Paula Ortiz: «Esta revisión de Lorca ha sido muy arriesgada, un tirarse al vacío»

Con doce nominaciones a los Goya, cuya cena de los candidatos se celebró anoche, «La novia» es la gran rival de una de las máximas favorita: «Truman»

MADRID Actualizado: Guardar
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Paula Ortiz, directora de «La novia», es la revelación de la temporada. Sin apenas contar en las apuestas, ha barrido en los premios Feroz, ha tenido más nominaciones que nadie en los Goya (12) y se postula como la gran rival de la favorita, «Truman», de Cesc Gay (6). En los Feroz Paula ya ganó la partida y ahora la lucha por el premio gordo promete ser cruenta. Paula, embarazada de seis meses, pequeñita y pizpireta, con un caudal cultural que se le escurre por los poros, afronta el reto con un brillo especial en la mirada.

—¿Esperaba este respaldo brutal que ha tenido por parte de los jurados de los festivales?

—Para nada. Siempre estaba presente el miedo de que un Lorca no llegara.

Y eso que yo, pensándolo de una manera racional y lógica, creo que Lorca siempre llega, sobre todo si lo construyes con respeto hacia su obra y su actitud creativa. Sigue siendo vital y esencial, pero no sabes si eso, con el abanico de películas que se presenta al año, va a calar.

—Hace falta mucho valor para hacer un Lorca con un solo largometraje a las espaldas

—Es un proyecto muy antiguo, casi desde la adolescencia. Me golpeó muy duramente y sí, hay un punto de inconsciencia de meterme en un asunto así, pero es que tengo una extraña sensación de que cada película que hago va a ser la última, algo así como hago esta y luego ya no hago otra. Si realmente va a ser la última película quería que fuese esta, porque es imprescindible.

—¿La intención primera era volcar el mayor peso de la producción en la fotografía, que es espléndida, o es que surgió así?

—La idea era traducir el lenguaje teatral y poético de «Bodas de sangre» a la experiencia cinematográfica. Es cierto que es audiovisual y se trataba de generar la atmósfera plástica y sonora más intensa posible para el espectador, y a todos los niveles: paisajes, el color de la luz, la textura, los objetos, las miradas. E incluso el sonido, que no es tan patente para el espectador, pero que está trabajando de forma muy extrema, igual que la música. Para conseguir la experiencia catártica de una tragedia así, en el cine tienes que generar un caudal muy intenso con todo este lenguaje.

—Creo que dijo que le gusta tanto el cine porque maneja todos los lenguajes artísticos.

—Me gusta que el cine plantee una experiencia ética y estética lo mas completa posible y para eso puedes poner en marcha muchos más lenguajes que en la literatura o en el teatro. El cine trabaja con casi todos los lenguajes y todos de una manera finita provocando una experiencia muy intensa.

—Dicen que fue un rodaje muy difícil.

—Sí porque era una propuesta muy arriesgada, era un salto al vacío para todos, para los jefes de equipo y para los actores. Proponíamos apuestas tan intensas que corríamos el peligro de que los equilibrios se rompiesen y se hundiese el barco. A mí eso me provocaba cierta angustia permanente hasta que empiezas a ver el montaje; ni siquiera cuando acabas de rodar, sino cuando ves el resultado más acabado.

—¿Quién les ha tratado mejor: el público, la crítica o los jurados?

—La verdad es que la crítica nos ha tratado muy bien. De ella fue el primer impulso, un respaldo muy grande para gente como nosotros, que está empezando. Al igual que los festivales. Pero lo sustancial ha sido poder llegar al público y ver las salas llenas.

—¿No le sorprendió que Lorca llegara a un espectro tan amplio de público?

—En España a los autores clásicos literarios los colocamos en un estrato intelectual teórico, alejándolos del público, cuando realmente si son clásicos es que han aguantado el tiempo, y Lorca es un autor entendido por los niños, con poemas que se entienden en el mundo entero.

—¿Lo ha bajado a la calle?

—Más bien lo hemos recuperado porque en la calle ya estaba. Lo hayas leído o no, reconoces su mundo.

—Vamos al meollo de la cuestión. Menudos rivales tiene este año.

—Tremendo. Yo he estado en otros festivales y no suele pasarme esto, que es perder con gente que admiras, y con películas que dices: «es que me gustan estas películas». Fíjese, Aranoa, Coixet, Gay... Yo es que he visto todas las películas de Cesc Gay, todas.

—Admiradora de su mayor enemigo.

—Sí, eso dicen, que es nuestro mayor rival. Pero se lo dije a él, es que me gustan mucho sus películas y me gusta mucho «Truman», pero mucho. Es una película muy honesta. Como planteamiento es una experiencia contraria a la nuestra, que vamos de dentro afuera mientras que Cesc va de fuera adentro. Me gusta mucho mi película peo también la suya. Y me gustan las de Aranoa y la de Coixet. Son buenísimas. Y claro, qué actores tienen... Darín, lo de Darín es... ¡Ay, quien pudiera tenerlo!

—¿Con qué se conforma?

—Es que ni en el mejor de los casos pensábamos llegar hasta aquí. Que te reconozcan el trabajo los compañeros y que estemos en tantas categorías ya está conseguido el premio.

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