Más de un siglo después de su hundimiento, el Titanic sigue ofreciendo historias increñibles al mundo
Más de un siglo después de su hundimiento, el Titanic sigue ofreciendo historias increñibles al mundo - Archivo ABC

La historia oculta del violinista que murió tocando durante el hundimiento del Titanic

Jock Hume, el miembro más joven de la banda, tuvo un hijo negro con una mujer de Jamaica a pesar de que esperaba un bebé de su novia

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Son las últimas horas del 14 de abril de 1912. Una bella noche en el rincón más profundo del Atlántico. Sin embargo, sobre el océano hay más de 2.200 almas que no pueden disfrutar de la apacible velada a pesar de encontrarse a bordo del transatlántico más lujoso de la época, el RMS Titanic. La razón de que la fiesta esté aguada no es otra que el impacto del navío contra un iceberg. Un golpe que, en principio, no parecía grave pero que, como muchos han logrado saber, significa la sentencia de muerte para el «buque de los sueños». No hay nada que se pueda hacer. El caos cunde en cubierta, pues no hay botes salvavidas ni para la mitad del pasaje.

A pesar de que la situación es desesperada, entre los gritos y el llanto de los más pequeños se puede apreciar el sonido de una orquesta formada por ocho hombres que interpretan las últimas canciones de su vida para unos pasajeros que, como ellos, saben que no podrán salvarse. Uno de los músicos es John Law Hume, conocido por ser uno de los violinistas y por ser el más joven de la banda. Ante el destino que les espera, se despiden tocando « Más cerca de tí, señor» sabiendo que, sin duda, pronto estarán junto a Él.

La triste historia que precede a estas líneas se corresponde con los últimos momentos de los miembros de la orquesta del Titanic, cuyo recuerdo ha quedado atesorado en las páginas de la historia como sinónimo de heroicidad. Sin embargo, poco se ha sabido de ellos más allá de sus andanzas en el trasatlántico que logró estremecer al mundo con su hundimiento. Al menos hasta ahora, pues una nueva investigación realizada por el nieto de Hume ha desvelado que su abuelo, que falleció a los 21 años y esperaba un bebé de su novia, tuvo un hijo secreto con una mujer negra que conoció en Jamaica y con la que mantuvo una aventura antes de subirse al buque.

Una mentira encubierta

Esta historia ha sido desvelada por el escritor Christopher Ward, el nieto de Hume y, por tanto, el hijo del bebé que la novia del músico (Mary Costin) llevaba en su vientre cuando (días después del hundimiento) se enteró de su muerte gracias a un listado de la «White Star Line» -la naviera propietaria del Titanic-. Diez días después de que el buque fuera engullido por el océano, el cuerpo de Jock fue, como el de tantos otros, recuperado y transportado a Halifax (Canadá) para darle sepultura. Sus restos helados aparecieron junto a los del director de la orquesta, Wallace Hartley, y a los del violonchelista John Clarke.

Según afirma el propio Ward en un reportaje escrito para el « Daily Mail», nunca había sabido mucho de la vida de su abuelo hasta que, casi por casualidad, contactó con un coleccionista de objetos del Titanic. Este poseía algunas documentos oficiales en los que se hacía una relación de aquellas personas que se habían beneficiado de una pensión tras la muerte de uno de sus familiares en la tragedia del «buque de lo sueños». Tras revisar las páginas, el escritor encontró el nombre de su madre junto al de otra mujer, Ethel McDonald. Ambas, receptoras de una cantidad considerable por la muerte del mismo hombre, John Law Hume.

Hume, durante su juventud
Hume, durante su juventud

Tras analizar el documento, descubrió que le ingresaban la pensión el día 1 de cada trimestre en el Banco Colonial de Kingston, en Jamaica. Acababa de dar con la primera pista. Unas cuantas preguntas en varios registros y el conocimiento de parte de la historia de su abuelo le hicieron atacar cabos. El violinista había viajado en la Navidad de 1910 a dicho país, donde había tocado durante tres meses en un hotel antes de aceptar el trabajo en el Titanic. Por ello, era muy probable que hubiera tenido una aventura con Ethel. Finalmente, no tardó en hallar la información que le faltaba gracias a la ayuda de Donald Lindo, un genealogista de la zona: la mujer era la camarera del restaurante del edificio.

Además, Lindo le obsequió con un documento de gran valor, la partida de nacimiento de un niño el dos de noviembre de 1911 llamado Keith Neville McDonald. Animado por todos aquellos datos, Ward se decidió a viajar al antiguo Constant Spring Hotel, el recinto en el que su abuelo había conocido a Ethel y que, con el paso de los años, se había convertido en un colegio. Llegó allí sin saber qué buscaba realmente, pero el destino le terminó ayudando de nuevo cuando, tras hablar con varias de las jóvenes del recinto, una de ellas le informó de que se llamaba Gabi Hume y que su abuelo había sido uno de los músicos del Titanic. Sin pretenderlo, había hallado a un familiar. Un bonito reencuentro tras una triste infidelidad.

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