«La corte de los engaños»: objetivo, matar al rey

El profesor y crítico Luis García Jambrina (Zamora, 1960) se ha especializado en escribir novela histórica, género que se le da muy bien. No sólo es su labor docente lo que le procura rigor en la información y una disposición para la escritura loable, sino que tiene, lo que en su caso es más preciado, un sentido nato -se le puede denominar intuición- para fascinar al lector. Eso ha hecho que, desde «El manuscrito de piedra» hasta «El manuscrito de nieve» o «La sombra de otro», sus libros hayan aunado con feliz resolución la literatura de corte popular, cuyo antecedente más ilustre es el folletín, con el guiño culto y el gusto por la recreación fidedigna.

García Jambrina es filólogo, estudioso de la obra de Claudio Rodríguez y ha firmado el celebrado libro «La promoción poética del 50».

Investigando sobre Fernando de Rojas, el autor de «La Celestina», se topó con un enjambre de ideas y realidades de la época que resolvió escribiendo su primera novela de corte histórico, «El manuscrito de piedra», donde se le apreciaba una fascinación por «El nombre de la rosa», de Umberto Eco.

Trama de intereses

«La corte de los engaños» es su último título y, al igual que los anteriores, mezcla tramas de suspense con información rigurosa. La novela se ocupa de un acontecimiento poco conocido, el atentado que sufrió el rey Fernando de Aragón en Barcelona en 1492. Jambrina se inmiscuye en una oscura trama de intereses; no olvidemos que fue la fecha de la toma de Granada, escenario, junto a Barcelona, de la narración, que desemboca en una suposición bien fundada: había tantos deseos de que Fernando muriera que el milagro fue que viviera.

El libro recrea un suceso extraordinario de nuestra Historia; también la unión de la España católica, el Descubrimiento de América, la preparación de la expulsión de judíos y moriscos... Una hermosa novela