Samuel Ting
Samuel Ting - Fundación BBVA

El Nobel que no fue a la escuela busca el lado oscuro

El físico Samuel Ting explicó en Madrid en qué consiste el gran experimento AMS de la estación espacial para rastrear antimateria primordial y materia oscura

MADRID Actualizado: Guardar
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Samuel Ting, premio Nobel de Física en 1976 por el hallazgo de una nueva partícula subatómica -la partícula J- junto a su colega Burton Richter, tiene una extraordinaria historia personal. Nació en Michigan, EE.UU., en 1936, pero sus padres, de origen chino, decidieron volver a su país tras la invasión de Japón. Ting nunca fue escolarizado durante su infancia, pero con 20 años regresó a América para estudiar Física y Matemáticas en la Universidad de Michigan. Sin recursos y sin saber inglés, logró un doctorado en tiempo récord. Estos comienzos difíciles, en los que parecía tener todo en contra, dan idea de las capacidades de este hombre, poco dado a expresar sus opiniones fuera del área de la Ciencia -«no soy un experto en sociología o en política», dice con humildad-, pero que no dudó en leer su discurso de aceptación del Nobel en chino mandarín pese a algunas oposiciones.

Catedrático en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) desde 1969, Ting es ahora el responsable del mayor experimento científico de la Estación Espacial Internacional (ISS), el Espectrómetro Magnético Alpha ( AMS, por sus siglas en inglés), un módulo de unas siete toneladas instalado en el exterior de la plataforma. Su misión, como el físico ha explicado esta semana en Madrid, donde ha inaugurado el ciclo de cosmología y astrofísica de la Fundación BBVA, es detectar los misteriosos y muy energéticos rayos cósmicos, unas partículas que llegan a la Tierra sin que se conozca bien su origen y que pueden tener la respuesta a dos de las grandes cuestiones de la física actual: dónde está la antimateria perdida del Universo y qué es la materia oscura.

En cinco años, el experimento AMS, una colaboración entre 56 instituciones de 16 países -entre ellos España- y en la que trabajan 600 físicos, ha recolectado 80.000 millones de rayos cósmicos. Los resultados, según Ting, «muestran que son totalmente diferentes de las predicciones teóricas (...) No entendemos en absoluto lo que está ocurriendo en el espacio, necesitamos una teoría completamente nueva para explicarlo».

El modelo del Big Bang predice que debería haber en el Universo una cantidad equivalente de materia y de lo que los físicos llaman antimateria. Sin embargo, los astrónomos no han logrado encontrarla y resulta uno de los grandes misterios del Universo. Por eso, muchos físicos creen que la antimateria primordial simplemente no existe: «En las últimas décadas ha habido muchos experimentos en el CERN buscando [las pruebas de que la antimateria primordial no existe], pero nadie ha visto nada. Lo que nosotros queremos hacer es mirar con mucho cuidado si la antimateria existe o no», dice Ting.

La esperanza es que estos datos nos proporcionen información sobre la antimateria y también sobre la materia oscura, que es cinco veces más abundante que la materia ordinaria y cuya naturaleza es un misterio. Las pistas que hasta ahora nos han llevado hacia la materia oscura también podrían ser explicadas con procesos asociados a otros fenómenos astrofísicos, como púlsares, remanente de supernovas, o la propagación anómala de rayos cósmicos. Algo similar ocurre con la antimateria, así que todavía hace falta trabajo que hacer. Un trabajo que, reconoce Ting, llevará años.

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