La estrategia para escapar del animal más veloz del mundo

Un estudio analiza la técnica de caza de guepardos y leones de la sabana africana y cómo sus presas son capaces de darles esquinazo. Correr a toda velocidad no es la solución

Un guepardo en plena carrera Fotolia
Judith de Jorge

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En el juego de la vida unos intentan comer y otros no ser comidos. Es una regla básica, en la que no siempre gana el que a primera vista parece más dotado. Si así fuera, en una carrera por la supervivencia, el poderoso guepardo, el animal más veloz del mundo (más de 29 metros por segundo, muy por encima de los caballos, los galgos o el propio Usain Bolt, récord mundial de los 100 y 200 metros lisos), siempre acabaría cenándose al impala. Pero, para su desgracia, a veces no lo consigue.

Un equipo de investigadores se ha interesado por las técnicas de caza de guepardos y leones, los atléticos reyes de la sabana africana que reúnen potencia y velocidad, y ha descubierto cómo sus presas, no tan dotadas, pueden darles esquinazo. La respuesta, publicada en la revista «Nature» y que este jueves emitirá la cadena británica BBC One, es un ejemplo de cómo para competir se pueden emplear distintas estrategias. En resumen: si tu enemigo es a todas luces más rápido que tú, de nada te sirve correr mucho, así que más vale que te emplees de otra manera.

Una cebra con el collar de seguimiento - A Wilson, RVC

El último momento, crucial

En una cacería, la presa define la velocidad y la ruta mientras que el depredador intenta adelantarse a esa estrategia. Es la escena terrible y emocionante que hemos visto tantas veces en los documentales. El carnívoro tiene interés en que la presa corra rápido, ya que sabe que él lo es aún más. Uno podría pensar que salir a toda pastilla es la reacción adecuada, pero lo cierto es que entonces el movimiento de la presa se vuelve predecible. No puede acelerar y solo puede hacer giros anchos y graduales, lo que se lo pone muy fácil al perseguidor.

Sin embargo, si la presa corre más despacio, tiene más opciones para girar y cambiar de dirección y, por lo tanto, es menos predecible. Los datos de los collares demostraron que cebras e impalas suelen emplearse a aproximadamente la mitad de su velocidad máxima durante las cacerías. Eso obliga al depredador a disminuir su velocidad para poder seguir los giros.

En definitiva, las carreras de baja velocidad favorecen la supervivencia de las presas , ya que les dan la oportunidad de maniobrar tanto como sea posible. Los depredadores deben ser más atléticos para lidiar con la trayectoria impredecible de su futura cena y atraparla. Una simulación realizada por los autores muestra que la mejor estrategia para la presa es girar en el último momento , realizando un movimiento que el depredador no puede seguir . A eso, entre los humanos, le llamamos tener cintura.

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