Hay un ratón en casa desde hace 15.000 años

La presencia de roedores domésticos indica cuándo se produjeron los primeros asentamientos humanos en el Medio Oriente, mucho antes de la aparición de la agricultura

Madrid Actualizado: Guardar
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Hace unos 10.000 años, nuestros antepasados decidieron dejar de deambular de un lado para otro en busca de animales que cazar y frutos que recoger y, por fin, echar raíces. Sucedió gracias a la aparición de la agricultura, que proporcionó una fuente estable de alimento. Así surgió el ámbito de lo doméstico, nuestros primeros hogares de verdad. Sin embargo, un grupo internacional de investigadores cree que, en realidad, el sedentarismo comenzó mucho antes de lo que se creía. La evidencia está en un animal que nos ha acompañado desde entonces: los ratones.

Según explican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), varios miles de años antes de la agricultura, esos antiguos cazadores-recolectores construyeron las primeras viviendas permanentes en el Medio Oriente, alterando el equilibrio ecológico de tal manera que permitió que el ratón doméstico común comenzara a prosperar tanto como nosotros.

Al obtener un acceso estable a la vivienda humana y los alimentos, los roedores iniciaron el camino de lo que se conoce como «comensalismo», una fase temprana de la domesticación en la que una especie aprende cómo beneficiarse de la interacción humana.

Para llegar a esa conclusión, los investigadores examinaron los dientes molares de ratones fosilizados que datan desde hace 200.000 años y que fueron recogidos en un yacimiento de la antigua cultura natufiense en el valle del Jordán, en Israel. El análisis reveló que la movilidad humana influyó en las relaciones de competencia entre dos especies de ratones: el doméstico (Mus musculus domesticus) y el de campo de cola corta (M. Macedónico), que siguen viviendo en los asentamientos modernos de Israel.

Los hallazgos indican que los ratones domésticos comenzaron a incorporarse en las casas del valle del Jordán de los cazadores-recolectores natufienses hace unos 15.000 años, y que sus poblaciones aumentaron y cayeron según la frecuencia con que estas comunidades se trasladaban a nuevas ubicaciones.

Más que los campestres

Cuando los seres humanos se quedaban en los mismos lugares durante largos períodos de tiempo, los ratones domésticos superaban a sus primos campestres hasta el punto de empujar a la mayoría de ellos fuera del asentamiento. En períodos donde la sequía, la escasez de alimentos u otras condiciones forzaban a los cazadores-recolectores a trasladarse más a menudo, las poblaciones de ratones domésticos y de campo alcanzaban un equilibrio similar al encontrado entre los modernos pastores masai con pautas de movilidad similares.

En definitiva, el estudio confirma que los ratones domésticos ya estaban en las viviendas de los pueblos de cazadores-recolectores del este del mediterráneo más de 3.000 años antes del vestigio más antiguo conocido de la agricultura sedentaria. Según sus autores, esos primeros asentamientos de cazadores-recolectores transformaron las interacciones ecológicas y las redes alimentarias, permitiendo que los ratones domésticos se beneficiaran de los asentamientos humanos dejando fuera de competencia a los ratones salvajes y estableciéndose como la población dominante.

«Estos hallazgos sugieren que los cazadores-recolectores de la cultura natufiense, en lugar de los agricultores neolíticos más tarde, fueron los primeros en adoptar un modo de vida sedentario y sin querer iniciaron un nuevo tipo de interacción ecológica, una convivencia con una especie comensales como el ratón doméstico », resume Lior Weissbrod, de la Universidad de Haifa en Israel, codirector del estudio. Esa convivencia, para disgusto y asco de muchos, todavía continúa en nuestros sótanos y garajes.

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