Francisco Ibáñez: «Si algo me hubiera gustado en este mundo es saber dibujar»

El historietista celebra el 60 aniversario de Mortadelo y Filemón con una aventura de alto voltaje internacional

Ibáñez, fotografiado junto a uno achacosos Mortadelo y Filemón ORIOL CAMPUZANO
David Morán

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Pasan los años, se amontonan los aniversarios y las conmemoraciones y ahí sigue Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936), con las posaderas firmemente soldadas al taburete y la risa desparramándose por el tablero. «El caso es que aún no me lo explico. ¿Qué tendré yo que sigue gustando a la gente?», se pregunta con sorna el decano de los maestros del humor. La respuesta, en este caso, es fácil. Ahí están, sin ir más lejos, unos achacosos Mortadelo y Filemón que, tan liantes y calamitosos como siempre, se han conjurado para intentar poner paz entre los presidentes de los Estados Juntitos y de Kolea d’Aliba, Mr. Trompf y Pxing Pxong.

Una misión abocada al fracaso con la que los más cerriles agentes de la T.I.A celebran sesenta años de vida mientras su creador sigue afilando el lápiz y esquivando cualquier intento de jubilación. «Ya estoy pensando en el 100 aniversario. ¡Tiene que ser la obra cumbre de Ibáñez» , avanza un autor que, sin perder nunca la sonrisa, se autorretrata en las primeras viñetas de «El 60 aniversario» sordo como una tapia, con dentadura postiza y la misma agudeza visual que Rompetechos. Un listado completo de dolencias que no ha dudado en trasvasar a sus más célebres criaturas. «No tengo más que mirarme al espejo. Todo lo que tienen los personajes lo tiene también el autor», bromea.

Lo que no flaquea, sin embargo, es su capacidad de su trabajo y su habilidad para recordar una y otra vez que lo más importante de este mundo es reírse. «Cuando tengo un nubarrón encima y me quedo atascado, cojo un álbum mío de los antiguos y me hago una autotransfusión de humor», confiesa. Y si eso no funciona, siempre queda echarle un vistazo de reojo a la realidad. «¿Que qué me hace reír? Coger un periódico y leerlo desde la primera plana», desvela. «A veces los políticos me hacen competencia desleal: hacen reír más que yo», añade guasón.

Con todo, el también creador de «13 rue del Percebe» y«Pepe Gotera y Otilio» insiste en que su acercamiento a la actualidad es puramente accesorio, siempre al servicio de ese bien superior que es la mandíbula desencajada y la carcajada terapéutica. «No hago crítica social ni política ni nada. Cuando salen personajes conocidos es porque le dan un aire de actualidad a la historia. Es como una lechuguita fresca que se encuentra el lector », explica. Así, los trasuntos de Trump y Kim Jong-Un que desfilan por «El 60 aniversario» no son más que recursos narrativos para que Mortadelo y Filemón sigan alimentando su repertorio de trompazos y dislates. «La actualidad sirve para los chisteros de los diarios, pero a mí me cuesta dos meses hacer un álbum, así que cuando lo acabo el tema puede ya estar ya olvidado», insiste.

Otra de las razones sería que, a sus 81 años, Ibáñez sigue siendo especialmente puntilloso con el contenido de sus historietas. «Si algo me hubiera gustado en este mundo es saber dibujar, pero para mí mí tiene más importancia el guión. Hay colegas con páginas que merecerían estar en el Museo del Prado, pero si el guión no tiene interés el lector pensará que para ver cosas bonitas ya está un museo», reflexiona. El guión es, de hecho, el único problema que vería a la continuidad de sus personajes. «No soy de los que digo que cuando muera la viuda conmigo a la hoguera. Estaría muy orgulloso si mis personajes me sobrevivieran. Quizá sería más complicado con el guión, pero dibujantes los hay muy buenos», sopesa.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación