Los macabros libros con tapas de piel humana

La práctica de encuadernar tomos con epidermis de personas fallecidas no era tan inusual como se pudiera pensar. Estos son algunos ejemplos de lo que se conoce como bibliopegia antropodérmica

El libro de Arsène Houssaye encuadernado en piel humana Houghton Library Blog

Pedro Gargantilla

La Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial responde a dos de las preocupaciones que tuvo Felipe II a lo largo de su vida, una el coleccionismo de libros, otra los ideales humanistas. Gracias a su perseverancia y espíritu bibliófilo el monarca consiguió atesorar una de las bibliotecas más completas del mundo . Entre los libros procedentes de la librería real destacan dos códices en pergamino del “Libro de la Montería” de Alfonso XI, uno de ellos exquisitamente iluminado.

El vocablo “pergamino” procede de “Pérgamo”, una de las primeras ciudades que utilizó este soporte de escritura. Poco a poco desplazó al papiro porque aportaba algunas ventajas, como el hecho de que se podía escribir por las dos caras y que no absorbía la tinta, permitiendo conservar los colores originales. Habitualmente estaba confeccionado a partir de la piel de res o de otros animales –carnero, cabra o asno- tratada y raspada. Un tipo especial de pergamino era la vitela, que se confeccionaba con la piel de un ternero nonato, con este tipo de pergamino se realizaban los cantorales.

En el monasterio escurialense no podía faltar una colección de cantorales, acorde con su función religiosa. La adquisición de pergaminos –el primer eslabón de la cadena- no fue tarea fácil. En principio se buscaron pellejos en Flandes y Alemania, pero se rechazaron por el coste y el retraso que conllevaría su adquisición. En tierras hispanas se pensó inicialmente en Segovia, pero también se rechazó debido a que el ganado no era óptimo y los pergamineros pusieron demasiadas objeciones. Al final los expertos aconsejaron al monarca adquirir pergaminos de Valencia por cumplir con los estándares de calidad de la época. El encargo recayó finalmente en el mercader y pergaminero valenciano Damian Exarque.

Los cantorales del monasterio de El Escorial son una verdadera joya. Están escritos en letra gótica y, tanto el texto como las notas, están escritos en tinta negra, mientras que los pentagramas, títulos y algunas letras intercaladas están en tinta roja. La foliación aparece recogida en la esquina superior derecha en número romanos de color rojo.

«Cutis vera»

Pedro Gargantilla - M. Jara

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.

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