Souvenirs, tenderetes de comida rápida y colmados chinos pueblan la zona turística de Roma
Souvenirs, tenderetes de comida rápida y colmados chinos pueblan la zona turística de Roma - ABC

La gran belleza de Roma, amenazada

Los lugares emblemáticos de la Ciudad Eterna están ocupados por tiendas de chinos y tenderetes de comida rápida

Corresponsal en Roma Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El mundo de la cultura lanza un grito casi desesperado a la UNESCO: «El centro histórico de Roma, declarado patrimonio de la Humanidad, pierde su belleza y está siendo invadido por la barbarie». Este dramático llamamiento, un verdadero SOS, ha sido dirigido a la UNESCO en una carta firmada por importantes asociaciones culturales italianas, como Italia Nostra, y por cien intelectuales, entre ellos el escritor y profesor Alberto Asor Rosa, el célebre arqueólogo e historiador Salvatore Settis y el presidente del «Comité para la Belleza», Vittorio Emiliani, escritor especializado en temas culturales. Su denuncia es un clamor compartido por los romanos: «Estamos hartos de esta Roma afeada, herida, vulgarizada, sucia, violada, invadida y asediada. La Roma histórica parece precipitarse de verdad hacia una condición degradada sin esperanza», se afirma en la carta enviada a la UNESCO.

En declaraciones a ABC, Emiliani explica el porqué de este llamamiento, dirigido también a las instituciones italianas, clamando por una intervención inmediata: «Son ya muchos años en los que Roma se ve cada vez más degradada. Se habla mucho de la gran belleza de Roma, pero esta belleza está siendo sumergida por una marea de pacotilla, de locales decadentes e improvisados de ventas de souvenirs, de bares, lugares para comer por todas partes, pero muy malos. Todo es muy vulgar. Federico Fellini, que era un gran visionario, ya había previsto los efectos del turismo de masas en la capital en dos películas: ‘Roma’ (1972) y ‘Tres pasos en el delirio’ (1968)».

El turismo masivo ha ahuyentado a los comercios tradicionales
El turismo masivo ha ahuyentado a los comercios tradicionales - AFP

El mundo de la cultura y del espectáculo de Roma pone el acento en la proliferación de locales de comida rápida en lugares estratégicos de la Ciudad Eterna: «El asedio a Roma es ahora más fuerte y peligroso porque McDonald’s ha podido establecerse a pocos pasos de la Plaza Navona, en un gran edificio de la plaza Cinque Lune donde tienen sede también instituciones culturales pontificias. Establecimiento que atraerá multitudes, de día y de noche, a dos pasos del Senado, con los problemas, ya agudos, de seguridad. Lo mismo está por suceder en Borgo Pio, a pocas decenas de metros de la plaza de San Pedro. Se trata de un proceso de explotación comercial de la ciudad histórica, de degrado estético, de herida a la identidad antigua que está dañando también al turismo de calidad».

En el caso de Borgo Pio, a tiro de piedra de San Pedro, el coloso americano de comida rápida paga 30.000 euros mensuales por un local de 538 metros cuadrados que pertenece al Vaticano y lo gestiona el patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), dirigida por el cardenal Domenico Calcagno. Algunos purpurados se han opuesto, como el cardenal Sgreccia, que ha calificado la operación como una «vergüenza y aberrante porque no respeta las tradiciones arquitectónicas y urbanísticas». También se han producido protestas porque APSA ha alquilado otro local del Vaticano a Hard Rock Café, a dos pasos de San Pedro, en el numero 28 de vía de la Conciliazione, donde había un templo de cultura: La librería Elledici, editorial de Don Bosco. Es, por tanto, un lugar muy simbólico. En la vía en la que miles de fieles escuchan misa durante las celebraciones más multitudinarias, Hard Rock Café podrá añadir a su imperio de camisetas la colección vaticana.

Herida en el corazón

Son muchos los ejemplos de barbarie y ataque a la cultura de Roma que nos cita Vittorio Emiliani, entre ellos uno que considera «una herida en el corazón» por tratarse de un negocio vulgar en el museo barroco abierto que es la Plaza Navona: «En el palacio Doria Pamphili, justo al lado de la iglesia Santa Inés en Agonía de Borromini y delante de la fuente de los Cuatro Rios de Bernini, han echado, a causa de los caros alquileres, a uno de los más viejos anticuarios de Roma, Nardecchia (especializado en grabados y mapas antiguos) y en su lugar se ha abierto la típica tienda con basura turística, incluyendo la estatua de un falso guerrero romano en la puerta. Algo intolerable. Si ni siquiera se salva la Plaza Navona, estamos muertos».

Los alrededores de este céntrico lugar, uno de los más populares de Roma, han perdido ya su tradicional fisonomía: en dos torres medievales, Millina (S.XIII) y Tor Sanguigna (S.XI), se han instaurado dos pizzerias. Las librerías están desapareciendo, algunas emblemáticas. La Librería Española, en la Plaza Navona, ha cerrado recientemente, al igual que la Fanucci, junto a la misma plaza y frente al Senado. Cierran también los anticuarios en la famosa Via dei Coronari, caracterizada por sus tiendas de antigüedades, con Silvio Berlusconi entre sus clientes.

Hay un dato dramático que resume la situación en Roma, según nos explica Vittorio Emiliani: «En los últimos años, los bares y locales de comida rápida, con panini y todo tipo de comida basura, han aumentado desde 1.400 hasta 4.100; una locura, algo monstruoso. Se come fatal, con productos congelados y precocinados». Esos locales, minimarket, tiendas con horribles souvenirs y «baretti», como despectivamente los llama Emiliani, han aparecido como hongos en todas las calles que rodean monumentos simbólicos de Roma: Fontana de Trevi, Panteón o via Cavour, junto al Coliseo.

Otros barrios cambian también su fisonomía, como el Esquilino, muy deteriorado. Junto a Santa Maria Maggiore cierra un templo de la cultura gastronómica durante cuarenta años. El restaurante Agata e Romeo, donde comieron Bill Gates, Sofía Loren, los Clinton o Benigni, ha sido vendido a los chinos. «Ni el barrio ni la ciudad son ya como antes», ha dicho con amargura el propietario, Romeo Caraccio, con una estrella Michelin.

Los romanos confiaron en que la nueva alcaldesa, Virginia Raggi, del populista Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo pusiera freno al deterioro imparable de Roma. Pero a los cuatro meses de su toma de poder, la decepción es grande por su ineficacia y desgobierno.

Ver los comentarios