LIBROS

Javier Gomá: «Mis autores de cabecera son sobre todo los que me soportan a mí»

El director de la Fundación Juan March y brillante ensayista comparte con los seguidores de ABC Cultural sus últimas lecturas y sus hábitos lectores

Javier Gomá, autor, entre otras obras, de «Tetralogía de la ejemplaridad»
Carmen R. Santos

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Licenciado en Filología Clásica y en Derecho y doctor en Filosofía, Javier Gomá (Bilbao, 1965) es uno de los intelectuales más lúcidos y brillantes de la España de hoy. Tras ganar las oposiciones al Cuerpo de Letrados del Consejo de Estado con el número 1 de su promoción, poco después empezó a trabajar en la Fundación Juan March , con sede en Madrid, de la que en 2003 fue nombrado director, cargo que ocupa en estos momentos. De su experiencia profesional en la gestión de fundaciones nació el libro «Carta a las fundaciones españolas y otros ensayos del mismo estilo».

En 2014 la edición en español de la prestigiosa publicación «Foreign Policy» lo incluyó en la lista de los cincuenta intelectuales iberoamericanos más influyentes. Colabora habitualmente en diversos periódicos, revistas y radio, y ha impartido numerosas conferencias en multitud de instituciones españolas y extranjeras, entre ellas la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón , donde pronunció la lección inaugural del curso académico 2015-2016.

Se ha hecho acreedor de muchos galardones, como el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Ensayo (2004) por su primera obra «Imitación y experiencia». Posteriormente ha aparecido «Tetralogía de la ejemplaridad» (Taurus, 2014) -formada por «Imitación y experiencia» (2003), «Aquiles en el gineceo» (2007), «Ejemplaridad pública» (2009) y «Necesario pero imposible» (2013)-, un magno proyecto filosófico que arroja luz sobre nuestra compleja realidad. Asimismo ha dado a la imprenta, entre otros títulos, «Filosofía mundana. Microensayos completos» (Galaxia Gutenberg, 2016), género en el que es maestro, ha dirigido el volumen colectivo «Ganarse la vida en el arte, la literatura y la música» (Galaxia Gutenberg, 2012), y, junto a Carlos García Gual y Fernando Savater, ha publicado «Muchas felicidades» (Ariel, 2014).

Por otro lado, el pasado año debutó con solidez como dramaturgo con el monólogo «Inconsolable» , en el que consigue otorgar un carácter universal a la íntima experiencia de la muerte de su padre. La pieza fue llevada a las tablas del Teatro María Guerrero de Madrid en un espléndido montaje dirigido por Ernesto Caballero y protagonizado en estado de gracia por Fernando Cayo.

-¿Qué libro/libros tiene entre manos, o ha leído recientemente?

-Siempre tengo muchos libros abiertos al mismo tiempo. En estos momentos: «Guía de pecadores», de fray Luis de Granada; «En los oscuros lugares del saber», de Peter Kingsley; la poesía de Larkin y Espronceda; la biografía de sor Juana Inés de la Cruz por Octavio Paz; «Babbitt», de Sinclair Lewis; «La penúltima bondad», de Josep Maria Esquirol, y «El infiel y el profesor», que aborda la amistad entre David Hume y Adam Smith.

-¿Qué le llevó a elegirlos? ¿Qué le están pareciendo?

-Ahora que no llevo a cabo ninguna investigación, los tomo y empiezo a leerlos por un impulso inicial de curiosidad y placer. Acabo de concluir «Hijo de César», de J. Williams, que me ha gustado mucho, y dos manuales antiguos sobre métrica española, de Tomás Navarro Tomás y Rudolf Baehr, ambos muy instructivos.

-¿Habitualmente se inclina por el libro en papel o electrónico?

-No excluyo nada, pero suelo leer en papel. Me gusta que el saber ocupe lugar.

-¿Lee más narrativa, ensayo, poesía...? ¿Tiene algún género preferido?

-Leo de todos los géneros. También teatro.

-¿Autor/es de cabecera?

-Muchos y variados. Los griegos, los romanos, los cristianos, los renacentistas.... Y, sobre todo, los que me soportan a mí.

-¿Cuenta con algún rincón de lectura?

-Cuento con un par de rincones en mi casa y otro en mi despacho. Pero, en realidad, puedo leer en cualquier sitio y en cualquier momento. No necesito ninguna condición particular. Ni para leer ni para escribir.

-¿Dedica a la lectura un tiempo específico?

-Hubo un tiempo en que, como el gas ocupa todo el espacio disponible, la lectura llenaba absolutamente todo el tiempo disponible en mi vida. Ahora ya no tanto. Ahora leo libros, pero sobre todo dedico mi mejor tiempo a leer -releer- el libro de la vida.

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