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Angela Cuadra en su estudio, sede también del proyecto «Salón» - Maya Balanya
DE PUERTAS ADENTRO

Ángela Cuadra: un «Salón» en el que aprovechar todos los metros, todos los segundos

En el domicilio de Ángela Cuadra, en Madrid, tiene esta artista su estudio, que, cada cierto tiempo se convierte en sala alternativa de exposiciones, Salón, que ahora afronta dos citas internacionales importantes: Supermarket y Poppositions

MADRID Actualizado: Guardar
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Estamos en el salón de la casa de Ángela Cuadra. Bueno, en realidad es su estudio. Lo que usan como salón en esa vivienda es una habitación amplia justo al lado de esta estancia. Y es también el salón de Salón. Pero sólo cuando no es el taller de Ángela... Creo que les estoy haciendo un lío, pero es sencillo de explicar. Ángela Cuadra (Madrid, 1978) llegó a este piso en Madrid, muy cerca de la zona de Ópera, con su pareja, el también artista Daisuke Kato, hace ya unos cinco años. «Por entonces lo que buscábamos era una casa grande y céntrica, sin importarnos cómo estuviera. Preferíamos optar a un alquiler barato a cambio de ir reformándola y mejorándola», recuerda la artista.

Ángela terminó organizando su estudio en el que era el salón de la casa, desplazando las labores propias que se suelen desarollar en este tipo de habitaciones a la contigua, la que hace las veces de recibidor. Allí se levanta una interesante librería y hay evidencias por todos lados de la doble cultura que se respira en este lugar (la japonesa y la española), y de que la pareja no vive sola, sino con sus tres hijos, que han convertido ese ámbito en su espacio de juegos (y sus dibujos cuelgan de las paredes, mientras que se nos va los ojos a la puerta de entrada, convertida en una inmensa y deliciosa pizarra). El suelo hidráulico del estudio de Cuadra, tan característico de este tipo de edificaciones antiguas en Madrid, sirve de frontera entre una zona y la otra. Y al fondo de la casa fue donde decidió Kato organizar su ámbito de trabajo, separado del de su pareja.

«Separación de bienes»

«No creo que dos artistas, cuando comparten espacio, tengan que influirse –dice ella–. Además, en nuestro caso, estamos compartimentados en espacios que no están próximos y sí bien diferenciados. La que sí facilita esto, sin embargo, es tener un “feedback” rápido y directo sobre lo que estás haciendo. Y suele funcionar como público bastante objetivo antes de que enseñes de manera generalizada la obra».

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