El arte de los asesinos, la belleza inspirada por el mal, a debate

La Fundación Montemadrid explorará en la Casa de las Alhajas la relación que Gesualdo, Marlowe y Caravaggio mantuvieron con la belleza a pesar de sus crímenes

«Judith decapitando a Holofernes» (1599), de Caravaggio, el gran pintor barroco y experimentado asesino Galería Nacional de Arte Antiguo, en el Pallazo Barberini
Jesús García Calero

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Una proposición incómoda para los tiempos que vivimos, en los que obras completas se ponen en entredicho por la falta de ejemplaridad de los artistas : confrontar el mal con la belleza . Ese es el fundamento del curso «Tres asesinos: Caravaggio, Marlowe y Gesualdo» , que Xavier Güell (Barcelona, 1956) dirigirá en la Casa de las Alhajas de la Fundación Montemadrid, en colaboración con la Casa Encendida, entre enero y abril próximos. [ Consulta aquí el programa ]

Un tema políticamente incorrecto pero profundamente interesante y actual. Este director de orquesta y escritor Xavier Güell quería, según confiesa a ABC, abordar la figura de Carlo Gesualdo (Venosa, 1566 - Avellino, Campania, 1613), el compositor más moderno del Renacimiento, que fue conocido en su época, sin embargo, sólo por cometer «el crimen del siglo» .

Acuchillados y descuartizados

El conocido príncipe de Venosa serprendió en flagrante adulterio a su esposa, después de claras sospechas y de haber preparado el calculado crimen con tres esbirros. Fue tal la saña con la que asesinó a su esposa, María de Ávalos, y al amante de esta, el duque de Andría , a cuchilladas y disparos a bocajarro, antes de descuartizarles, que a duras penas pudo librarse de la justicia pese a ser nieto del Papa Pío IV y sobrino de Carlo Borromeo, arzobispo de Nápoles. Excusaron su crimen por ser «de honor» y le permitieron retirarse a su castillo inexpugnable de Gesualdo.

Carlo Gesualdo

¿Cómo pudo ser la misma persona, conocida por sus contemporáneos como el príncipe de las tinieblas , la que compusiera la música más avanzada y trasgresora del Renacimiento, reivindicada en el siglo XX por Shönberg y Stravinski? Xavier Güell explica con vehemencia el desafío que representa Gesualdo , que llevó al límite el lenguaje musical en su tiempo, para comprender la complejidad del ser humano . «Parece que tengas que ser un santo para poder crear o hacer algo profesionalmente bueno -comenta al otro lado del teléfono-. Y son cosas distintas. En estos momentos de revolución tan puritana olvidamos que el hombre es complicado de definir, en él conviven lo mejor y lo peor . Aparte de eso, puede tener un gran espíritu creativo y desde el bien o desde el mal, crear cosas formidables, que reflejan en toda su complejidad al ser humano».

¿Hemos pasado de tener en un pedestal a los artistas, incluso a los «malditos», a no perdonarles una falta de ejemplaridad? «El artista convive con el fango, es interlocutor máximo de la vida en toda su crudeza y es el que mejor refleja lo mejor y lo peor. Lo turbio y lo excelso sirven para explicar el mundo. Ambos existen de manera poderosa en cada alma humana», remacha.

Gesualdo llegó a culpar de todas sus desgracias al doble crimen cometido - se flagelaba duramente, entre la penitencia y el sadomasoquismo, en compañía de jóvenes -. Xavier Güell ha querido añadirle dos compañeros asesinos y artistas igualmente importantes como son, para el arte, Caravaggio (Milán, 1571 - Porto Ércole, 1610, aunque nunca se encontró su cadáver), y para el teatro Christopher Marlowe (Canterbury, bautizado el 26 de febrero de 1564 - Deptford, 1593).

