Decenas de personas en la calle principal de Venecia
Decenas de personas en la calle principal de Venecia - ABC

Presidente del Veneto: «Hay que imponer un máximo de visitantes en Venecia»

La ONU ha dado un ultimátum de siete meses para que las autoridades resuelvan el exceso de turismo de masas y tráfico en sus canales

- Venecia Actualizado: Guardar
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Tras la amenaza de la Unesco de incluir a la ciudad de los canales en la lista del Patrimonio mundial en peligro, el presidente de la región del Veneto, Luca Zaia, reconoce que «hay días en que reina el caos» y pide el «numerus clausus».

«Me parece que es algo que se da por descontado: Hay que imponer un número máximo de visitantes diarios a Venecia, porque hay días que se superan todas las previsiones y reina el caos». Esta es la contundente declaración del presidente de la región del Veneto, Luca Zaia, tras el tirón de orejas que, desde Estambul, hizo la Unesco la semana pasada a las autoridades de Venecia e Italia.

La agencia de las Naciones Unidas dio un ultimátum de siete meses, para que, antes del 1 de febrero del 2017, las autoridades resuelvan los problemas que desde hace tiempo aquejan a Venecia: Exceso de turismo de masas y tráfico en sus canales, demasiados cambios en el ecosistema de la laguna, naves gigantes frente a la plaza de San Marcos, éxodo de residentes e intereses portuarios.

Personas accediendo al vaporetto
Personas accediendo al vaporetto - EFE

Si Italia no actúa, Venecia podría ser incluida en una lista del Patrimonio mundial en peligro, en la que hoy aparecen 46 lugares con grave riesgo, como Alepo y Damasco en Siria, diversos sitios arqueológicos de Libia y la basílica de la Natividad en Jerusalén. Si la Unesco ejecutara su amenaza, sería grave para la imagen de Italia, porque supondría una especie de marca y advertencia por su incapacidad para gestionar y conservar sus tesoros.

El alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, reconoce los problemas, pero va al ataque de la ONU: «Para salvar la ciudad hace falta dinero. Así que la Unesco debería desembolsar cifras considerables para participar en la salvaguardia de la ciudad y de su laguna».

Evitar la invasión

Sobre el «numerus clausus» en Venecia se habla y discute desde hace años. En el pasado mes de abril, se organizó un convenio planteándose varias iniciativas: «Barreras informáticas» y pases obligatorios, pero gratuitos. El control de flujos de turistas se haría mediante telecámaras y torniquetes para acceder a la zona turística por excelencia: la Plaza de San Marcos.

El objetivo sería limitar la invasión de turistas, que se agrava más cada año. En el 2015 hubo 27 millones de turistas (75.000 al día), un récord que será superado en el 2016. Tal presión de visitantes hace que la ciudad esté sufriendo una profunda transformación a ojos vista: Éxodo de venecianos, apartamentos que se convierten en «bed and breakfast» y casas para turistas, tiendas y negocios que desaparecen y son ocupados por bares, kebab y tiendas de baratijas a 1 euro, mientras los medios públicos se ven saturados, casi inaccesibles para los residentes, con la circulación peatonal casi imposible en algunos días del año.

Se comprende así que, mientras la cifra de turistas es imparable y aumenta a desmesura, Venecia se vacía de residentes: En la ciudad histórica vivían 174.808 personas en 1951, hoy no llegan a 56.000. Desde hace meses, los residentes llevan a cabo una gran movilización a favor de su ciudad. La protesta civil está promovida por diversas asociaciones y se han hecho sentir colocando en los balcones 300 pancartas con este lema «Venecia es mi futuro».

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