¿Qué cuadro retrata mejor el momento que vive España?

Los directores de los principales museos de España reflexionan para ABC sobre nuestros días

Bruno Pardo Porto

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¿Qué te pasa, España? En un intento por comprender el presente, o tal vez para soportarlo, acudimos al arte. Desde allí oteamos el horizonte, ora desde el surrealismo de Dalí, que filtramos con humor, ora desde la lupa de Gómez de la Serna, insólitamente serio. El último Goya se nos presenta tan oscuro como profético, ya sea por la sangre de los garrotazos o por el pavor producido por un monstruo de cartón. Desde el otro lado del charco nos enseñan a mirar una bandera que reconcilió lo irreconciliable. Y hay una silla en Barcelona sobre el alambre de las nubes del que podríamos caer. Las visiones se funden en un crisol que ofrece una nueva panorámica. Desde el sosiego de sus privilegiadas atalayas, los directores de los principales museos de España reflexionan para ABC sobre nuestros días, ofreciéndonos un relato del estado de la cuestión a través del arte, dotado de su propia elocuencia.

1

Miguel Falomir, director del Prado

La tentación más fácil es el «Duelo a garrotazos»... No quiero verlo totalmente así, pero la verdad es que es un momento... «Las pinturas negras» son de las que más le vienen a uno a la cabeza, ¿no? «Los esperpentos», de Goya. En general, no hay ningún pintor, ni moderno ni antiguo, que sea tan actual como Goya.

2

José Lebrero, director del Museo Picasso de Málaga

«Tres banderas». En 1954, el artista Jasper Johns empezó a pintar lo que se ha convertido en uno de los emblemas esenciales en su obra: la bandera norteamericana. Se dio cuenta de que se trataba de un signo popular muy reconocible e icónico generalmente «visto pero no mirado, no examinado». La superficie de esta triple bandera pintada es rugosa, ninguna estrella es igual a otra, la factura repetitiva y la superposición del mismo motivo hecho en tres formatos lo diversifica a la vez que lo individualiza de modo múltiple. Hay distancia entre el objeto y aquello que lo nombra. Eso estimula el valor del juicio crítico y relativiza la interpretación simplista. Atención hoy gurús, animadores, notarios, gerentes y cardenales de las patrias y las naciones del mundo nuestro a un artista como él, que fue capaz de tender puentes entre mentalidades aparentemente irreconciliables como eran el expresionismo abstracto y el arte pop. Ojalá todos aprendiéramos algo de lo que evocan sus banderas.

3

Guillermo Solana, Museo Thyssen

«Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar». Es una alegoría espléndida de lo que le pasa a Cataluña, amenazada por la jauría. La figura de Gala desnuda, dormida en el fantástico paisaje costero de Portlligat, es la Cataluña eterna. Ha dormido durante años esperando a ser despertada por los independentistas. Y la abeja, obviamente, es Puigdemont. La granada es algo indeterminado que podría ser Anna Gabriel, de la CUP, o incluso la CUP misma. La abeja ronda la granada y desencadena un sueño, una pesadilla, una fantasía que invoca a dos grandes tigres: Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, dos clones, presidentes de la Asamblea Nacional Catalana y de Òmnium Cultural, respectivamente​.Ellos son los verdaderos protagonistas, que salen de las fauces de un pez que es, probablemente, la descomposición de Convergència i Unió. Al fondo, el elefante de patas largas, Jordi Pujol, deambula en el horizonte. Cataluña duerme, amenazada con ser despertada por toda esta marabunta. Creo que Dalí, el más excelso pintor catalán del siglo XX, que legó toda su obra al Estado español, es el pintor más indicado para celebrar este misterio.

4

Ferran Barenblit, MACBA

El «Informe General», de Pere Portabella, presente en la colección del MACBA, es una obra clave para arrojar luz sobre la situación actual española. Filmado a la muerte de Franco como un «documento de ficción», muestra la intensidad de ese momento en el que se fijaron las normas de juego democrático, revelando sus complejos y frágiles equilibrios. Vista cuarenta años despues, permite entender tanto los innegables aciertos de la Transición como todo aquello cuestionable y, probablemente, mejorable. Muchos de los temas de los que recurrentemente se hablaba en 1976 continúan siendo objeto de debate cuarenta años después: la validez de la democracia representativa; la mecánica de los pactos entre partidos políticos; «la calle» como actor político; la acción policial; las identidades nacionales de una España diversa...

5

Miguel Zugaza, Museo de Bellas Artes de Bilbao

«Disparate de miedo». Creo que el momento actual es muy parecido al periodo de involución política en el que Goya pintó «Los disparates», ya al final de su carrera. Elegiría todo el conjunto, pero el del miedo es el que mejor se ajusta a la situación actual. Se trata de llevar la situación al límite de lo grotesco, y eso es lo que refleja la imagen de Goya.

6

Inmaculada Corcho, Museo ABC

«Greguería» (sin título). Hace pocos días, el Museo ABC inauguró en Logroño la exposición «Greguerías ilustradas de Ramón Gómez de la Serna». Son parte de sus famosos textos pero, en este caso, iban ilustrados por el propio escritor. Fueron publicadas en la revista «Blanco y Negro» en los años 30 del siglo pasado. El Museo ABC conserva casi 400 originales. La del 14 de julio d3e 1935 encajar de manera cabal en nuestra historia actual. «Las banderas en piedra blanca que rematan los arcos y los monumentos son banderas de paz, porque la piedra no puede admitir nacionalismos en su pura esencia eterna». Las sociedades sólidas, como las piedras, no soportan nacionalismos.

7

Manuel Borja-Villel, Museo Reina Sofía

«Nuvol i Cadira», de Tàpies. Es una obra pública sobre la sede de la Fundación Tàpies, en el corazón de Barcelona. Los monumentos suelen celebrar victorias y por eso siempre hay algo negativo a su sombra, un derrotado, algo que no fue bien. Tàpies lo hace en la ciudad preolímpica, es un antimonumento. Gane quien gane en el presente conflicto, siempre habrá heridas en nuestra sociedad. Lo bueno de esta pieza es que tiene esa silla arriba, una imagen onírica sobre la maraña sin salida de una nube de alambre, algo que refleja un sueño que tuvo su mujer, Teresa: estaba sentada en una silla y empezó a subir por los cielos y veía a todo el mundo muy pequeño, todo igual, muy menor. Aquí, el barullo de la nube convive con la esperanza de que lo diario, los afectos, sean capaces de restañar las heridas para que se supere la situación actual. Los monumentos pecan por lo que dejan de decir, más que por lo que dicen. Aquí es al contrario, todo lo sugerido es algo positivo.

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