Una de las obras de Valery Katsuba en la exposición «La tradición académica. San Petersburgo-Madrid»
Una de las obras de Valery Katsuba en la exposición «La tradición académica. San Petersburgo-Madrid» - ABC

Una muestra en la Academia de Bellas Artes subraya los vínculos con la creación de la de San Petersburgo

La muestra reúne fotografías contemporáneas sobre la educación de las instituciones que ilustran ls 250 años de relaciones desde que la rusa fue creada según el modelo español

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«La tradición académica. San Petersburgo-Madrid» es una exposición organizada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo, con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid, el Instituto Cervantes de Moscú y la Frolov Gallery. Reúne fotografías contemporáneas del artista Valery Katsuba y dibujos de los siglos XVIII al XX realizados por estudiantes de ambas Academias.

La muestra, que estará abierta al público entre el 7 de julio y el 3 de septiembre, repasa la historia común de la academia madrileña y su hermana de San Petersburgo. El nacimiento de esta estuvo inspirado en los estatutos de la Academia de San Fernando de 1757, tal y como recordó José María Luzón, académico delegado de la Academia de San Fernando.

«Aplicaron íntegramente nuestros estatutos. Y no solo eso, también otros elementos como las medallas que entregaban a los estudiantes a modo de premio por sus esfuerzos. El siglo XVIII fue el momento de auge del espíritu ilustrado y de las academias. El concepto de educación cambió por completo», explicó Luzón en declaraciones a ABC. «La Academia de San Fernando fue una inspiración para otras muchas instituciones además de la de San Petesburgo, como la Academia San Carlos de Valencia, la San Carlos de México...», añadió.

Desde su observadora mirada, el artista Valery Katsuba genera con sus imágenes una reflexión en torno a la idea del modelo, de la proporción, del orden y de la percepción de la belleza, así como de la evolución de estos conceptos desde la Antigüedad hasta nuestros días. Para ello sitúa a atletas, gimnastas y bailarines junto a las esculturas que recorren las salas de las Academias, produciendo una confrontación entre dos épocas separadas por siglos de historia y pensamiento artístico.

Los protagonistas de estas fotografías son campeones de lucha grecorromana, participantes de los Juegos Olímpicos, solistas del emblemático teatro Mariinsky de San Petersburgo o de la Compañía Nacional de Danza en España. Personas de espíritu elevado, héroes de su tiempo que posan junto a dioses y titanes griegos y romanos inmortalizados en escultura. En la imagen de sus cuerpos contemporáneos y llenos de vida muestran que hay una esencia perdurable en aquel orden primigenio, que transciende el paso del tiempo y que en la actualidad se manifiesta en múltiples imágenes vivas y llenas de la misma intensa belleza. En palabras de la crítica de arte Carmen Sánchez, el fotógrafo pone a sus modelos al lado de las esculturas que representan «a criaturas excelentes, virtuosas y hasta cierto punto, inmortales». Así mismo el fotógrafo compara a héroes de distintas épocas, su voluntad y su espíritu, en un intento de encontrar ciertos valores eternos.

«Las obras que se han seleccionado para la exposición son todo un acierto, ya que ilustran a la perfección los decenios de actividad conjunta de la Academia de San Fernando y la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo. Antes la educación se circunscribía a la relación de maestro y estudiantes, pero en el XVIII tuvo lugar un ennoblecimiento de la escultura y de la pintura, reprensentativo de la modernidad y la transformación social», expuso Luzón

Perfección y verdad

En el texto del catálogo de la exposición, el académico Antonio Bonet Correa, escribe: «Nada es más atractivo que el sueño de la perfección y de la verdad. Valery Katsuba, cuando capta la instantánea de los bailarines y las bailarinas que danzan delante de los cuadros de Goya o de los yesos clásicos, expuestos en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, nos proporciona directamente la imagen del nexo que une el arte con la vida».

A juicio de José María Luzón: «Bailarinas, atletas, cuerpos perfectamente cuidados por el ejercicio de la danza o del deporte, en paralelo con otros que también alcanzaron ese grado de perfección en los ejercicios de la palestra. La exposición no es, por consiguiente, una exposición fotográfica, sino una manera de presentar dos instituciones que fueron esenciales en la formación del gusto artístico en Europa, que tienen una historia en muchos aspectos común y que nos permiten ver la permanencia y los cambios del gusto a lo largo de más de doscientos cincuenta años».

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