La hazaña de las sirenas japonesas que salvaron la vida a náufragos españoles

Un reloj recuerda esa epopeya al tiempo que simboliza la amistad centenaria entre Japón y España

Una ama, buceadora japonesa Wikipedia

Pedro Gargantilla

El campeón del mundo de apnea libre es William Trubridge , un neozelandés de 36 años, que ha logrado sumergirse a 122 metros de profundidad en Dean's Blue Hole, en las Bahamas. Trubridge tardó dos minutos y quince segundos en alcanzar esa profundidad.

Actualmente este tipo de buceo es una práctica deportiva extrema. Los deportistas se sumergen hasta lo más profundo con tan sólo una profunda inspiración. Hace siglos la situación en el imperio del sol naciente era muy diferente. En aquel momento eran las mujeres de las aldeas niponas –conocidas como Ama- las que se sumergían para practicar la pesca bajo el mar.

Estas mujeres lo hacían, obviamente, sin ningún tipo de aditamento que las ayudase a respirar. Tras muchos segundos de inmersión retornaban a la superficie con un botín de cubos de madera rebosantes de erizos de mar, langostas, algas marinas y pulpos.

Uno de los trofeos más codiciados era el abulón , un molusco de una sola concha, parecido al caracol, pero con la particularidad de que es capaz de producir perlas nacaradas, de textura rugosa y porosa.

El peligro de la narcosis

En el idioma japonés el vocablo “Ama” significa literalmente “mujer buceadora”, si bien hay zonas en las que se denominan con otra terminología, por ejemplo, se las llama “uminchu” en Okinawa o “kaito” en la península de Izu. Su enigmática presencia se remonta, al menos, al siglo VII.

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Estas mujeres se sumergían en las aguas, a menudo a temperaturas inferiores a los cero grados, hasta sesenta veces en una sesión de buceo, que se podía repetir tres veces al día. Se creía que por el mero hecho de ser mujeres eran más adecuadas para esta tarea, debido a que tenían una capa aislante extra de grasa en su cuerpo que les permitía contener la respiración durante más tiempo que los hombres.

Cuando el buceador desciende en apnea libre se produce una serie de cambios en su organismo: el diafragma se contrae involuntariamente, lo cual ayuda a bombear sangre al cerebro, la frecuencia cardiaca se enlentece, la saturación de la sangre desciende y la capacidad de los pulmones se reduce. Estos cambios muestran la cara menos amable de las profundidades marinas: la narcosis. Se trata de una situación reversible que pone en peligro la vida de la persona que practica el buceo en apnea y que todos los años se cobra varias vidas. Seguramente muchas Ama fallecieron a consecuencia de la narcosis.

La proeza

En 1608 el buque español San Francisco, que navegaba de Manila a Acapulco, naufragó en la costa del Japón. Lo hizo frente a las costas de Onjuku, a 75 kilómetros al SE de Tokio, tras ser fustigado por un tifón. De sus 374 tripulantes tan sólo 50 consiguieron sobrevivir, y lo hicieron gracias a la ayuda de las Ama. Los relatos de la época describen como las Ama se lanzaron a las aguas gélidas para salvar a los náufragos.

Cuando los supervivientes llegaron a España y narraron lo sucedido, el monarca Felipe III se conmovió tanto que envió a Sebastián Vizcaíno al frente de una misión para entregar unos presentes a Tokugawa –la máxima autoridad del país en aquella época- en señal de gratitud por la ayuda prestada. Entre los obsequios se encontraba un reloj, el que en estos momentos es el más antiguo de Japón. Ese reloj, junto con otro que se encuentra en el monasterio de El Escorial –el candil de Felipe II-, son las dos únicas piezas del mundo cien por cien originales, con sello de fabricación en el Madrid de siglo XVI.

En el reloj nipón, conocido como el reloj occidental de leyasu , hay una inscripción que reza: “Hans de Evalo me fecit en Madrid. A 1581”. Hans de Evalo (1530-1598) fue un artesano relojero de origen flamenco que estuvo al servicio de Felipe II.

En alguna ocasión, con motivo del día del tiempo , que se celebra en Japón cada 10 de junio, las campanadas del reloj occidental de leyasu se han retransmitido radiofónicamente a todo el país. Si Hans de Evalo levantara la cabeza…

M. Jara

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.

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