma, pero entonces empecé a vivir en la Naturaleza. Cuando conseguí sentirme cómodo, comencé a acercarme a los osos y a prestarles atención. Creo que de alguna manera los grizzlies salvaron mi vida. Luego vi que ellos estaban en peligro, así que decidí trabajar para protegerlos. La gente me animó años después a compartir esta experiencia que para mí fue tan sanadora

¿Aún están en peligro?

Sí, en Yellowstone la última década de calentamiento global ha hecho declinar la fuente de alimento de los grizzlies, los piñones de los pinos de corteza blanca. Pero no solo eso. El calentamiento global ha golpeado duramente nuestro país en los últimos 10 años. Las cosas están cambiando muy rápido, puedes verlo año a año. El clima va a ser más seco, va a haber más incendios, el hielo de verano del Ártico va a desaparecer esta temporada por primera vez en la Historia, el permafrost se está fundiendo... Es un asunto que da mucho miedo.

¿Entonces por qué aún hay gente en Estados Unidos que niega el cambio climático?

Bueno, mi conjetura es que las personas hemos evolucionado para ver las cosas a corto plazo. Creo que, en resumen, evolucionamos para hacer frente a peligros como un tigre escondido, pero no para ver peligros que aumentan de forma más gradual, o que parece que solo afectan a extranjeros, en la otra parte del mundo. Pero la gente que piensa de esa manera tiene que saber que el cambio climático le va a alcanzar de todos modos. Va a ocurrir a finales de siglo, y va a afectar a nuestros hijos.

¿Qué le gustaría lograr en su lucha por los grizzlies?

Básicamente, me gustaría averiguar si la humanidad y la civilización todavía son capaces de comprender la Naturaleza. Los osos grizzlies tienen exactamente el mismo objetivo que nosotros: sobrevivir. Suena metafórico, pero los humanos somos básicamente igual que los osos grizzlies y que el resto de los animales. Hoy voy a Alaska y a Yellowstone para que los niños tengan la misma oportunidad que yo tuve de comprender... Mientras viva haré todo lo posible para que los grizzlies sigan viviendo en este planeta.

«El cambio climático viene realmente rápido. Va a ocurrir a finales de siglo y va a afectar a nuestros hijos»

¿Aún confía en que el hombre salve la Naturaleza?

Creo que el ser humano es parte de la Naturaleza, pero, mientras que nosotros vamos y venimos, ella se queda. Nosotros, los humanos, ya no estamos a cargo, no podemos pensar que podemos disparar a los animales, que viven y mueren igual que nosotros. Es una locura.

Nosotros vamos a luchar literalmente por nuestra supervivencia en los próximos 50 años. La agricultura va a derrumbarse globalmente a causa del cambio climático y no vamos a poder alimentar a todo el mundo. Y cuando eso suceda van a estallar guerras. Un número incontable de personas cree que la civilización se va a colapsar, que las centrales energéticas se van a apagar y que nuestra organización va a desaparecer. Este es el motivo por el que lucho con encono por los osos y por los humanos: no podemos permitir que algo así ocurra.

¿Qué depredador le da más miedo, el humano o el grizzly?

El humano ha inventado el genocidio, pero los animales no son capaces de cometer atrocidades así. Los depredadores no matan por placer o por ampliar su territorio. El humano es un animal mucho más peligroso. Nosotros creamos estados fuertemente armados, capaces de bombardear y de destruir ciudades enteras.

Usted se alistó como voluntario, ¿volvería a hacerlo?

No, ya luché en una guerra lo suficiente. Pero lucharé el resto de mi vida por una causa justa, por los animales como los grizzlies, para que puedan vivir en el planeta con nosotros.

Escribió que adora el peligro que trnsmiten los grizzlies. ¿Todavía le atrae?

Realmente amo el sabor del peligro en mi vida. Pero hablo del peligro orgánico; no del peligro de una guerra, sino del que se esconde entre los arbustos. Tiene la forma de osos, jaguares o tigres, animales que llegado el caso pueden saltar hacia ti y devorarte, siguiendo un guión natural. Hay algo sano en sentir el peligro que hay más allá. Estamos encerrados en nuestras vidas sociales a diario y creo que es sano experimentar el bosque y el momento.

«Somos la especie más evolucionada y debemos darle derechos a otras formas de vida»

¿Cuál fue el momento más terrorífico que recuerda en medio de la naturaleza?

Probablemente el momento en el que me topé con un grizzly negro. Miré a sus ojos y supe que venía a por mí, pero tuve mucha suerte y cambió de idea. Si no, yo no estaría aquí (ríe).

¿Y el peor momento de Vietnam?

Fue una vez en la que helicópteros americanos abrieron fuego encima de mí y de mis compañeros. Estábamos en lo alto de un risco. Se llama «trending fire». Esos pájaros terribles abrían fuego con sus miniguns y sus ametralladoras, y tú estabas desnudo. Era aterrador.

¿Deberíamos concederles más derechos a los animales?

Sí. Hace poco vi la noticia sobre el gorila del zoo de Cincinnati. Un niño cayó al foso de un gorila y los responsables del parque sacrificaron al animal para protegerlo. Argumentaron que la vida del niño era más valiosa que la del gorila. No estoy de acuerdo. Creo que ambas vidas son valiosas, creo que los animales tendrían que tener derechos al igual que nosotros tenemos derechos. El valor de la vida no puede medirse, no puede hacerse una clasificación de buenos animales o malos animales. Eso es lo que siento, no creo que la vida humana valga más que la vida de otro ser vivo.

Entonces, ¿cree que estamos al mismo nivel?

Nosotros somos la especie más evolucionada y debemos mostrar responsabilidad. Tenemos tantas habilidades adaptativas, tanta inteligencia, y tanta capacidad no solo para vivir en el mundo sino para preguntarnos por qué estamos aquí y qué vamos a hacer... Parte de esa responsablidad debería consistir en concederles derechos a otras formas de vida.

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