LIBROS

Calasso en el espantoso reino de la intolerancia

El ensayista italiano analiza en «La actualidad innombrable» cómo el fundamentalismo y el terrorismo islamista tienen en la secularización de Occidente a su enemigo primordial

El escritor y editor italiano Roberto Calasso (Florencia, 1941)
Mercedes Monmany

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Afirma Roberto Calasso nada más comenzar su libro «La actualidad innombrable»: «Entre los años 1933 y 1945, el mundo llevó a cabo un intento de autoaniquilación, parcialmente exitoso ». Lo que vino después no tendría que llevar al optimismo: se trataba de un mundo «hecho trizas», un universo informe que usaba, aquí y allá, todos los estilos e inspiraciones. «Los únicos que se apasionan -sigue diciendo-, los únicos que creen tener las claves de lo que sucede, son “los sectarios” ». Los demás, se limitan a «adaptarse», como en cualquier conflicto de carácter biológico. Incluso con las armas, compartidas por todos por igual, de un fenómeno «que no tiene precedentes»: la revolución digital, aún solo en sus inicios, con agentes equívocos y desestabilizadores. En las enciclopedias digitales conviven hoy, en un mismo plano, informaciones impecablemente verídicas con otras infundadas pero igualmente accesibles.

Pocos ensayos de este gran autor adquieren la actualidad, y no solo porque se anuncie desde el mismo título, de esta nueva y brillantísima obra. Dos cuestiones principales, con una enorme trascendencia, la recorren. Por un lado, la del secularismo, incluyendo en él la idea del sacrificio y el terrorismo . Por otro, la segunda parte del trabajo, menos teórica, con la apariencia de una «casa de citas» que atraviesa los fatídicos años del 1933 al 1945, toma la forma de una fantástica y alucinatoria polifonía de voces: de escritores, de pensadores, de políticos e intelectuales en general que en aquel momento de devastadora aniquilación de nuestro continente narraban en correspondencias, en apuntes de reuniones, en artículos, en libros, el día a día del «hitlerismo» como se decía entonces. O, si se prefiere, el fracaso estrepitoso de la democracia. Esa llaga que permanecería «siempre abierta» al haber sido Hitler nombrado canciller por las vías legales.

La segunda parte es una polifonía de voces de escritores, filósofos... que abarca de 1933 a 1945

Pero la primera parte del ensayo de Calasso se centra sobre todo en nuestra época. En las maneras que ha adoptado una guerra no declarada formalmente , con frentes difusos, contra lo que llama el «secularismo» propio de Occidente. El enemigo primordial del terrorismo islámico -el fruto «benéfico» del sacrificio del terrorista se ha vuelto más visible, más fotografiable y cuantificable que nunca- es el mundo secular. Y ello, en todas sus formas más evidentes comunitarias: turismo, espectáculo, oficinas, museos, hoteles, grandes almacenes, medios de transporte.

En nuestro mundo, que ha perdido la idea de lo religioso y del sacrificio, aquel terror nihilista -presente en el siglo XIX y en una obra tan representativa como «Los demonios», de Dostoievski , adquiere hoy la variante de ser un «terror secular». Un método, un procedimiento, que servirá para fundamentalismos transversales, de toda clase - incluyendo en ello a individuos solitarios que lo utilizarán para ahogar obsesiones y frustraciones - que irán escogiendo objetos aislados para sus fines sobre la marcha.

Deriva del ser humano

¿Por qué esta insistencia de Calasso en hablar de secularismo? Según este autor es lo que marca la deriva de nuestra época. La deriva de un momento «sin nombre», innombrable, que vive ahora el ser humano. Un último eslabón en la evolución del «Homo sapiens», que habría borrado lo divino convirtiéndose en «Homo saecularis». Un producto sumamente sofisticado de la Historia, para el cual habría tenido que quitarse de encima determinados pesos -desde el religioso al político o al tradicional-, que ni le proporcionaban satisfacción ni felicidad. Transmutando a la vez todo lo antiguo. Teología transformada en política e ideologías parecidas a las religiones .

Como sucede con muchas de sus obras, la segunda parte de «La actualidad innombrable» pone en juego, dándose la mano y la palabra, arrastrando unas de otras, múltiples voces que narraron en su día, de forma unas veces visionaria, otras desesperada, otras cómplice o a ciegas y con torpeza irresponsable , el avance a pasos seguros, gestados pacientemente desde la anterior guerra mundial, del «espantoso reino de la intolerancia». Desde fascistas puros y colaboracionistas del nazismo como Brasillach (fusilado al acabar la guerra) o cronistas del hundimientos de una «Europa enferma» como Simenon.

Feroces cirujanos

También refinadas intelectuales como Virginia Woolf , que quieren atravesar Alemania y se informan en una Inglaterra que todavía no considera a Hitler «una amenaza seria», un Walter Benjamin acorralado y abatido por su «muerte literaria» como autor alemán que le pide una dosis de cianuro a Koestler cuando coinciden en un campo de concentración francés para «apátridas», un irritado Joseph Roth que teme que su amigo Stefan Zweig «no haya percibido plenamente lo que está sucediendo», un glacial Jünger ejerciendo de jardinero mientras construye metáforas elaboradas con palabras como «sanguijuela» o «gusano».

O un Gide que, en 1943, con el resultado de la guerra aún incierto, insiste en ver a Hitler y Stalin («feroces cirujanos lobotomizadores» como los llama Calasso) como «los guías de dos países que han hecho mucho por liberarse» y que, tras la posible crueldad del hoy, «mañana se beneficiarán de las inmensas ventajas obtenidas». Ese mañana al que se dirigió impasible uno de los mayores asesinos en serie de aquellos años, Himmler , tras enunciar fríamente que los judíos, «esa peste disgregadora», debían ser exterminados.

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