Detalle del estand de José de la Mano
Detalle del estand de José de la Mano - JAVIER DÍAZ-GUARDIOLA
ARCO 2017

ARCO'17: Una edición que diluye fronteras

Hoy abre sus puertas la que su director, Carlos Urroz, llama la «edición de la recuperación». Estas son sus bazas para reconquistar el mercado

MADRID Actualizado: Guardar
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Tras los fastos del 35 aniversario, llega la resaca de la 36 edición. Esa era la primera frontera, más bien psicológica, que tenía que superar ARCO'17. No era fácil, por ejemplo, repetir el buen sabor de boca que dejó Imaginando otros futuros, con María Corral, Lorena Corral y Catalina Lozano en 2016. Por eso, lo mejor era volverlas a fichar para una cosa que se parece a lo anterior sin serlo (de hecho, allí sigue sin hacer acto de presencia una galería española, que vamos a empezar a pensar que no se puede dar una buena idea de lo que es el panorama internacional sin lo patrio), y en cuyos Diálogos hay destellos que no conviene perderse: los de Jorge Macchi y Teresa Margolles en Peter Kilchmann; los de Julio Le Parc y Eduardo Navarro en Nara Roesler; el de Tomás Sarraceno y Analia Saban en Tanya Bonakdar; el de Ariel Schlesinger y Simon Fujiwara (que pone la nota de color en un año que Madrid es capital del World Pride) en Dvir...

Sin límites

Como ven, muchos nombres argentinos en este primer repaso. Eso es porque este es el país invitado a la feria este año. Pero, ya les aviso: no busquen la excelencia en la selección que se le ha encargado a la comisaria Inés Katzenstein. Allí se cubre el expediente y poco más. Menos mal que siempre nos quedará Alberto Greco. Si acaso, pásense por Cosmocosa e Isla Flotante, por eso de ser su primera vez. Sin embargo, atrévanse a romper otra frontera, esta vez física, y busquen lo mejor del país latino fuera de los límites de su propio sector. Sin duda, están llamados a liarla parda con sus trampantojos en Barro. Pero, para mí, el gran descubrimiento de este desembarco argentino en Madrid es Marie Orensanz, a la que trae Alejandra Von Hartz desde ese otro punto del mapa latinoamericano que es Miami, y a la que también se incluyó en la selección de Mayer y Becce en Casa de América. Díganme si me equivoco en mis predicciones.

Si me apuran, más enjundia tiene la sección Opening, que de un tiempo a esta parte ha ganado peso en la feria, aunque en la que sigue faltando más factura nacional. Por eso nos alegramos de la llegada a ella de Espai Tactel, y apostando por la emergencia española: gran trabajo el de Rosana Antolí y Fito Conesa, justo enfrente de un proyecto delicado y potente a partes iguales: el de Iratxe Jaio y Klaas van Gorkum en Joey Ramone. También interesantes Fériot y Hilton en Samy Abraham.

Más latina que nunca

Nos dicen que esta será una feria más latina que nunca. Justo en el año en el que se produce la paradoja de que desaparecen los Project Rooms, dedicados a la promoción del arte llegado desde el subcontenente americano. Otra frontera que se rompe. Sin embargo, de ese 66 por ciento de galerías extranjeras que acaparan la feria, el cuarenta tienen su origen en este punto del globo: un total de 41 firmas que representan a nueve países diferentes.

Y para que el entusiasmo creado el año pasado no decaiga, que no sea solo por la «fiesta» latina. Señalaba hace unos días Carlos Urroz, director de ARCO, que 2017 sería el año de la «recuperación» (y nosotros pensando que esta ya se había iniciado hace dos o tres ediciones), lo que se refleja en el regreso de pesos pesados (como Hauser&Wirth o Lisson, una mirando a la otra, para que no se desequilibre la balanza). O la vuelta a uno de los pasillos que unen el pabellón 7 y el 9 de las obras de gran tamaño (allí también hay una de Julio Le Parc, que es como el leitmotiv de esta convocatoria). Obras «de museo» (refiriéndose no tanto a la envergadura como a la etiqueta, en un deseo de que ARCO no se relacione solo con el pequeño coleccionista). No seremos nosotros los que les quitemos la ilusión. Pero verdaderas obras «de museo» hay en otros puntos de la feria, como el estand de José de la Mano (otro recién llegado que ha hecho muy bien los deberes), dedicado enteramente a los históricos de la Escuela de Cálculo.

Y les inundo de nombres en una entrega en la que hablábamos de romper fronteras. Las hay y muchas en este ARCO. Trump las ha puesto de moda. Por ejemplo, las de Daniel G. Andújar en Casa sin Fin. O las de Martha Rosler en Àngels Barcelona. Eugenio Merino se pone serio a este respecto en ADN. Y Stephan Balkenhol saca la vena flamenca en Deweer Gallery. Menos mal que allí está también Enrique Marty para ponerle acento tragicómico al asunto.Uriburu le da la vuelta al mapa, «iluminado» por Van Gogh, en Henrique Faria. Europeistas en Filomena Soares. Banderas que se diluyen en P74 Gallery...

Juan Hidalgo traspasa las barreras de la edad y se ofrece «emergente» en Adora Calvo. Le ocurre otro tanto al Darío Villalba de Luis Adelantado. O al Brossa de Poligrafa. Aggtelek transgrede géneros y conceptos en un fantástico mural en Ponce+Robles. Martin Vitaliti merece la visita a etHall, que junto a García Galería –y con fuerza– se ha hecho grande fuera del granero de Opening. En Max Estrella no fallan ni Eugenio Ampudia ni Jorge Perianes (que repite en ARCO una versión de su última expo en la galería). Miki Leal es parada obligada en F2, como lo es Olafur Eliasson en Elvira González, aunque sea para hacerse un selfie. Desde luego, las firmas nuevas llegan pisando fuerte, como Espacio Valverde. Admirable allí el diálogo entre Marta Fernández Calvo y Elena Alonso. Arte en clave feminista en Rolf Art. El acento más kistch le pertenence a Tim Van Laere y sus muchachos.

Fernández Brasso, Formato Cómodo, Diablo Rosso... muchos nombres en el tintero. Desgarren los límites de este texto y busquen los suyos. Para eso está este 2017, que diluye todo tipo de fronteras.

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