poster Vídeo
El actro y director Tommy Lee Jones - AP

Tommy Lee Jones: «Quiero el control total sobre mis películas»

El actor estrena el próximo viernes «Deuda de honor», su segundo largometraje como director, protagonizado por la oscarizada Hillary Swank

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La oficina de prensa de Tommy Lee Jones (Texas, 1946) se encuentra en su estado natal. Dos horas antes de la entrevista pactada con el ganador de un Oscar por «El fugitivo», una de sus asistentes llama a España para asegurarse de que «Mr. Jones» charlará con el periodista a la hora pactada, teniendo en cuenta la diferencia horaria entre la Península Ibérica y la franja central de Estados Unidos. A la hora convenida, noche cerrada en Madrid, una recepcionista recibe ceremoniosa la llamada de este diario, y la desvía hacia un teléfono móvil. La voz del director de «Deuda de honor» saluda atronadora desde el otro lado de la línea: «¡Diga!».

El saludo rebota en las paredes de una estancia grande, quizá una enorme sala de estar, aunque el imaginario que guardamos en la retina sobre Tommy Lee Jones podría transportarnos hasta un pasillo del Congreso en Washington, o incluso hasta un hangar de la Segunda Guerra Mundial.

Tras investigar en qué ocasiones había charlado antes con ABC –en Cannes, o en San Sebastián con motivo de su Premio Donostia–, comienza una conversación tortuosa. Y no solo por las interferencias que constantemente invaden la línea telefónica –«perdón», «no le he entendido», «¿puede repetir?–», sino por la propia naturaleza del entrevistado.

—¿Qué encontró en el libro de Glendon Swarthout que le hizo querer contar esta historia?

—En el libro se reflejaba la situación de la mujer en el siglo XIX. Para preparar la película he hecho un estudio sobre su día a día. También se describen los movimientos migratorios hacia el oeste americano de los ciudadanos estadounidenses de origen europeo. Y eso no se había visto en el cine.

—Busca entonces la originalidad a la hora de dirigir películas...

—¡Claro! La falta de originalidad es una constante en los guionistas de Estados Unidos. La originalidad no es fácil de encontrar. Y esto pasa desde los orígenes del cine, no es nada nuevo. Todas las películas derivan de otras.

—Usted va mucho al cine, ¿no?

—Bueno, veo muchas películas. No tengo la oportunidad de ir mucho al cine, aunque me encanta. ¡Pero veo muchas películas! Ayer vi tres.

—¿Le puedo preguntar cuáles?

—No querría darle los nombres. Pero son películas que se estrenan este año. Lo que ocurre es que nos mandan muchos Blu-Rays a los miembros de la Academia de Holywood. Supongo que con la idea de que les votemos para los Oscar. Así que cada año, por estas fechas, tengo muchas películas que ver.

—Volviendo a «Deuda de honor». ¿Cuándo supo que Hillary Swank era ideal para el papel de Mary Bee, la protagonista?

—Lo supe cinco segundos después de reunirme con ella. Es una actriz estupenda, muy concienzuda. Enseguida deseé que aceptara el trabajo. Ser puntual, saberse el papel, estar siempre preparado... son cualidades que admiro en los actores.

—Como ya hizo en «Los tres entierros de Melquíades Estrada» (2005), vuelve a dirigirse a sí mismo. ¿No es eso un reto doble?

—No. Cuando actúas, diriges, escribes y produces una misma película... Tres de esos cuatro oficios se vuelven mucho más sencillos.

—¿De qué parte del proceso de hacer cine disfruta más?

—Disfruto del proceso por completo, no tengo una parte favorita. Aunque algunos directores digan que el rodaje es una pesadilla, a mí realmente me encanta. Me encantan las cámaras, para mí es algo muy divertido.

—El paisaje en su película, que se niega a calificar como «western», es apabullante. ¿Qué indicaciones le dio a su director de fotografía?

—Realmente, ninguna. [Suena un tamborileo de dedos sobre la mesa durante unos diez segundos de silencio] Lo que hice fue enseñarle algunos libros, algunas imágenes de fotógrafos que me interesan, porque esa era la calidad que buscaba para mi historia. De ahí debíamos partir. Y Rodrigo Prieto entendió rápidamente que yo iba a encargarme de componer todos los planos de la película. Su trabajo era iluminarlos y organizar al equipo. ¡He tenido mucha suerte al trabajar con Rodrigo!

—¿Piensa en el público mientras rueda?

—Siempre se hace, de una manera u otra. Las películas se hacen para el público, ¿no?

—¿Y podría decir que ha hecho concesiones para atraer a ese público?

—¡Por supuesto! No conozco a nadie que no lo haga. Quizá algún adolescente que haya rodado una película con su móvil. A lo mejor él no ha hecho concesiones. Todos los que trabajan a mi nivel tienen que hacerlas.

—¿Le ha sido difícil reunir el dinero para su película?

—Siempre es difícil, ¿por qué lo pregunta?

—Porque no es usted un director muy prolífico. ¿Ha sido por dinero o es que no ha tenido más historias que contar?

—Las dos cosas. Es muy difícil encontrar algo que me interese rodar. ¡Tengo muchísimas ofertas para dirigir películas! Pero quiero tener el control total. Especialmente sobre la historia. Y eso lleva tiempo.

—Así que ha dicho «no» muchas veces...

—Sí.

—¿Incluso a amigos?

—Sí, claro.

Tras un largo pitido, la comunicación telefónica se corta. Al volver a marcar el número de la oficina de Tommy Lee Jones, aparece directamente la voz del actor... que se disculpa por la interrupción de la entrevista. La conversación vuelve a abordar la temática de la película.

—La protagonista de «Deuda de honor» es una mujer a la que se acusa de masculina, y que tiene que trasladar a otras tres mujeres hasta un sanatorio mental...

—Creo que la película habla por sí sola. Habla de la «cosificación» de la mujer en la América del siglo XIX. Hoy podemos aprender de esa situación en todos los campos. No hay que interpretar la película, habla por sí sola.

—Como ha dicho, también usted firma el guión. ¿Se encuentra ahí la verdad de las películas, en el guión?

—No. Pero intento que sea una buena base para los actores. Cuando acabo un guión, intento que esté preparado para el rodaje. Si yo soy el director, los actores no improvisan. El lenguaje es muy preciso. No escribo acciones para los actores ni instrucciones para el equipo de cámara, porque tanto la actuación como los movimientos de cámara están implícitos en mis guiones. No nos inventamos cosas sobre la marcha en los rodajes. Todo lo que hacemos está planeado concienzudamente.

—¿Le gusta ensayar con los actores?

—Sí. Quizá es porque aprendí a actuar en una compañía de teatro. Allí el ensayo era una forma de vida. Sé que hay otros directores que no lo hacen. No lo entiendo, pero cada uno tiene que tomar sus propias decisiones.

—Meryl Streep aparece en la parte final de la cinta. ¿Cómo la describiría?

—Es una grandísima actriz.

—¿Es la mejor?

—No lo sé.

La conversación termina con una pregunta corta, a la que Tommy Lee Jones responde con un monosílabo.

—¿Quién es su director favorito?

—Yo.

Ver los comentarios