La nueva especie forma filamentos de varios centímetros de largo en los que viven otros organismos, como este crustáceo marcado con técnicas de fluorescencia
La nueva especie forma filamentos de varios centímetros de largo en los que viven otros organismos, como este crustáceo marcado con técnicas de fluorescencia - Roberto Danovaro

Descubren una nueva forma de vida aparecida tras la erupción del volcán de El Hierro, en Canarias

Han descubierto una nueva especie de bacteria, llamada «cabellos de Venus», formando «praderas» sobre el volcán Tagoro

MADRID Actualizado: Guardar
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El 10 de octubre de 2011 la tierra tembló en la isla de El Hierro, en Canarias. Un volcán submarino comenzó a escupir lava en el Mar de Las Calmas, a sur de la isla, y generó una enorme salida de gases que se pudieron ver incluso desde la superficie, en forma de mancha verde. La erupción afectó al fondo marino en una franja de unos nueve kilómetros cuadrados y permitió el nacimiento de un nuevo volcán, llamado Tagoro, que pasó de estar a 363 metros de profundidad a tan solo 89. Aparte del vertido de lava, la erupción tuvo un gran poder destructivo en los alrededores. La temperatura del agua subió, la turbidez aumentó, la concentración de oxígeno disuelto cayó y en la zona se acumularon importantes cantidades de gases tóxicos para la mayoría de los organismos, como el sulfuro de hidrógeno.

En octubre de 2014, más de dos años después de que acabara la erupción, un vehículo operado de forma remota (ROV) bajó al fondo para examinar las consecuencias de la erupción. Los investigadores encontraron unos filamentos que cubrían una amplia zona en el entorno del cono del volcán Tagoro. Los llamaron «cabellos de Venus», y después de analizarlos en profundidad, descubrieron una nueva especie de bacteria, llamada Thiolava veneris, y todo un ecosistema (una comunidad de seres vivos que viven en un entorno concreto) basado en esta bacteria. Estos descubrimientos se han publicado en la revista Nature Ecology and Evolution este lunes.

Mancha verde generada en la erupción del volcán, a la izquierda
Mancha verde generada en la erupción del volcán, a la izquierda - NOAA

Entre otras cosas, en los alrededores del volcán no hay bacterias similares a los «cabellos de Venus». Así que, ¿de dónde han surgido? ¿Cuánto pueden dispersarse las bacterias para colonizar un nuevo volcán? Estas y otras muchas preguntas aún no han sido contestadas, pero parece evidente que, después de una profunda destrucción del fondo del mar, la vida es capaz de abrirse camino rápidamente. Una vez que unos pioneros se instalan, en este caso una bacteria, el resto se beneficia.

Según Amils, «la colonización microbiana asociada a los volcanes submarinos es una cuestión todavía no bien entendida. Una opción es que todo (los microbios) esté en todas partes y lo único que se necesite es crear las condiciones para que se desarrollen los organismos mejor adaptados al nuevo sistema». De esta forma, podría ser que esta bacteria hubiera permanecido en estado latente en la zona hasta la erupción. Pero también podría ser que los microbios procedieran de otra zona y que hubieran llegado hasta la región.

Dado que existen estos interrogantes, los autores están convencidos de que esta investigación será de mucha ayuda para entender cómo coloniza la vida los volcanes submarinos después de sus erupciones. Esto es importante, puesto que la mayor parte de las erupciones ocurren bajo el mar.

Además, para Amils, lo más interesante de este trabajo es que describe una nueva especie: «Teniendo en cuenta que solo conocemos el 3% de la diversidad microbiana, y nos falta por descubrir el 97%, esta nueva especie entra dentro de este vasto mundo por descubrir».

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