El interior de la torre de vigilancia donde se instala el protagonista del juego
El interior de la torre de vigilancia donde se instala el protagonista del juego
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«Firewatch» o cómo gestionar la tragedia

«Firewatch» propone retomar el tópico de lo bucólico como remedio para el alma después de que la vida se tuerza irremediablemente

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Los primeros momentos del juego se centran en narrar los momentos definitorios en la relación entre Henry y Julia. Cómo se conocieron en un bar, cómo se fueron a vivir juntos, se casaron, adoptaron a un perro, pospusieron los hijos a un futuro indeterminado que nunca llegó, cómo gestionaron sus diferentes caminos profesionales… Es un retazo sacado directamente de las aventuras conversacionales, pero hace una labor extraordinaria para componer el personaje de Henry, un hombre de mediana edad que ha decidido aceptar un trabajo como guardia forestal en medio de la nada. Su mujer, Julia, flamante profesora universitaria, es diagnosticada con un principio de Alzheimer al poco de cumplir los cuarenta. La enfermedad avanza de manera agresiva. Henry agoniza en su cuidado y tiene que tomar decisiones difíciles.

¿Meterla en una residencia de cuidado especializado o volcarse al 100% en su cuidado? ¿Seguir viendo a sus antiguos amigos o encerrarse en sí mismo? El juego ofrece distintas posibilidades en los breves minutos de la introducción que nos ponen en la piel de Henry y nos hacen vivir su profundo dilema, su agobio, su frustración y, por último, su escapismo. Cuando nos subimos a la torre de vigilancia el primer día de trabajo, entendemos por qué estamos aquí, y por qué tiene sentido diseñar un juego en un parque natural alejado de toda civilización.

Un verano alerta

« Firewatch» cuenta con cuatro personajes principales: Henry, el recuerdo de su esposa Julia, la naturaleza de Wyoming durante el verano del 89 y Delilah, su jefa, la voz al otro lado de la radio y la silueta de la otra torre en el horizonte. Delilah empieza cumpliendo un papel muy tradicional en los videojuegos al cumplir las funciones de encargar misiones y poner objetivos. El primer día de trabajo alguien se pone a prender fuegos intencionados y Delilah le ordena a Henry investigar y detener la irresponsabilidad. Le da indicaciones precisas e introduce a Henry a muchas de las particularidades del entorno. Pero al segundo día, las tareas se acaban y Delilah deja claro que todo aquello ha sido una excepción. Realmente no hay nada que hacer el resto del verano, salvo estar alerta. Henry tiene todo el tiempo del mundo para hacer lo que ha ido a hacer.

Evidentemente, las cosas se complican más adelante, y el misterio que arrastra la narrativa nos provoca todo tipo de preguntas. Cuando llega la conclusión puede que cause cierta frustración, pero la postura del estudio Campo Santo (otro estudio nacido al calor de Telltale, y ya van muchos) al respecto es legítima. La vida a veces toma un giro inesperado y todo salta por los aires. Hay cosas que no se pueden arreglar y lo único que queda es decidir qué hacer con los restos, si seguir adelante o quedarse paralizado para siempre. Son preguntas difíciles, que de una forma u otra nos afectan en los momentos más dramáticos de nuestra vida, y que tienen una resonancia total. «Firewatch», con gráficos sencillos pero de gran belleza y unos personajes interesantes, plantea cuestiones incómodas sobre nuestra forma de abordar el sufrimiento más descarnado.

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