Los primeros humanos llegaron más lejos de lo que se creía

Encuentran en Arabia Saudita el dedo fosilizado de un homo sapiens de hace 90.000 años, el más antiguo fuera de África y el Levante

Trabajos en el sitio de Al Yusta, en el norte de Arabia Saudita Klint Janulis
Judith de Jorge

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La historia de nuestro primer gran viaje como especie, la salida de África , resulta cada vez más intrincada a medida que los investigadores realizan nuevos descubrimientos al respecto. Y el último de ellos desplaza la casilla de llegada sorprendentemente más lejos de lo que se suponía. Un equipo del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana ha encontrado en el Desierto de Nefud, Arabia Saudita, el hueso de un dedo de un humano moderno que data de hace aproximadamente 90.000 años. El hallazgo, descrito en la revista «Nature Ecology and Evolution» , es el fósil de Homo sapiens más antiguo encontrado hasta ahora fuera de África y el Levante inmediatamente adyacente. Para los autores, indica que las primeras dispersiones en Eurasia fueron más atrevidas de lo que se pensaba.

Vista de las excavaciones Michael Petraglia

Los sapiens salieron del continente madre hará unos 177.000 años, mucho después de que lo hiciera el Homo erectus africano hace 1,7 millones de años. Cuándo y por dónde se desplazaron los diferentes grupos ha echo correr ríos de tinta. Para resolver el problema, los investigadores evolutivos buscan pistas que puedan ayudar a trazar líneas sobre el mapa y resolver el puzle. La última es, precisamente, la encontrada en el yacimiento de Al Wusta , un antiguo lago de agua dulce ubicado en lo que ahora es el hiperárido desierto de Nefud.

Entre numerosos fósiles de animales, incluidos los de hipopótamo, antílope o pelorovis (un bovino extinto), y abundantes herramientas de piedra, apareció en el sitio un hueso bien conservado y pequeño, de solo 3,2 cm de largo, que fue reconocido como el de un dedo humano.

Hueso de un dedo de Homo sapiens descubierto en Al Wusta Ian Cartwright

El hueso fue escaneado en tres dimensiones y su forma comparada con la de los dedos de sapiens, de otros humanos primitivos y de otras especies de primates. Los resultados mostraron de manera concluyente que pertenecía a nuestra propia especie, convirtiéndolo en el primer fósil humano antiguo encontrado en Arabia. Gracias a una técnica llamada datación por series de uranio, el equipo empleó un láser para hacer agujeros microscópicos en el fósil y medir la proporción entre diminutas trazas de elementos radiactivos. Esta técnica reveló su antigüedad: unos 88.000 años. Los restos de animales y los sedimentos hallados en el lugar confirmaron la datación.

«Este descubrimiento demuestra por primera vez de forma concluyente que los primeros miembros de nuestra especie colonizaron una región expansiva del sudoeste de Asia y no solo se restringieron al Levante», asegura el autor principal, Huw Groucutt, de la Universidad de Oxford y el Instituto Max Planck. Pero, ¿cómo llegaron hasta allí? «Algunas personas dirán que cruzaron el extremo sur del Mar Rojo (hacia Yemen), pero no hay evidencia de eso», apunta el investigador a ABC. Esa es la llamada «ruta del sur», muy popular entre algunos investigadores, pero nunca hubo un puente de tierra entre el Cuerno de África y Arabia, por lo que esos viajeros tempranos habrían tenido que usar barcos.

Ruta alternativa

Mapa que muestra las dos rutas de dispersión propuestas Nature

Los del Max Planck proponen en cambio una ruta terrestre alternativa por el norte , en la que no es necesario navegar, y que consideran primaria y exclusiva. «Probablemente, estos humanos subieron por el valle del río Nilo, se trasladaron a través de la península del Sinaí y entraron en Arabia, que entonces estaba llena de pastizales y abundantes fuentes de agua dulce », explica Michael Petraglia, profesor en el instituto alemán.

En efecto, los análisis ambientales revelaron que Al Wusta gozaba entonces de un ambiente húmedo y monzónico que no tiene nada que ver con los desiertos actuales. Nuestros ancestros, «como los animales, pudieron seguir una red de lagos y ríos que se formaron en la región cuando había más precipitaciones debido al cambio climático», añade Groucutt. Estos lagos estaban siempre presentes, no se secaban durante la estación seca, y podrían haber resultado un refugio hospitalario y un buen lugar donde vivir. «Bueno y malo -matiza el investigador-, la vida se habría centrado en los lagos, pero allí había peligros como los hipopótamos... y muchos de los huesos de los animales tienen marcas de dientes de carnívoros, por lo que sabemos que también tenían muchos depredadores a su alrededor».

Antes de este descubrimiento, los investigadores creían que las primeras dispersiones de nuestros antepasados en Eurasia no tuvieron éxito y se limitaron a los bosques mediterráneos del Levante, a las puertas de África. Pero el nuevo hallazgo muestra una mayor expansión. «Este descubrimiento coloca firmemente a la Península Arábiga en el mapa como región clave para entender nuestros orígenes y expansión al resto del mundo», confirma Petraglia. La adaptación a ese nuevo entorno habría sido un primer paso en el camino de nuestra especie hacia el éxito global.

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