Imagen en sala de «Cuando cuento estás solo tú… pero cuando miro hay solo una sombra», de Farideh Lashai
Imagen en sala de «Cuando cuento estás solo tú… pero cuando miro hay solo una sombra», de Farideh Lashai - MUSEO DEL PRADO

Los «Desastres de la Guerra» de Goya, deconstruidos y actualizados

El Museo del Prado exhibe una poética videoinstalación de la artista iraní Farideh Lashai inspirada en los grabados del maestro

Madrid Actualizado: Guardar
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«No somos el Reina Sofía», advierte Miguel Falomir, director del Museo del Prado. El compromiso de esta pinacoteca con el arte contemporáneo, dice, se limita a aquellos artistas interesados en las colecciones del museo. Es el caso de la iraní Farideh Lashai (Rasht, 1944-Teherán, 2013), cuya última obra, una especie de testamento artístico y vital, realizada poco antes de su muerte, está inspirada en los «Desastres de la Guerra» de Goya. Se trata de una videoinstalación, procedente de las colecciones del British Museum, que forma parte de la serie «La obra invitada», patrocinada por la Fundación Amigos del Museo del Prado y que está adscrita a PHotoEspaña. Su comisaria, Ana Martínez de Aguilar. Puede verse, hasta el 10 de septiembre, en la sala 66 del Prado, junto a algunas de las estampas de Goya. En las salas contiguas, las pinturas negras y «Los fusilamientos del 3 de mayo». Tras la muestra de Clara Peeters, es la segunda artista que expone en el museo.

El proyecto tiene una apariencia sencilla pero cuenta con una gran complejidad técnica. Lashai deconstruye los «Desastres» goyescos y los reconstruye y reinterpreta con un lenguaje contemporáneo, actualizando su mensaje en 80 fotograbados, que se convierten en un grito contra el olvido y la indiferencia, contra la «sordera moral». En primer lugar, los manipula con escáneres dejando vacíos, desnudos, sus fondos desolados, teñidos de dolor y desamparo, sin figuras ni acción alguna. Los coloca en el orden del álbum de Goya, de izquierda a derecha, formando ocho hileras con 10 fotograbados cada una.

La artista iraní animó digitalmente las figuras de las obras de Goya, que se proyectan, por azar y como si se tratase de una coreografía, a través de un foco de luz. Cuando éste se posa sobre cada uno de los «Desastres», aparecen, por arte de magia, las figuras que habían desaparecido de ella. Además, cobran movimiento. Cuando se retira el foco vuelven a desaparecer. Todo ello sucede al ritmo de un «Nocturno» de Chopin que suena en la sala como un lamento. El resultado, muy lírico e hipnótico. El título de esta hermosa y poética videoinstalación («Cuando cuento, estás solo tú... pero cuando miro hay solo una sombra») se toma del poema «La tierra baldía», de T. S. Eliot. En ella se mezclan pintura, poesía, teatro, cine, música...

Detalle de la videoinstalación de la artista iraní
Detalle de la videoinstalación de la artista iraní- MUSEO DEL PRADO

Paralelismos

No es muy conocida en España la figura de Farideh Lashai. La conoceremos mejor gracias a su autobiografía, «Llegó el chacal», que va a publicar en junio, traducida del farsi, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. Y, aunque de origen muy distinto (uno español y la otra iraní), hay paralelismos entre Lashai y el propio Goya, como resalta la comisaria. Ambos fueron testigos de los horrores de la guerra: Goya, en la invasión napoléonica; Lashai, en la guerra entre Irán e Irak en los 80. Ambos denunciaron en sus obras la violencia y tuvieron una gran compasión y empatía con las víctimas. Los dos se rodearon de la intelectualidad de la época y padecieron enfermedades que influyeron en su forma de trabajar:se volvieron en ambos casos más introspectivos. Goya se quedó sordo y Lashai sufrió una profunda depresión en 1989.

La vida de la artista iraní no fue nada fácil. Amante de la exquisita cultura persa, de la tradición oral y el teatro popular, esta mujer rebelde y revolucionaria estudió literatura, cine y teatro en Alemania, adonde se trasladó a comienzos de los 60. Viajó por entonces a España. En Madrid descubrió los frescos de Goya en San Antonio de la Florida. Pero, de regreso a Irán, estuvo encarcelada de 1974 a 1976. Tras un exilio en Estados Unidos (en Boston descubrió los «Desastres» de Goya), volvió a su país. Vivió el bombardeo de Teherán en 1986. Falleció en Teherán en 2013 a causa de un cáncer. Unos meses antes entabló este intenso e íntimo diálogo, 200 años después, con Goya, al igual que han hecho muchos artistas contemporáneos, que vuelven sus ojos, una y otra vez, al maestro, inagotable fuente de inspiración.

A unos metros, el perro semihundido de Goya parece curiosear lo que ocurre en la sala de al lado. También a unos pasos, y al igual que ocurre con el foco que ilumina los «Desastres de la Guerra», un farol alumbra al hombre que está a punto de morir ejecutado en «Los fusilamientos del 3 de mayo».

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