Cristina García Rodero, junto a los retratos de dos niñas indias en la exposición
Cristina García Rodero, junto a los retratos de dos niñas indias en la exposición - MAYA BALANYÁ

Cristina García Rodero, 45 días en Anantapur

La dura realidad de las mujeres indias, retratada por la célebre fotógrafa, en una exposición en CaixaForum Madrid

Madrid Actualizado: Guardar
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Cuando representantes de la Obra Social «la Caixa» y la Fundación Vicente Ferrer le propusieron viajar a la India, Cristina García Rodero no se lo pensó dos veces y se tiró a la piscina. El proyecto consistía en documentar gráficamente, durante 45 días, las comunidades rurales de Anantapur, una de las zonas más pobres del país, dando voz a las mujeres. De allí regresó nuestra fotógrafa más internacional (única representante española en la agencia Magnum) no sólo con 60.000 imágenes bajo el brazo, sino, especialmente, con un intenso bagaje emocional en su mochila. Pero no ha sido fácil para ella: «Puse muchas energías en este proyecto, fui muy ilusionada y motivada, con ganas de comerme la India, pero, cuando llegué, dije: ¡Tierra, trágame! Si lo sé, no vengo.

Fue durísimo. Es una tierra muy seca, no tiene la belleza del Rajastán. Es una ciudad fea de narices, con una luz horrible. Así es difícil crear dentro de la realidad, como a mí me gusta. Pero la gente es hermosa, sus miradas... Eso lo compensa todo».

Shirvani, en el día de su boda
Shirvani, en el día de su boda - MAYA BALANYÁ

Son muchas las historias tremendas detrás de cada una de las personas que ha conocido: una mujer con dos hijos con parálisis cerebral que cuidaba también de los demás en el hospital, una anciana afectada por la polio que cocinaba en el suelo, una niña que no podía ir a la escuela porque tenía que cuidar de su hermano enfermo... Muchas de ellas aparecen en las 80 fotografías seleccionadas para esta exposición, organizada por la Obra Social «la Caixa», con la colaboración de la Fundación Vicente Ferrer. Una niña con un traje de princesa llora desconsolada en la cama de un hospital, un grupo de mujeres con saris multicolores (¡con qué dignidad y elegancia portan las mujeres indias sus trajes!) se manifiestan con el puño en alto durante el Día de la Mujer (8 de marzo), una mujer de 50 años, que parece una anciana, se peina coqueta la cabellera; madres con sus hijos en brazos que parecen madonnas renacentistas... Y unas miradas que se clavan como puñales.

El proyecto de un soñador

Fue la propia Cristina García Rodero la que ha dado título a esta exposición: «Tierra de sueños». ¿Por qué? «Porque es el proyecto de un soñador [Vicente Ferrer], que han continuado otros soñadores. Si se quiere, los sueños se hacen realidad». La responsabiliad de este encargo le produjo mucho estrés: «No conseguía hacer una buena foto. Cuarenta y cinco días era muy poco tiempo, no me adapto a tiempos tan cortos. Yo tardo 20 años en hacer un libro. Me hubiera gustado haber vuelto de nuevo». Pero confiesa que estuvo muy bien acompañada en su viaje: tuve dos traductores, un chófer musulmán muy joven... Fueron durante esos días como mi familia. Les debo tanto... Quise que en el catálogo aparecieran sus nombres». Para Cristina García Rodero, «la India es color. Son muy valientes mezclando tantos colores en sus saris». Aunque, bajo esos colores vivos, chillones, se ocultan historias de un negro negrísimo.

Jordi Folgado, director general de la Fundación Vicente Ferrer, cree que «esta exposición ayuda a transmitir la razón de que existamos: tratar de erradicar la pobreza extrema en la India. Cada una de las fotos de Cristina explica los avances y progresos en la zona. Pero queda mucho aún por resolver». Folgado destaca de García Rodero «su dimensión humana, que supera incluso la profesional. Ha dejado un sello en la India. En uno de los hospitales preguntó un médico cuándo volverá Cristina. Eso es inaudito». Puede estar tranquilo ese médico, seguro que volverá pronto.

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