La falta de presupuesto frena la expansión digital de Gaudí

La Cátedra Gaudí impulsa un ambicioso archivo en línea de 140.000 documentos pese a la falta de fondos

El director de la Cátedra de Gaudí Juan José Lahuerta, observa parte de los más de 100.000 documentos que forma parte del archivo EFE
David Morán

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El 20 de julio de 1936, poco después de que estallase la Guerra Civil, anarquistas de la FAI prendieron fuego a la cripta de la Sagrada Familia y redujeron a cenizas buena parte del legado documental de Antoni Gaudí . El arquitecto, fallecido diez años antes y enterrado bajo la que habría de ser su obra magna, se libró de ver su tumba profanada –peor suerte corrió el panteón familiar de Josep Maria Bocabella, uno de los principales impulsores del templo–, pero su taller sí que fue pasto de las llamas. Adiós, pues, a casi medio siglo de planos, bocetos y maquetas con los que el genio modernista revolucionó la arquitectura y se convirtió en uno de los más poderosos imanes turísticos.

Tampoco parece que a Gaudí le hubiese molestado especialmente semejante contratiempo –«no fue precisamente amigo de divulgar su obra», recordaba el arquitecto y divulgador Joan Bassegoda Nonell–, pero para el director de la Cátedra Gaudí, Juan José Lahuerta, sólo puede calificarse de «excepcional» que existan medio centenar de dibujos originales que sobrevivieron al incendio. Cincuenta documentos que reproducen diseños para viviendas del Park Güell y planos de edificios tan emblemáticos como la casa Batlló y La Pedrera y alrededor de los que se ha empezado a construir el Archivo Digital Gaudí, fondo único e hiperconectado que, a pesar de la falta de fondos, aspira a hacer accesible un catálogo de más de 140.000 documentos.

El proyecto, impulsado por la Cátedra Gaudí de la Universidad Politécnica de Barcelona, busca así poner en valor fotografías, maquetas, dibujos, planos y abundante bibliografía para promover el conocimiento de la obra de Gaudí y, al mismo tiempo, la arquitectura y el urbanismo de los siglos XIX y XX. De ahí que, además de un minucioso repaso a las cerámicas y elementos de hierro forjado que anidan en edificios como la Casa Vicens o la Torre Bellesguard y de recoger las fotografías originales de la exposición le dedicó el Gran Palais de París en 1910, el archivo acumule también material de otros arquitectos como August Font Carreras, Josep Domènech Estapà y Josep Domènech Mansana.

Diseño de Gaudí de 1877 para una fuente monumental ABC

El objetivo, explica Lahuerta, es redescubrir a Gaudí como «personaje central en la construcción de la ciudad de Barcelona y de la arquitectura del siglo XIX y XX» y, al mismo tiempo, aprender a disfrutar de su obra «lejos del objeto comercial». Es ahí donde cobra especial relevancia una serie de dibujos y proyectos que Gaudí realizó mientras estudiada en la Escuela de la Llotja y en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y con los que buscaba dar respuesta a los cambios arquitectónicos de la época. Destacan, por ejemplo, los diseños de una fuente monumental para plaza Cataluña, los remates del paraninfo de la Universidad de Barcelona o un proyecto de iluminación para la muralla del mar. «Su obra estaba en sintonía con lo que ocurría en su tiempo», destaca Lahuerta.

Un legado sin recursos

También estaban en sintonía con Gaudí todos aquellos colaboradores que, como Joan Matamala, Josep Maria Jujol o Francesc Berenguer, enriquecen el archivo con sus propios trabajos y que, como el propio Gaudí, necesitan de un empujón económico para ultimar su conquista digital. Es más: de momento sólo un 11% de los 140.000 documentos se han digitalizado y apenas el 18% se han conseguido inventariar. Unas cifras que, resultado directo de la falta de financiación del proyecto, condicionan el despegue del este archivo digital como punto de referencia para estudiosos.

Plano original de la fachada de la Casa Batlló ABC

De hecho, Lahuerta subraya que al poco de asumir la dirección de la Cátedra Gaudí en 2016 realizó un «plan de choque» para mapear el fondo y fijar un presupuesto aproximado de lo que costaría poner en marcha el proyecto. La conclusión fue que necesitarían, como mínimo, 50.000 euros, aunque apenas han conseguido 12.500 de la Secretaria de Universidades e Investigación, por lo que Lahuerta denuncia el «abandono inmerecido» de un fondo de una «riqueza y valor extraordinario» y reclama la necesidad de «encontrar recursos y compromisos públicos, empezando por la universidad, para que el fondo esté a disposición de todo el mundo».

Máxime cuando la precaria situación del archivo –en vías de mejorar gracias a posibles acuerdos con museos barceloneses– contrasta con la proyección de un Gaudí que «se ha convertido en un producto comercial que genera gran cantidad de dinero para la ciudad».

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