La RAE, entre el comunismo y el animalismo
Dentro y fuera de la Academia nacen debates en torno al diccionario
Lo decía hace unos días el dramaturgo Juan Mayorga , que acaba de entrar en la RAE : la Academia está más viva que nunca porque el lenguaje está en permanente conflicto. Las definiciones saltan del diccionario a la palestra de las redes sociales donde, entre alaridos y retuis, a veces asoman argumentos que hacen vibrar la lengua contra el paladar de los académicos.
La última polémica del diccionario –¿se imaginan hace unos años discusiones lingüísticas a gran escala?– tiene que ver con la definición del « comunismo ». «Movimiento y sistemas políticos, desarrollados desde el siglo XIX, basados en la lucha de clases y en la supresión de la propiedad privada de los medios de producción», reza el diccionario desde no se sabe cuándo. ¿El motivo de la discordia? Que por ahí no asoma la palabra « totalitario », algo que sí ocurre con « fascismo » y « nacionalsocialismo », una diferencia que algún ojo avispado (y con aguijón) decidió publicar en Twitter .
Durante todo el pasado domingo, la red social se convirtió en un campo de batalla dialéctico (y de memes) donde se ponía en cuestión el término bajo el «hashtag» #RAEComunismoEsTotalitario . A pesar del ruido generado, que se cifró en un «trending topic» vespertino, desde la institución afirman que nadie registró durante el día ninguna petición formal para revisar ese punto del diccionario, algo que puede hacerse a golpe de clic.
Un pleno memorable
Lo que sí ha llegado a los plenos de la Academia, en concreto al del jueves pasado, es el animalismo. Lo llevó bajo el brazo Soledad Puértolas , que llegó con una propuesta mucho más sutil: ¿por qué en las entradas de « maltrato » y « tortura » solo se habla de «alguien» (personas)? ¿Es que acaso los animales no experimentan esos males? Si ya en el XVIII, poco después de nacer la RAE, Samaniego (emulando a Esopo ) nos contaba las penas de la cigarra y el egoísmo de la hormiga. El sufrimiento no es exclusivamente humano. Bien lo saben los perros de Pérez-Reverte y Wes Anderson ...
Uno de los asistentes confesó a este periódico que aquello se convirtió en un toma y daca memorable, repleto de anécdotas. El académico Álvaro Pombo recordó cómo las mulas de su pueblo sufrían sobrecargas y vejaciones: «¡Eran tan tercas!». Entre argumentos y risas, el pleno acordó la revisión de las definiciones, que tendrán que someterse al largo camino que abre la puerta al diccionario. Y por ahí, la tortuga y la liebre van al mismo ritmo.
Lo decía Juan Mayorga : la RAE está más viva que nunca. Y las últimas noticias no hacen más que corroborarlo.
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