El Louvre se renueva con «porno soft»

La antigua residencia de los reyes de Francia se ve «forzado» a alquilar sus muros a la publicidad «porno chic» más selecta

Imagen del cartel en el museo Louvre JUAN PEDRO QUIÑONERO

JUAN PEDRO QUIÑONERO

El Museo del Louvre, antigua residencia de los reyes de Francia, el navío almirante del patrimonio museístico nacional, se ve «forzado» a alquilar sus muros a la publicidad «porno soft» más selecta, con el fin de conseguir fondos destinados a su modernización y renovación.

Otros museos, como el Orsay, y muchas de las grandes iglesias del patrimonio nacional, también recurren al mismo sistema: alquilar sus muros, convertidos en «vallas publicitarias» que se alquilan al precio fuerte a grandes compañías nacionales e internacionales.

La iglesia de Saint-Eustache, donde fue bautizado Luis XIV, alquila sus venerables muros a varias compañías de «sudaderas» californianas. Tratándose del Louvre, una joya histórica, y uno de los museos más célebres y visitados del mundo, las autoridades competentes terminaron decidiendo convertir los antiguos muros en vallas publicitarias, con varias condiciones: ofrecer tan selectos espacios a marcas nacionales; y, de manera muy preferente, a marcas que confirmen la imagen glamur de París.

Con la evolución de los tiempos, el glamur más selecto coquetea con el «porno chic» (Helmut Newton dixit), convertido en la más delicada «pornopub» . El último y más chic de los perfumes de Dior se llama «Miss Dior». Su publicidad oficial presenta a una señorita en paños muy menores, junto a un trasquilo del tal perfume. Esa publicidad ilumina la entrada de venerable entrada oficial a las galerías de antigüedades griegas y latinas. Así, las nubes de turistas interesados en las luminosas divinidades griegas, en el mármol más puro y alborosáceo, pueden apreciar el luminoso desnudo publicitario de Miss Dior, glosando los encantamientos de un perfume al alcance de todos los públicos, en frasquitos que se venden de 50 a 100 euros.

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