Ginés Sánchez, autor de «Dos mil noventa y seis»
Ginés Sánchez, autor de «Dos mil noventa y seis»
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«Dos mil noventa y seis», después del Apocalipsis

Ambiciosa, pero desigual, es esta novela de Ginés Sánchez que nos sumerge en un mundo futuro de pesadilla

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Ginés Sánchez (Murcia, 1967), poseedor de una trayectoria narrativa reconocida y premiada (con el premio Tusquets de novela, entre otros) tiene la virtud añadida de no repetirse. Cada novela da un paso más en exigencia y explora nuevos territorios. Esta vez el de la distopía, con un relato que condensa esa estirpe literaria situando en el título una fecha lejana en la que un mundo nuevo habrá surgido. Solo una de sus partes, la más extensa, responde al título, «Dos mil noventa y seis», en tanto que otras nos instalan en 2056, 2086, 2116 y 2126. Que la parte más extensa se llame como toda la novela quizá obedezca a que en esas doscientas páginas está el meollo por así decir político, ya que cuenta la llegada de sus dos héroes centrales, Enis y su amada Andera, a una especie de castillo o Corte de un dictador de nombre Taner que domina a la sociedad superviviente con una mezcla de crueldad y seducción.

Es una pena que la novela, que había alcanzado hasta llegar a ese lugar una de las cumbres estilísticas más bien escritas en riqueza evocadora que he leído en bastante tiempo, se pierda en escenas cuya reiteración y minuciosidad le hacen perder fuerza.

«Déjà vu»

Ginés Sánchez llena su prosa de gran potencia en las imágenes, contiene un soberbio ritmo de la frase y desarrolla fulgores en las descripciones cuya inspiración ya querrían muchos poetas. Pero no ha medido igual de bien que una novela soporta mal la acumulación, si la sucesión de páginas, por brillante que sea, no añade una tensión que la desplace a lugares que el lector no haya visto.

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