Ramón Vilalta, Carme Pigem y Rafael Aranda, junto a los emperadores de Japón
Ramón Vilalta, Carme Pigem y Rafael Aranda, junto a los emperadores de Japón - EFE
Premio Pritzker

Los españoles Aranda, Pigem y Vilalba reciben el Pritzker en Tokio

La solemne ceremonia, presidida por el emperador de Japón, Akihito, se celebró en el Palacio de Akasaka

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En una ceremonia presidida por el emperador de Japón, Akihito, el prestigioso premio Pritzker de arquitectura fue entregado en Tokio a los españoles Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta, quienes dirigen el estudio RCR en la localidad gerundense de Olot. Desde este pequeño pueblo catalán a la sombra de los Pirineos, capital de la comarca volcánica de La Garrocha, los tres han desarrollado una obra con fuerte acento local que ha conquistado al jurado de este globalizado galardón, considerado el Nobel de la arquitectura. Una profesión que, al recoger el premio, Carme Pigem definió como «el arte de materializar sueños a través de un viaje» para «hacer sentir cosas a la gente que vive en los espacios que creamos», según informa Efe.

Ante los 300 invitados congregados en el Palacio de Akasaka, entre los que destacaban cinco de los seis arquitectos japoneses galardonados con el Pritzker, Pigem no solo rindió homenaje a quienes ganaron antes este premio, sino también a la capital nipona. «Estar en este Palacio de Japón nos trae recuerdos de cuando vinimos en nuestros comienzos a este país por primera vez. Entonces sentimos aquí el gusto por lo exquisito y el respeto por la naturaleza, algo que nos ha acompañado en toda nuestra carrera», señaló la arquitecta.

Autora junto a sus compañeros de edificios emblemáticos como el restaurante Les Cols de Olot, el museo Soulages en Francia, la bodega Bell-Lloc de Palamós o la Biblioteca Sant Antoni-Joan Oliver de Barcelona, su obra combina lo global y lo local, es decir, es «glocal». Así lo reconoció el jurado del Pritzker al destacar que Aranda (1961), Pigem (1962) y Vilalta (1960) nos enseñan «de la forma más hermosa y poética» que en arquitectura es posible aspirar a ambos: «Nuestras raíces firmes en el lugar y nuestros brazos extendidos al resto del mundo».

Una obra modesta y audaz

Por primera vez desde su instauración en 1979, el premio ha recaído sobre un equipo de tres arquitectos, aunque en el pasado fue entregado a parejas como Herzog & De Meuron en 2001 y Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa en 2010. «Son seis manos y una sola voz», los describió el presidente del jurado, el arquitecto australiano Glenn Murcutt, quien catalogó su obra como «modesta y audaz al mismo tiempo».

Dotado con 100.000 dólares, es la segunda vez que el Pritzker reconoce a la arquitectura española, tras la concesión al navarro Rafael Moneo en 1996. Todo un mérito para este trío catalán que, tras graduarse por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallés, desoyeron los consejos que les daba todo el mundo y decidieron en 1988 montar su estudio en Olot, un pueblo con poco más de 30.000 habitantes.

Con una visión muy apegada a la naturaleza que mezcla lo material y lo espiritual, los responsables de la firma RCR Arquitects han logrado durante estas tres décadas traspasar fronteras y labrarse una fama internacional que se verá acrecentada con el Pritzker. A partir de ahora, los nombres de Aranda, Pigem y Vilalta figuran en este particular olimpo de la arquitectura contemporánea junto al de otros maestros como Oscar Niemeyer, Frank O. Gehry, Sir Norman Foster, Rem Koolhas, Zaha Hadid o Jean Nouvel.

Tras varios años de hegemonía asiática, en los que ganaron el chino Wang Shu en 2012 y los japoneses Toyo Ito y Shugeru Ban en 2013 y 2014, el Pritzker vuelve a Europa tras recaer en el alemán Frei Otto en 2015 y en el chileno Alejandro Aravena en 2016. Y lo hace por partida triple para encumbrar a estos tres arquitectos de Olot «glocales».

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