¡...Y tenía corazón! /Anatomía del corazón, de Enrique Simonet y Lombardo
¡...Y tenía corazón! /Anatomía del corazón, de Enrique Simonet y Lombardo - Francis Silva

Renace en el Palacio de la Aduana de Málaga el gran museo oculto durante veinte años

El Estado ha invertido 40 millones en rehabilitar el impresionante edificio neoclásico que alberga las colecciones de arqueología y pintura del XIX y el XX

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Málaga recupera uno de los más importantes museos españoles, que llevaba veinte años cerrado. Sus colecciones, verdaderamente dignas de Museos como el Prado o el Arqueológico Nacional, han vivido en almacenes desde 1997, desde hace 20 años. Hay que recordar que la ciudadanía malagueña se echó a la calle en varias ocasiones. Hubo grandes manifestaciones para pedir una sede digna, el Palacio de la Aduana, para un museo con un vínculo directo con el corazón de la ciudad. Y se logró convencer a las autoridades. El nuevo Museo de Málaga será inaugurado antes de fin de año.

El Palacio de la Aduana nació al borde del agua a finales del siglo XVIII para controlar la actividad de uno de los más importantes puertos de España.

Y hoy, después de años de obras y una brillante rehabilitación que le ha devuelto la cubierta que perdió en un incendio en 1922, está a punto de abrir sus puertas en el mismo lugar, pero dando a otra orilla distinta: la de la historia.

Vista de Málaga, grabado de Alfred Guesdon, 1852
Vista de Málaga, grabado de Alfred Guesdon, 1852

La narración de estas dos colecciones fusionadas -la del antiguo Museo de Bellas Artes y la del Arqueológico- tiene su epicentro en el siglo XIX. Porque en la industriosa ciudad de Málaga proliferó una burguesía influyente y cosmopolita que hizo posible el tesoro cultural que aquí se muestra, igual que nutrió el liberalismo español con algunos de sus más notables nombres: desde el reformismo de Cánovas a la Residencia de Estudiantes, con Jiménez Frau o Moreno Villa.

El Museo de Málaga, a secas, convertirá el Palacio de la Aduana en una nueva plaza en el centro de la ciudad, puesto que el patio permanecerá abierto al público, y es ya, desde las vísperas de su apertura, «el nuevo buque insignia de la cultura en la capital», en palabras de la delegada de Cultura, Monsalud Bautista. De una ciudad llena de museos (Picasso, Pompidou, Carmen Thyssen, Ruso, CAC...) donde ninguno es tan de primera división como este.

El museo dibuja el retrato fidedigno de la ciudad con huellas de población humana desde el paleolítico, que absorbió desde el mar las novedades, los mestizajes, el comercio en mil lenguas y religiones durante siglos. Pero son los citados industriales del siglo XIX los que construyeron en esta hermosa ciudad mucho más que un emporio: atrajeron artistas, coleccionaron arte y promovieron los cambios.

María Morente, directora del museo
María Morente, directora del museo - Francis Silva

Un detalle a tener en cuenta es que el Palacio de la Aduana es una parte integrada, o mejor dicho, tal y como lo expresa la directora María Morente, el Palacio de musealiza. Desde la figura togada romana que recibe en el patio a los visitantes, que fue hallada durante la construcción de la Aduana en el XVIII, hasta las murallas fenicias que pueden contemplarse bajo el suelo de la cafetería, la historia empapa los cimientos y los muros de este nuevo centro.

No hay que olvidar que la recuperación del edificio ha logrado un encuentro casi perfecto entre la línea neoclásica y las intervenciones actuales, tanto en madera (especialmente bella es la escalera del último piso) como en metal, como en las tejas de aluminio de la cubierta, cuyo releve reproduce un viejo grabado.

Es un verdadero milagro un museo como este, con tanto sentido, y además después de la crisis. Con él Málaga ha recuperado su institución cultural más querida. No se lo pierdan.

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