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Juan Manuel Serrano recoge el premio Mingote - JAIME GARCÍA

Juan Manuel Serrano: «Soy fotógrafo de prensa gracias a la cámara rudimentaria de mi abuelo»

Discurso íntegro del ganador del premio Mingote

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Hay un dibujo genial de Mingote, uno de tantísimos, que resume cuanto yo quiero expresar hoy aquí si la emoción y la necesidad de dar las gracias me dejan. Aparece un ingeniero construyendo un puente nuevo sobre un río justo al lado de otro puente muy antiguo. Y el constructor le comenta a su acompañante lo siguiente: «Es un puente del siglo VIII. Lo vamos a respetar para utilizarlo cuando se rompa éste que estamos haciendo».

Todos queremos dejar alguna huella en nuestro tiempo, pero las obras que se construyeron bien en el pasado serán siempre las que nos acabarán sacando de cualquier apuro. Yo ahora puedo hacer fotos con una cámara digital, pero soy fotógrafo de prensa gracias a la cámara rudimentaria de mi abuelo.

Por eso me gustaría empezar por dar las gracias, aunque suene extraño, a una foto. Intentaré explicarme.

En la redacción de ABC de Sevilla, justo enfrente de donde nos sentamos los fotógrafos y los compañeros de la sección de Diseño, hay una foto antigua de la Plaza de España.

La foto está hecha en 1929 y en ella aparecen posando todos los fotógrafos que entonces había en Sevilla. Cuatro. En el centro está mi abuelo y seguramente el autor de ella, el que está detrás de la cámara, sea mi padre.

Esa foto simboliza todo lo que yo veo cuando pongo mi ojo derecho en el visor de la cámara. Siempre están ellos porque, aunque desgraciadamente no les dio tiempo a enseñarme los trucos del oficio, sí dejaron en mis genes el ansia de contar una historia a través de una sola imagen.

Por ese visor, siempre veo de dónde vengo, veo la responsabilidad que me da llevar el apellido Serrano en esta casa de ABC, pues ambos están íntimamente ligados, y veo también, querida Catalina, a nuestro adorado Don Guillermo, al que tuve el honor y el placer de conocer y quien me honró con su amistad.

Yo veo ese cariño con el que crecí personal y profesionalmente cada vez que miro por esa lente por la que se me aparecen constantemente recuerdos de mis compañeros de la redacción eterna del ABC de Sevilla que se fueron antes de tiempo.

Por ahí veo también al equipo de diseño y fotografía con el que trabajo todos los días, Raúl, Ale, Charo, Juan, Antonio… Gracias.

Por último, también aparecen en los retratos que capto con mi ojo derecho antes de pulsar el botón a todos los directores con los que he trabajado y que me han aguantado. Álvaro Ybarra, tú eres el último cronológicamente, pero bien sabes que estás de los primeros emocionalmente.

El oficio de hacer fotografías, como cualquier otro, es mucho más que el desarrollo de una técnica. Es sobre todo un compromiso. Por eso yo procuro no olvidarme nunca de todo esto que acabo de recordar cuando emboco la mirilla de la cámara al tiempo que con el ojo izquierdo intento apresar los valores que me han traído hasta aquí.

Dentro de esos párpados conservo los principios de esfuerzo, dedicación, libertad, periodismo de calidad, humanismo cristiano y lealtad a la Corona, que son la hoja de ruta marcada para todos los que tenemos la suerte de trabajar en esta casa. Y en ese guiño está también todo el legado de mi estirpe.

Recibo el premio por una foto que le hice a Su Majestad el Rey Felipe VI el año pasado en el palquillo donde comienza la carrera oficial de la Semana Santa de Sevilla recibiendo una estampita de un nazareno de la hermandad de la Redención durante la visita que hizo a nuestra ciudad para ver cofradías.

Casualmente, la imagen se parece mucho a una que mi abuelo le hizo al bisabuelo de Su Majestad, el Rey Alfonso XIII, justo 85 años antes con un nazareno de la hermandad de La Carretería.

Yo no conocía la foto del primer Serrano, por lo que tomé la mía empujado por una especie de instinto que me lleva a la conclusión de Mingote.

Majestades, espero que dentro de 85 años nuestros herederos puedan repetir esta foto, porque eso será señal de que aunque todo haya cambiado, lo esencial, lo eterno y lo verdaderamente fundamental continuará.

Que las hermandades puedan seguir desempeñando la inmensa labor social que llevan adelante, muchas veces desconocida,  gracias la cual esta feroz crisis que hemos pasado ha sido un poco más llevadera para muchas familias  sevillanas, y que la monarquía siga siendo baluarte de estabilidad, libertad, respeto y símbolo de la unidad de este país nuestro que siempre tiende puentes al progreso y en cuyo retrato jamás habrá de faltar el brillo de la Corona.

Muchas gracias.

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