Un visitante observa una de las piezas de la exposición
Un visitante observa una de las piezas de la exposición - EFE

El CCCB explora la relación entre el deseo sexual y la arquitectura

La exposición ««1000m2 de deseo» explica las conexiones entre arquitectura y sexualidad a través de 250 piezas

BARCELONA Actualizado: Guardar
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¿Qué tienen en común la arquitectura y sexualidad? La respuesta se despliega en doscientas cincuenta piezas, entre dibujos y maquetas de arquitectura, instalaciones, audiovisuales y libros. Las utopías sexuales del siglo XVIII de Claude-Nicolas Ledoux, Restif de La Bretonne y Charles Fourier abren el recorrido de la exposición «1000m2 de deseo» en el CCCB con proyectos radicales como el templo del placer de Ledoux, y los espacios para orgías eróticas y gastronómicas de Fourier.

«Hemos conectado los proyectos de Ledoux y Fourier con los primeros movimientos hippies que presentaban las comunas como lugares idílicos para vivir –explica Rosa Ferré, cocomisaria de la muestra-. En estas comunas se debía compartir la paternidad para que todos los padres se ocuparan de todos los hijos que habitaran bajo el mismo techo».

Pero este estilo de vida liberal no funcionó al igual que tampoco tuvo éxito el famoso Walden de Bofill.

«El Walden fue un proyecto muy ambicioso desde su nombre que remite a un ensayo publicado en 1854 sobre la vida idílica en la naturaleza pero que no funcionó –constata Ferré-. Estaba pensado para nuevos formatos de familia y no se llegaron a construir todos los espacios públicos que había soñado Bofill».

En este periplo por los sueños de muchos arquitectos y artistas nos encontramos con la recreación de un habitáculo con forma de pecho de mujer dedicado al deseo que firma Nicolas Schöffer. Su viuda explica con todo detalle las esculturas, las fotografías y los juegos de luces y sonidos que componen esta fantasía que tampoco llegó a realizarse.

La influencia del Playboy

Imágenes de la película «Las amistades peligrosas» abren la segunda parte del recorrido, dedicado a los refugios libertinos desde el siglo XVIII hasta nuestros días, que va desde las «petites maisons» de la aristocracia francesa hasta los apartamentos de soltero propuestos por la revista Playboy en el siglo XX.

«La revista Playboy fue clave en la difusión de la arquitectura moderna de Frank Lloyd Wright y Mies van der Rohe en un momento que las revistas eran muy convencionales –comenta Beatriz Colomina, comisaria de la sección dedicada a Playboy-. La revista hizo aceptable que los hombres se interesaran por la arquitectura y el diseño».

Las sexografías también tienen su hueco. «Desde siempre las ciudades han escondido espacios públicos codificados, nacidos por la necesidad de mantener encuentros sexuales prohibidos –recuerda Rosa Ferré-. En esta apartado descubrimos mapas de las ciudades en las que se señalan estos espacios».

La otra comisaria, Adelaïde de Caters, recomienda hacer un recorrido a gusto de cada visitante pero sin olvidar que «ya en el siglo XVIII genios como Ledoux, que fue un gran arquitecto y urbanista neoclásico, fantaseaban sobre la relación entre arquitectura y sexualidad».

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