Dibujo de la serie «Frontera», de Fernández Prada
Dibujo de la serie «Frontera», de Fernández Prada - Quique Touriño
Proyecto ABC Cultural

«Frontera», el Proyecto ABC Cultural de Elena Fernández Prada

Las riadas de personas que saltan las fronteras de Europa en busca de un futuro mejor inspiran a Elena Fernández Prada masas muticolores cuya rebeldía se sitúa en la incapacidad de los poderes para contenerlas. Es la base de su Proyecto ABC Cultural

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Llevo varios meses abriendo los periódicos y encontrándome con las mismas imágenes: desplazamientos masivos de personas que viajan a pie, llevando al hombro sus pertenencias, cubriendo grandísimas distancias en un recorrido que, por su dureza extrema, sólo la mayor desesperación puede llevar a emprender.

No puedo negar que ha contribuido a despertar mi identificación el hecho de que esto esté sucediendo en Europa, tan cerca de nosotros. Cuando vemos algo que ocurre en un lugar remoto, podemos sentir pena, pero en el fondo lo percibimos como algo lejano, que no afecta a nuestras vidas.

Un signo de rebeldía

También me impresiona la acumulación de personas, las multitudes que forman una masa homogénea y fluida. La sensación que tengo al ver estas fotos es que el desplazamiento que muestran no se puede contener, que a pesar de todas las fronteras y todas las barreras, estas personas llegarán como sea a su destino.

Es como querer contener un río, o una marea, con diques insuficientes; el agua los desborda y los rebasa.

La ropa de los caminantes, los bultos, los paraguas, forman un mosaico multicolor de gran belleza. Este color es para mí un signo de rebeldía. Es vida que se opone a las reglas, los visados y las fronteras. En el color de estas fotos se expresa la alegría de estar en movimiento.

Elena Fernández Prada
Elena Fernández Prada - Nacho Alonso

Estos grupos de personas son lo opuesto a un ejército. Son individuos con un fin común pero con voluntades propias. No obedecen a nadie, avanzan siguiendo una decisión personal. No van uniformados. No marcan el paso de forma mecánica. No van a invadir un territorio. No están preparados para matar. Sólo buscan un sitio donde vivir.

Al pensar en la manera de traducir estas imágenes en obra, quise eliminar el dibujo del contorno. Pensé que las manchas de color iban a producir eficazmente esa sensación de masa que yo percibía. Decidí usar lápices de colores sobre papel. Pongo la fotografía impresa sobe una mesa de luz y calco las manchas de color. Este procedimiento tiene muchas ventajas. Por un lado, me libera de una tendencia que tengo hacia una mímesis exacta. Al dibujar sobre la mesa de luz, no veo bien lo que estoy haciendo, y eso me permite ser más espontánea, más despreocupada. Me gusta mucho esa sensación de penumbra, de incertidumbre, de no controlar totalmente lo que hago.

Restricciones que liberan

Precisamente por esta dificultad de visión, decidí no mezclar el color. Cuando veo un tono en la imagen, le aplico el color de lápiz que más se le parezca. Esta decisión también es bastante aleatoria, y me hace desarrollar un modo de trabajo donde el azar está mucho más presente que antes. Me satisface aceptar la limitación que impone el medio, la gama de colores restringida que no me permite matizar el tono. Esa restricción me libera.

En casi todo mi trabajo uso composiciones cerradas, donde los elementos de la imagen están dentro de la obra, contenidos en un espacio vacío. Pero en este caso he utilizado conscientemente una composición abierta, en la que se sugiere que las personas representadas salen fuera de la imagen, continúan su viaje en ese espacio virtual fuera de campo. Así quiero sugerir que las fronteras, representadas por los límites del papel, no son capaces de contener el desplazamiento.

Ver los comentarios