Caravaggio

«Quien dijo que Caravaggio era el enviado del diablo para destruir la pintura del mundo fue Nicolas Poussin», comenta Güell, «y lo cierto es que en su tiempo le conocían como el Anticristo del arte . Pero me interesa mucho porque no dibujaba, ni tuvo taller, ni discípulos y sin embargo es de los que más ha influido en nuestra cultura . Sin él no se explican La Tour, Ribera, Vermeer, Rembrandt, o Delacroix o Manet... Y para mí está directamente relacionado con la estética del cine».

¿A cuántos asesinó Caravaggio? «No se sabe a ciencia cierta, aunque toda la vida estuvo perseguido por la justicia». Era muy pendenciero. El crimen de Ranuccio Tomassoni, a quien seccionó la arteria femoral cuando trataba de castrarle por celos, le puso en fuga. Acabó, según se dice, muriendo de unas fiebres con 39 años, pero su cadáver no fue hallado nunca.

«Me interesa el cuadro brutal de “La muerte de la Virgen”, donde usa un cadáver de una prostituta rescatado del Tíber en proceso de descomposición como modelo -recuerda Güell-. Esos cuerpos retorcidos, los escorzos, o pinturas como el San Juan que es un jovenzuelo de mirada lasciva, me permiten ponerlo en relación con los otros artistas que trasgredieron la moral de su época».

Christopher Marlowe

¿Y Marlowe? «Sus obras marcan el inicio del teatro moderno inglés -responde Güell-. Pero es espía al servicio de Thomas Walsingham. Fue juzgado y encarcelado por participar en un duelo en el que murió William Bradley, pero luego excarcelado. Era pendenciero, irascible, homosexual y ateo, pero también poseía una gran formación, doctor en humanidades, con dominio del latín y del griego. Tal vez su muerte fue una forma de hacerle desaparecer cuando le acusaban de topo al servicio de fuerzas católicas. Murió en una taberna, a manos de un amigo, de una puñalada en el ojo. O desapareció tras simular su muerte y su protector le encontró un hombre de paja, el actor Shakespeare, para que firmara sus obras desde entonces».

Redes inquisitoriales

Durante siglos, los artistas malditos resultaban atractivos. Hoy la mera denuncia de acosos promueve la anatemización de sus obras . En el mundo de las redes sociales las instituciones reaccionan al momento. Xavier Güell es claro: «Hay que perseguir con rigor el maltrato y el acoso, pero tienen que intervenir los jueces, no se pueden poner en tela de juicio todas las aportaciones de una persona sin mediar ese paso».

¿Hay un impulso inquisitorial hoy? «Un poco sí, queremos extirpar todos nuestros demonios simplificando . Aplicamos soluciones infantiles, obvias y que implican no entender al ser humano en su totalidad». Le parece «increíble que no haya voces disonantes, me parece una expresión timorata ante la explosión de las redes, donde se da por válida una actitud moral pero la gente es incapaz de expresar lo que la razón más simple te lleva a pensar».

Los abusos son intolerables

«Luchemos con toda la fuerza contra los abusos y la violencia de genero -insiste-, son intolerables , pero eso no da derecho para volverse histérico, ni para atacar a las manifestaciones artísticas que los seres humanos tienen y tendrán necesidad de explicar el conjunto de demonios y ángeles que conviven dentro de nosotros».

Hay una idea que gravita sobre este fenómeno, procedente de otros hechos del pasado, cuando una sociedad reacciona de manera furibunda contra una «mancha», ¿no está tratando de limpiar su conciencia o la posibilidad de que sea una mancha en parte compartida? «Los demonios viven en cada uno de nosotros, no hay nadie que se salve , de ahí el valor objetivo de la ley para regular la vida social. Tirar la piedra cuando no te corresponde es inadecuado», asevera Güell.

Como ven, el curso de la Casa Encendida habla del siglo XVI pero no puede ser más actual.

El Curso de la Fundación Montemadrid, dirigido por Xavier Güell, contará con la participación de Fernando Marías, Javier Sierra, Estrella de Diego, Marco Bizzarini, Nacho Ares, Mónica Maffia , Antonio Ballesteros, Eduardo Torrico, Luis Antonio de Villena y las formaciones de Música Ficta y Vandalia.

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