Chinche de cama
Chinche de cama - Louis Sorkin

Tu sangre hace más fuerte a la chinche de cama

La secuencia del genoma de este insecto revela que alimentarse de sangre le vuelve más resistente a los insecticidas

MADRID Actualizado: Guardar
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Dos equipos independientes han logrado secuenciar el genoma de la chinche de cama (Cimex lectularius), uno de los compañeros más antiguos y menos queridos por la humanidad. Las investigaciones, que aparecen publicadas esta semana en Nature Communications, pueden ayudar a combatir este parásito aficionado a la sangre humana que se ha propagado por todo el mundo. Una de las conclusiones más curiosas de los investigadores es que es la ingesta de sangre transforma a este insecto como si se tratara de una pócima milagrosa, hasta el punto de que cambia su genética para volverlo más resistente a los insecticidas.

La chinche de cama lleva conviviendo con el ser humano desde hace miles de años. Prefiere las zonas templadas, pero en las últimas décadas, el aumento de hogares con calefacción y los viajes internacionales han acelerado las infestaciones globales de este insecto en las zonas urbanas, donde las chinches tienen acceso constante a sus banquetes de sangre y oportunidades para migrar a nuevos huéspedes.

En efecto, la chinche ha resurgido en los últimos 20 años, un problema que se asocia en gran medida a la evolución de la resistencia de estos insectos a los pesticidas conocidos, muchos de los cuales no son adecuados para su uso interior.

El equipo liderado por investigadores del Museo Americano de Historia Natural y el Weill Cornell de Medicina extrajo el ADN y el ARN de machos y hembras de chinche durante sus cinco estados inmaduros, así como en los adultos, antes y después de comer sangre, con el fin de pintar un cuadro completo de su genoma. De esta forma, los investigadores observaron que el número de genes era bastante constante durante todo el ciclo de vida, pero se producían cambios notables en la expresión génica después de la primera comida de sangre.

Precisamente, algunos genes expresados solo después de que la chinche se diera su atracón sanguinolento están vinculados a la resistencia a los insecticidas, incluidos los mecanismos que dan lugar a una mejor desintoxicación. Esto sugiere que las chiches son probablemente más vulnerables durante la primera etapa de ninfa, lo que puede ser un buen objetivo para futuros insecticidas.

Parásitos de Nueva York

Los datos de ADN del estudio fueron recogidos en más de 1.400 puntos por toda la ciudad de Nueva York, incluyendo todas las estaciones de metro. Los investigadores encontraron diferencias en la composición genética de las chinches que residen en diferentes partes de la ciudad. Los hallazgos sugieren que las zonas en estrecha proximidad entre sí tienen poblaciones de chinches que se relacionan, y que las chinches de una urbe pueden ser distintas de las de otra. Este tipo de información puede ser utilizada para mapear las vías de migración de las infestaciones en diferentes entornos urbanos.

En un artículo relacionado, un amplísimo plantel de investigadores dirigidos por la Universidad de Cincinnati en Ohio, también describe el «código de barras» de este parásito. El trabajo identifica 187 genes que codifican las enzimas digestivas de la sangre, y distintas proteínas salivales que permiten a las chinches alimentarse varias veces del mismo anfitrión sin infligir dolor. De igual forma, apunta los genes asociados con la resistencia a los insecticidas, que incluyen proteínas de la cutícula de los animales que pueden impedir la penetración del veneno, y enzimas que pueden desintoxicar los pesticidas.

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