Cervantes no abandonó a su mujer, Catalina de Salazar

La pareja vivió alejada durante varios periodos pero no llegó a separarse, según defiende Javier Díaz González, profesor de Historia del Derecho de la Universidad de Alcalá de Henares

Alcalá de Henares Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Miguel de Cervantes no abandonó a su esposa, Catalina de Salazar, a pesar de que la pareja viviera separada durante varios periodos durante su matrimonio, defiende el profesor de Historia del Derecho de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) Javier Díaz González.

Este experto considera que la separación entre el autor del Quijote y su esposa fue, como en tantas otras ocasiones en la época, circunstancial, indicado la UAH en un comunicado en el que recoge algunos datos sobre la investigación realizada por Díaz. «Un espíritu inquieto como el de Cervantes no pudo aguantar por mucho tiempo en un pueblo como Esquivias, donde la pareja se casó y comenzó a convivir, sobre todo cuando la hacienda era escasa», sostiene el profesor de la UAH.

Según Díaz, Cervantes recibió una dote «pequeña», consistente en «cinco majuelos de olivos y vid, un huerto, muebles y hasta gallinas». «Lo que está establecido a nivel documental es que la ceremonia de velaciones se produjo casi trece meses después que la de desposorio, y que las respectivas dotes aportadas al matrimonio -cien ducados por parte de Cervantes- tardaron en hacerse efectivas», argumenta este experto.

Un dato que aporta el profesor de la UAH es que, tras la boda, Cervantes concede a Catalina un poder para poder administrar sus bienes en su nombre. «Pero eso no implica que ellos se separaran, ni formalmente ni de facto», argumenta Díaz. «Estaba muy generalizada la concesión de poderes a las mujeres dentro del matrimonio, porque los maridos se marchaban en busca de trabajo y dejaban sus bienes en manos de sus mujeres», añade.

No hubo separación sentimental

En el caso de la pareja, Díaz defiende que no hubo separación sentimental. «Catalina en 1604 vive con Cervantes en Valladolid, tal y como demuestra la detención que sufrió toda la familia a raíz de la muerte de Gaspar de Ezpeleta en la puerta de su casa, y también viaja con Cervantes y su familia a Madrid, donde el matrimonio reside hasta la muerte del autor», argumenta.

Catalina murió en el año 1626 y fue enterrada en el mismo lugar que su marido, el Convento de Trinitarias en Madrid. En su testamento, deja dicho que Cervantes sea el heredero de sus muebles, tras agregar: «Esto sin que se le pida cuenta al dicho mi marido por el mucho amor y buena compañía que ambos hemos tenido».

Ver los comentarios