Reivindican la figura de Luis Paret más allá de Watteau y el rococó

Una exposición en la Biblioteca Nacional y su catálogo razonado revisan los dibujos del genial artista

Detalle de «Vesta o Artemisa», de Paret (h. 1766-1770) BIBLIOTECA NACIONAL
Natividad Pulido

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Tuvo la mala suerte de ser coetáneo de Goya , lo cual le relegaba irremediablemente a estar siempre a su sombra, a ser el segundo pintor español más importante del siglo XVIII . Además, nunca pudo quitarse de encima el sambenito de «el Watteau español» , como se han empeñado en llamarle. Y es que hasta ahora se ha tenido una idea demasiado distorsionada de Luis Paret y Alcázar (1746-1799) como un artista afrancesado (su padre era francés y su maestro en la Academia de Bellas Artes cuando ingresó con solo once años era Charles de La Traverse), rococó, un tanto demodé . Es cierto que pintó escenas galantes, floreros y pájaros, pero fue «un artista más clásico, con grandes influencias grecolatinas, y cien por cien español». Es lo que trata de mostrar Alejandro Martínez en la exposición que ha comisariado en la Biblioteca Nacional centrada en sus dibujos. Ocupan la mayor parte de su producción: casi un tercio. «Fue mejor dibujante que pintor», apunta el comisario. Solo hubo antes una monográfica de Paret y se celebró en Bilbao en 1991.

«Escena de tocador», de Paret (h. 1770-1775) BIBLIOTECA NACIONAL

Martínez conoce muy bien a este artista, al que dedicó su tesis. «Hay muchos Paret», advierte. Todos están presentes en la exposición, organizada junto con el Centro de Estudios Europa Hispánica , que también publica el catálogo razonado de los dibujos del artista. Reúne la muestra 118 obras : 84 dibujos, además de cinco pinturas, libros de su biblioteca (aún son visibles sus exlibris), manuscritos y grabados, a los que se dedicó al final de su vida. Murió a los 53 años. Erudito, fue calígrafo y traductor: dominaba latín, griego, francés, inglés y chapurreaba el árabe.

El recorrido de la muestra nos lleva desde sus primeros dibujos conocidos –pruebas en el concurso para el premio de Pintura de segunda clase de la Academia de San Fernando en 1760– a los últimos que hizo, centrados en los trajes españoles. Hay importantes préstamos del Prado, la Academia de Bellas Artes, la National Gallery de Washington, el Rijksmuseum de Ámsterdam, la Fundación Lázaro Galdiano o destacadas colecciones privadas (Juan Abelló, Juan Várez y Villar-Mir, entre otras).

Estuvo becado en Roma (no se conservan sus cuadernos italianos), gracias a su principal mecenas, el Infante don Luis , hermano menor de Carlos III, para quien hizo numerosos trabajos: entre ellos, una colección de aves para su Gabinete de Historia Natural –se incluyen algunos ejemplos en la muestra– y lienzos como «La tienda de Geniani», que también cuelga en las salas.

Azarosa biografía

«Antonio Sancha», de Paret (h. 1794-1795) BIBLIOTECA NACIONAL

Pero en su azarosa biografía hay un turbio episodio que le marcará para siempre: fue acusado de ejercer como alcahuete del Infante . En 1775 el Rey le desterró seis años . Marchó a Puerto Rico (no se conserva nada de la producción que hizo allí), aunque, gracias a la intercesión de su esposa, el destierro se redujo a la mitad. Regresó a España. Eso sí, no podía acercarse «a menos de cuarenta leguas de Madrid y los Sitios Reales». Se estableció en Bilbao . Allí hizo por encargo, y necesidad, sus primeras pinturas religiosas, destinadas a la capilla de San Juan del Ramo en Viana (Navarra). También, paisajes. Una «Vista de Bermeo», de la Colección Várez Fisa, fue adquirida en 2017 por el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

«Raquel», de Paret (h. 1798-1799) BIBLIOTECA NACIONAL

El Prado también compró en 2016 «Una celestina y los enamorados» , considerada la acuarela más importante del siglo XVIII español. Su cotización sigue al alza. Un dibujo superó las 100.000 libras. No faltan en la muestra retratos familiares (su esposa, sus hijas), las nueve musas del Parnaso, sus ilustraciones para las «Novelas Ejemplares» de Cervantes, sus aguafuertes... Fue un virtuoso de la tinta china . En el catálogo razonado de sus dibujos se ha retirado una docena de atribuciones, pero de obras menores, y se han incorporado otras inéditas. Según Ceán Bermúdez , «muy pocos, o ningún pintor nacional, tuvo España de tan fino gusto, instrucción y conocimientos como Paret, y yo que le he tratado de cerca lloraré siempre su muerte y el poco partido que se ha sacado de su habilidad».

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