LIBROS

«Magnetizado»: Carlos Busqued, en el rincón del asesino

El escritor argentino recurre al lenguaje audiovisual para relatar cuatro crímenes cometidos en los años 80

Jaime G. Mora

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Si fuera un documental, el libro «Magnetizado» comenzaría con una primera declaración del asesino: «La persona que tiene un costado oscuro… no necesariamente tiene que ser un malvado en su vida». Luego una voz en off explicaría unas imágenes de archivo que se remontarían a septiembre de 1982. Ricardo Luis Melogno , un joven de 20 años, asesinó de manera idéntica a cuatro taxistas a lo largo de una semana en Buenos Aires.

Después se sucederían en la pantalla titulares y recortes de periódicos: «Asaltan y asesinan a otro taxista», «Detienen a 17 sospechosos», «Cayó el asesino de los taxistas, un desequilibrado mental denunciado a la Policía por el propio hermano»… Luego el testimonio del doctor que le tomó la primera declaración: «No era un asesino… bueno, sí era un asesino, claro. […] No es la clase de tipo que se enoja y te mata». Y de nuevo vuelta a Melogno, que no pararía de responder preguntas el resto del documental.

Psicópata, psicótico, esquizofrénico, autista o parafrénico, según los distintos diagnósticos, el asesino de los taxistas sigue preso pese a que ha cumplido su condena. Las autoridades judiciales prefieren mantenerlo entre rejas por su supuesta enfermedad mental. En medio de este conflicto legal, Carlos Busqued (Argentina, 1970) visitó durante meses a Melogno en prisión para dar forma a « Magnetizado », el resultado de noventa horas de entrevistas.

Su lectura deja más interrogantes que respuestas. ¿Es Melogno un embaucador, todavía un peligroso asesino en serie? ¿O aquellos crímenes fueron más bien fruto de un inexplicable «impulso» de «una persona muy poco frecuente»? El finalista del Premio Herralde de Novela de 2009 con «Bajo este sol tremendo» firma un libro perturbador. Así son las obras que pueden hacer comprender lo incomprensible. Uno no debería intuir lo que hay en la cabeza de un asesino en serie. Y sin embargo…

Ante Busqued comparecen un niño que se intentó suicidar cuatro veces por las palizas que le propinaba su madre y un adolescente autista que vivía en un rincón imaginario en el que nadie le veía. Con una estructura más propia del lenguaje audiovisual que del escrito, el autor argentino sintetiza en 150 páginas las larguísimas transcripciones de sus charlas con Melogno , más de treinta años después de los crímenes.

A diferencia del periodismo de sucesos, que a golpe de titulares suele caer en lo superficial, cuando no en lo frívolo, el escritor argentino se esfuerza en indagar en lo más cautivador de estos casos: la psique del asesino. «En todos estos años no pude encontrar cómo surge la idea, cómo surge la necesidad», dice Melogno al recordar los asesinatos. «Fue una explosión de unos días que empezó sin una causa aparente, y se acabó solo, como vino se fue. […] Lo más cerca que estoy de poder decirte algo sobre eso es que se acabaron las ganas, se acabó el impulso».

Siempre que se da voz a un asesino se corre el riesgo de caer en la banalización, y Busqued se mueve en los límites, pero no los traspasa. «Magnetizado» brilla porque descubre a un hombre que en el comienzo de su vejez se ha dado cuenta de que tiene una deuda trascendental, ser persona: «Yo fui una cucaracha».

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