Gael García Bernal presentó «Neruda»
Gael García Bernal presentó «Neruda» - EFE

Gael García Bernal: «No hay nada más cómico que un policía buscando callar a un poeta»

El actor mexicano es protagonista en el biopic de Pablo Larráin sobre Neruda

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Pablo Larraín y Gael García Bernal andan ajetreados por San Sebastián presentando «Neruda», el controvertido anti-biopic que ha rodado el primero sobre el gran poeta chileno. El personaje era inabarcable por lo exuberante, como explica en una asfixiante retahíla el propio cineasta: «Era un amante de la cocina, mujeriego, diplomático, viajó por todo el mundo, era también coleccionista, apasionado de la novela policiaca, experto en literatura, hablaba cinco idiomas, fue senador, parlamentario, miembro del partido comunista,… Y además, poeta». En el maremágnum que supone un potente festival de cine, ABC ha rascado unos minutos con el director chileno y el actor mexicano para charlar del filme pero también para descubrir que son grandes aficionados al género lírico, lo que se llama lectores avanzados.

Empezando por el obligado Neruda, ambos coinciden en señalar su enormidad literaria. «Es una obra inconmensurable, preciosa. Sus poemas son tan entrañables», dice un despeinado García Bernal, que disfruta mucho con «el hermoso» Pessoa. «Me gustan todos estos poetas que proponen múltiples vidas dentro de una sola vida», afirma. Por su parte, para Larraín la obra del poeta chileno fue algo que le afectó hasta «muchísimo» personalmente, «un gran shock». ¿Cómo surgió este proyecto? «Es la primera película que no es idea mía. Surge de mi hermano Juan, con quien yo produzco siempre. Y hace ya ocho años empezó con esto, antes de «No» incluso. Me decía: “Haz una película sobre Neruda”. Y yo: “Estás loco, qué susto, qué grande. ¿Cómo voy a hacer eso?” Y mucho tiempo después allí apareció Guillermo Calderón y escribió este guión maravilloso».

El director de «El club» goza también con la compañía de otros poetas, como Walt Whitman («Me conmueve muchísimo»), Rimbaud y Ezra Pound. Y el protagonista de «Amores perros» quiere mencionar también los juegos de Shakespeare. «Y Wordsworth. Sus poemas son hermosos y sus sonetos, increíbles. Hay unas conclusiones tremendas ahí, ninguna tesis psicoanalítica ha llegado tan lejos». García Bernal interpreta a un policía «taciturno y extraviado», como lo define Larraín, que persigue al escritor para encarcelarle. «Tiene que callar a un poeta. No hay nada más cómico involuntariamente que eso. Un policía que quiere callar a un poeta, que quiere callar a alguien. Es terrible. Y cómico a la vez», describe el intérprete, que reflexiona sobre la incapacidad de su personaje para emocionarse con unos versos. «Rechaza la oportunidad de una vida compleja, generosa y vulnerable que propone la poesía. Él opta por una vida más lineal, cortoplacista, más errada, seca y que termina por inmolarse a sí mismo. Es interesante cómo a estas personas no les llega la poesía, como tiene que ver con una falta de cariño, no poder abrirse a la compasión y a la empatía. Estas cosas me ayudaron a preparar el personaje».

Y, por supuesto, tenía que llegar el turno a los poetas latinoamericanos, de los que son buenos conocedores. «Me gustan mucho los mexicanos. Me gusta mucho Octavio Paz, definitivamente. Pellicer, Gorostiza,Gilberto Owen, Nicanor Parra,…», enumera García Bernal. El realizador, por su lado, suma a su lista de preferencias a Gabriela Mistral y Vicente Huidobro. ¿Cree que Neruda sale bien parado de su película, por cierto? «Es que no es un homenaje, ni para que la pasen en los colegios o que se aprenda quién fue Neruda. No somos periodistas ni cronistas, hacemos películas. Cojo al personaje con mucho amor y compasión, pero lo pongo en peligro, para que tenga filo, para que haya paradoja. El cine funciona a partir de la paradoja, por lo menos el que a mí me interesa. Intento que el espectador la concluya. No te pasa cuando vas a ver una película y piensas: ‘¿Por qué este tipo quiere que vea su película si está ya todo resuelto?’. Me está diciendo qué sentir, qué pensar. Yo no quiero hacer eso». Gael García Bernal añade: «Defiendo la ambigüedad de la película, las diferentes notas que toca. Es un western, un thriller, un filme noir, una de aventuras, una película acerca de la sangre del lenguaje,… La definiría como una cumbia surf psicodélica». Y Larraín remata nombrando a otro gigante: «Hay una extraña combinación en la película, es muy borgiana. Hay una cosa de la ficción sobre la ficción, con los personajes tan conscientes de dónde están. Le metimos la mano al compañero argentino. El arañazo».

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