La muerte pública de Laëtitia Perrais

Ivan Jablonka se acerca desde la sociología y la historia a un suceso que conmocionó a la sociedad francesa

Jaime G. Mora

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Laëtitia Perrais desapareció la noche del 18 de enero de 2011. Tenía 18 años. Su hermana encontró la moto de Laëtitia volcada en un arcén de la carretera de la Rogère, al oeste de Francia, y así comenzó una investigación que no se cerró hasta varias semanas después, cuando dieron con los restos del cadáver. El asesino, un expresidiario, un bárbaro adicto a las drogas, la violó y luego la descuartizó. Durante todo el proceso de búsqueda se negó a revelar dónde la escondió. «No la encontrarán, ¡oh qué lástima! Laëtitia-aa-aa. Allí donde estás, la policía no te encontrará. Si supieran dónde te tengo escondida, pero eso no lo sabrá nadie, ni siquiera tus padres”, gritó una vez antes de comparecer ante el juez de instrucción. Millones de franceses lo escucharon horrorizados. La muerte de Laëtitia fue una muerte pública.

Como escribe Ivan Jablonka en « Laëtitia o el fin de los hombres » (Anagrama), los medios de comunicación se lanzaron a contar este suceso desde el minuto uno de la desaparición. Era un caso con todos los ingredientes para abrir los informativos, y así ocurrió. Televisiones, radios, periódicos, digitales… todos explotaron la historia de un «ángel» que tuvo la mala suerte de cruzarse por el camino de un depredador. De ser una perfecta desconocida, Laëtitia se convirtió en un instrumento en manos de Sarkozy. «Laëtitia fue de alguna manera inventada por Sarkozy», escribe Jablonka. Cuántos más reincidentes andarían sueltos. El sistema había fallado. Había que poner una solución. Esa era la lógica del entonces presidente de la República.

Laëtitia «fue escogida entre todas las mujeres víctimas de violencia por varios intereses políticos: le permitía atacar a los jueces, reclamar un endurecimiento de la ley penal e instrumentalizar el miedo entre la población». Los ataques de Sarkozy a los jueces provocaron una huelga sin precedentes de la magistratura. El libro de Jablonka es un oportuno acercamiento desde la perspectiva de la historia y la sociología a un suceso perfecto: una oportuna reflexión sobre lo aleatorio del periodismo, los agujeros del sistema judicial y la falta de moral en política. Pues «en una sociedad en movimiento, el suceso es un epicentro».

«Hallada por un carroñero»

Víctima de su asesino, pero también del ciclo informativo y el cálculo político, Laëtitia fue una figura paradójica, «presente por estar ausente, viva por estar muerta». En ella se daba el contraste entre una inocente y un loco, se daba el misterio por la desaparición y su rápida politización. Como resumió el satírico «Charlie Hebdo», la joven fue «desmembrada por un bárbaro y hallada por un carroñero». Fue, en definitiva, una historia lista para consumir.

El caso también expone el choque existente entre el centro y la periferia, la verdadera altura de los muros de la brecha social. Tras el asesinato se «oculta una profundidad humana y cierto estado de la sociedad», dice Jablonka: «Familias desestructuradas, sufrimientos infantiles mudos, jóvenes que ingresan demasiado pronto en la vida activa, y también el país a comienzos del siglo XXI, la Francia de la pobreza, de las zonas periféricas, de las desigualdades sociales».

Laëtitia creció en una familia problemática, con un padre que abusaba de su mujer, acogida por una familia cuyo progenitor violó a varias chicas, entre ellas su hermana, y terminó siendo asesinada por un hombre que también abusó de ella. Es una de tantas chicas que deben conformarse con una educación deficiente y no pueden aspirar más que a un trabajo mal pagado.

Jablonka es historiador, pero la lista de títulos publicados que tiene a sus espaldas acredita su alma de escritor. Y el resultado es un libro que es tanto un análisis sociológico como una biografía como una novela de no ficción al más puro estilo Carrère , solo que sin su brillo. Respaldado por un vasto trabajo de investigación, con numerosas entrevistas a familiares, jueces y especialistas, la crítica respaldó su libro con los premios Médicis y Le Monde. «Laëtitia o el fin de los hombres» es una obra valiosa, sin duda, aunque se puede contar con la mitad de páginas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación