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¿Tiene alguna ventaja creer en el horóscopo?

Aunque se basan en generalidades, generan expectativas que aumentan la posibilidad de que las predicciones ocurran

Madrid Actualizado: Guardar
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A principio de año, el horóscopo chino despierta gran curiosidad. Siendo sinceros, ¿quién no le ha echado nunca una miradita aunque sea de reojo? Y quién no se ha visto bastante bien reflejado en lo que dice. En psicología esta concordancia se conoce como efecto Forer.

En 1948, el psicólogo Bertram R. Forer pasó a sus estudiantes un test de personalidad. Unos días después les dio la evaluación de su personalidad, teóricamente basa en los resultados del test. Pidió a cada estudiante que puntuara en una escala de 0 (muy poco) a 5 (totalmente) cuánto creían se adecuaban los resultados del test a su personalidad.

El test que les pasó debía captar muy bien los rasgos de personalidad, porque en promedio los estudiantes puntuaron su descripción, en promedio, con un 4,2.

Es decir, que la descripción "casaba" muy bien con su forma de ser. Claro que con los psicólogos siempre hay que estar en guardia, porque tienen la costumbre, o deberían tenerla, de ponerlo casi todo a prueba.

Y en este caso fue así. En realidad, todos los estudiantes había recibido la misma descripción. Algo que supieron solo después de haber puntuado la bondad del test. Y esa descripción no era otra cosa que la mezcla de distintos horóscopos tomados del periódico.

Descripciones imprecisas

La descripción que todos recibieron decía generalidades como estas: "Tienes necesidad de que otras personas te aprecien y admiren, y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad, generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad sin usar que no has aprovechado. Tiendes a ser disciplinado y controlado por el exterior pero preocupado e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas..."

¿Quién no se siente identificado con estas generalidades? Pues en esto se basan prácticas tan populares como la astrología, la adivinación o incluso la grafología. De hecho, como explicaba Carmen Almendros, de la Facultad de Psicología de la UAM, en 2012 en la revista del Colegio de Psicólogos de Madrid, "a la gente le gusta recibir información sobre sí misma, especialmente si contiene descripciones favorables. Incluso personas inicialmente escépticas llegan a otorgar credibilidad a descripciones agradables sobre sí mismas que supuestamente han sido elaboradas por astrólogos. Además, prefieren informes generales acerca de su personalidad que otros mucho más particulares, pareciendo más inclinadas a aceptar explicaciones complejas e intrincadas de su conducta que otras basadas en motivos humanos relativamente ordinarios".

La profecía autocumplida

Y dado que tenemos esta tendencia a creer en generalidades como las que figuran cada día en el horóscopo, ¿nos sirve de algo? Tal vez sí. Si leemos algo así, como mínimo nos sube la autoestima y la autoconfianza: "Eres valiente y eso te da cierto magnetismo que te hace encantador. Aunque a veces pecas de imprudente. 2017 va a ser un año de cambios y como siempre buscarás liderar todos tus grupos cercanos. El núcleo familiar, donde también puede haber novedades, el de la amistad y el grupo laboral. Los cambios pueden ser imprevistos pero satisfactorios. Si todavía no tienes pareja es muy probable que la encuentres. Vas a tener momentos este año en los que salgas a la calle y demuestres a tus pretendientes que eres el candidato ideal".

Da igual que el fragmento anterior estçe escrito para los "Tigres". Es tan general que cualquiera podría identificarse, motivarse e ilusionarse con ello. Y aquí entra en juego otro efecto psicológico: la profecía autocumplida o autorrealizada, que consiste en que aceptamos el significado de la predicción que nos crea unas expectativas y nos comportaremos en consonancia con ellas.

Acuñado por el sociólogo Robert Merton, la profecía autocumplida hace referencia al hecho de que las creencias respecto de algo, aunque no sean reales, determinan nuestro comportamiento y lo guían. Así, las expectativas de que ocurrirá lo que nos marca el horóscopo, aumentan las posibilidades de que efectivamente ocurra. Y aquí entra en juego otro curioso efecto, denominado en este caso Galatea, que consiste en que las expectativas que tengamos sobre nosotros mismos (da igual que las haya impulsado el horóscopo) tiene mayor probabilidad de realizarse.

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