Jesús García Calero

Copia privada, compensación pública

El decreto anulado por el Tribunal Supremo fue el mayor error del Ministerio de Cultura

Jesús García Calero
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Financiar desde los presupuestos el canon compensatorio a los creadores por el derecho de copiar privadamente sus obras ha sido el mayor error del Ministerio de Cultura del Gobierno de Rajoy. La justicia lo tumba en una sentencia esperada por todo el sector y anunciada ya por la consulta al Tribunal europeo. Porque nada justificaba la medida adoptada en los primeros meses de 2012.

Ni se justificaba por la impopularidad de haber tenido que aprobar la Ley Sinde (que Zapatero no se atrevió a ratificar) para sacar a España de la lista 301 de países que no respetan la propiedad intelectual, ni por los recortes previstos en las cuentas públicas en aquel momento. El resultado fue herir de muerte el modelo de financiación de la cultura

cuando venía lo peor de la crisis y la subida del IVA se alejaba del estándar europeo. De casi 100 a 5 millones pasó el monto ingresado por copia privada. Se ponía a cargo de los presupuestos, pero se limitaba de manera incomprensible.

Antes del decreto ahora declarado nulo y sin fundamento legal, el canon lo pagaban las empresas fabricantes de dispositivos, que indebidamente -es cierto- lo repercutían al consumidor, pero era una cuestión que el gobierno no tenía necesidad de regular, ni siquiera por compleja diferenciación de quién usaba cada aparato para la copia privada.

Si había cierta indiscriminación en aquel modelo abolido, porque no se podía identificar al usuario que iba a hacer la copia, se cambió por otro modelo cuya naturaleza era la indiscriminación total de los presupuestos, el pago universal. No se escucharon los argumentos del sector, se siguió adelante de manera irresponsable, como los hechos han demostrado.

Ahora hay que partir de cero. Los valores de negociación necesarios para el nuevo gobierno sin duda servirán para recomponer algunos puentes con el sector cultural. Allí, nos cuentan, encontrarán disposición al diálogo. Si el Ministerio actúa con inteligencia, tiene la oportunidad de restañar grandes heridas y ayudar a la valoración social del creador.

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